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Sergio Alejandro Gómez

Periodista cubano dedicado al análisis de temas internacionales

Fotos: Ricardo López Hevia/Granma
El reclamo de varios centenares de cubanos concentrados frente a la Embajada de Ecuador en La Habana era muy sencillo: visa para viajar o la devolución del dinero invertido.
Si alguien buscaba en esta esquina de Miramar el inicio de la explosión social en Cuba, creo que debería sacarle pasaje a la idea lo más pronto posible.
Las preocupaciones de la gran mayoría de personas con las que pude conversar eran muy personales y lógicas, sin más connotaciones políticas que el propio hecho de ser cubanos y estar sujetos, por ese azar del destino, a nuestra compleja y contradictoria realidad nacional.
Su conflicto es sencillo pero la solución no tanto.
La decisión anunciada el pasado jueves por Ecuador de establecer un requisito de visado para los cubanos dejó en el limbo a quienes habían comprado pasaje o tenían reservaciones para viajar a la nación sudamericana en las fechas posteriores al 1 de diciembre, cuando entrará en vigor la medida.
Aunque se desconoce la cifra exacta, por el flujo cotidiano de viajeros y la cantidad de personas congregadas en los alrededores de la sede diplomática desde la propia noche del jueves, el número de implicados se podría contar en miles.
La aerolínea TAME vuela tres veces al día entre La Habana y Quito, con capacidades en torno a los 120 pasajeros. Aeroméxico, Avianca y Copa también ofrecen ese servicio aunque con escalas en terceros países.
Ese intenso flujo se debe a que Ecuador se ha convertido en uno de los polos fundamentales de una clase de comerciante viajero que aquí se llaman “mulas”.
El trámite de visado complica las cosas para quienes acostumbran a comprar productos en la dolarizada economía ecuatoriana para luego revenderlos en la nuestra, que padece un desabastecimiento crónico.
Sin embargo, las mulas más profesionales viajan en la mayoría de los casos con pasaporte español o de otras nacionalidades que continúan eximidos de la necesidad de visas. Por otra parte, sobran los destinos con pacotilla barata y visados laxos, incluso en nuestra propia región.
Los más afectados se concentran entonces en tres grupos fundamentales: quienes utilizan Ecuador como puerta de entrada para migrar por tierra a Estados Unidos, los que han hecho lazos comerciales con ese país de alguna manera y, quizás el más importante, los familiares de los más de 40 mil cubanos residentes en ese país.
En todos los casos hay dinero y esfuerzo de por medio, lo que sumado a la falta de información explica el malestar mostrado en las inmediaciones de la embajada ecuatoriana.
Josué Carmenate, uno de los reunidos allí, me contó que compró su boleto a la aerolínea Avianca el día 10 del presente mes por un valor de 1 200 CUC. Sin pensarlo dos veces, el viernes fue directo a la Embajada para buscar la forma de completar el trámite de visado antes del 3 de diciembre, cuanto tenía programado viajar.
Hasta ese momento, ningún medio cubano (al menos que yo conozca) había publicado íntegro los pasos anunciados desde Quito para solicitar las visas.
“Yo no quiero emigrar, qué culpa tengo yo de todo esto”, me dijo tras contarme la historia de cómo conoció a una ecuatoriana que ahora lo invita a visitar el país.
Su caso era uno de los más repetidos, pero no el único.
Alaín González, por ejemplo, solo estaba allí para saber si su visado T-3, que le da derecho a 90 días de turismo, era todavía válido. Evidentemente ya había viajado al país (aunque no me dijo el motivo) y regresado.
Según me dijo, su objetivo tampoco era sumarse al flujo de migratorio hacia el norte que hoy está retenido en Costa Rica.
Los funcionarios ecuatorianos, por su parte, hicieron lo posible para controlar la situación pero los ánimos estaban caldeados y las respuestas no fueron siempre bien recibidas.
Quito ha establecido un sistema de consulado virtual y la Cónsul en La Habana, Soraya Encalada, se comprometió a que su trabajo será ágil para tramitar todas las solicitudes, que tendrán un costo de solo 30 CUC.
Quizás un año atrás se podría hablar de las limitaciones de los cubanos para acceder al servicio online, pero la factura por dos o tres horas de conexión en Nauta es insignificante comparado con los miles de dólares invertidos para estos viajes.
Encalada aclaró que la Embajada no tenía potestad para influir sobre las aerolíneas, donde realmente se concentran el grueso de las demandas de los afectados.
La mayoría de las agencias de viaje que dan servicios hacia Ecuador estaban copadas este viernes. Y el problema más grave es que la devolución total del dinero que reclaman los cubanos no está incluida en las políticas de algunas aerolíneas, mientras otras hacen un importante descuento por la cancelación.
Asimismo, cada compañía tiene sus propias tarifas para cambiar la fecha del boleto y el trámite está sujeto a las capacidades del día escogido
Hasta ahora las aerolíneas han sido esquivas a dar información y algunas de ellas podrían haber colaborado indirectamente con el malestar frente a la sede diplomática.
La oficina de TAME en el Vedado estaba cerrada la tarde del viernes con el siguiente cartel colgado en la puerta: “Todos aquellos pasajeros que hayan comprado billetes de pasaje para iniciar su viaje después del 1ro de diciembre, para indagar con respecto al visado, favor dirigirse a la Embajada. Pedimos disculpas por las molestias que pudiéramos ocasionarles”.
Pero entre tantos intereses mezclados hay también un drama humano que no se puede obviar.
Delante de mí una señora de más de 60 años se tiró al piso y desde ahí, apenas sostenidas por otras dos señoras, gritaba entre llantos: “esto es criminal, quiero ver a mi hijo, quiero ver a Joel”.