Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

jueves, 31 de diciembre de 2015

La solidaridad es un componente esencial de la Revolución

Jóvenes cubanos y extranjeros participan en tareas de la agricultura en el Campamento Internacional Julio Antonio Mella, perteneciente al ICAP. Foto: Juvenal Balán
El Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), nació en medio de la efervescencia desatada al triunfo de nuestra Re­volución, cuando miles y miles de personas se acercaban al país queriendo conocer a sus dirigentes y al pueblo que vivía la nueva experiencia revolucionaria. Tal como expresara el Presidente Raúl Castro en su carta de felicitación, esta institución fue creada hace 55 años por nuestro Comandante en Jefe “con la premisa de que ser solidarios constituiría siem­pre un componente esencial de la Revolución”.

POR LA AMISTAD CON TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO
La Ley 901, aprobada el 30 de diciembre de 1960 por el Consejo de Ministros, reconoce en su Artículo 1 la creación del “Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos como organismo de carácter autónomo, con propia personalidad jurídica y plena capacidad legal que radicará en la Capital de la República para cumplir los fines que en esta Ley se expresan”.1
Y el Artículo 2 de la ley declara que los fines de la nueva institución son:
a) Estimular y facilitar la visita a Cuba de los representativos de los sectores populares y progresistas de todos los países del mundo que muestren interés en conocer directamente las transformaciones sociales y económicas y las realizaciones producidas por la Revolución Cubana en nuestro país.
b) Propender al fortalecimiento de la amistad con todos los pueblos del mundo, acorde con los postulados de la De­cla­ración de La Habana, con la preocupación sostenida del Go­bierno Revolucionario y con la labor de los numerosos comités de solidaridad y de justo trato para Cuba creados en países de América y de otros continentes.2
El 1ro. de enero de 1961, Fidel firmó la Resolución No. 1  me­diante la cual designa a Carlos Olivares Sánchez, Emilio Ara­gonés y Ramón Calcines, miembros de la Comisión Ase­sora de esta institución, y nombra a Giraldo Mazola Collazo como su director.
Por ello, el 30 de diciembre de 1960 es reconocido oficialmente como el día de la fundación del ICAP, aunque desde mediados de ese año la prensa de la época hace referencia a múltiples actividades organizadas o centradas por ese organismo. Ante esta aparente contradicción y para precisar otros detalles, solicitamos una entrevista a su primer director
—quien actualmente se desempeña como embajador de Cuba en la República de Na­mi­bia— y a Kenia Serrano Puig, su ac­tual presidenta.
El 1ro. de enero de 1961, Fidel firmó la Resolución No. 1 mediante la cual designa a Carlos Olivares Sánchez, Emilio Aragonés y Ramón Calcines, miembros de la Comisión Asesora del ICAP, y nombra a Giraldo Mazola Collazo como su director.


FIDEL TUVO LA IDEA DE CREAR EL ICAP
Giraldo Mazola, nos cuenta: “En agosto de 1959, fui al Fes­tival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de Viena y a mi regreso Emilio Aragonés, quien era el coordinador del Mo­vi­miento, me dice: ‘Mira, Olivares salió para Re­laciones Ex­te­rio­res entonces tú pasas a ser el Secretario de Relaciones Ex­teriores del 26 de Julio’. Yo le dije que yo no tenía ninguna experiencia con ese trabajo. Él me respondió: ‘Acabas de ir al Festival de Juventudes, eso es una ex­periencia’. Así empecé a finales de 1959 como Secretario de Relaciones Exteriores de la Dirección Nacional del 26 de Julio; estuve ahí como dos o tres meses, hasta que un día Emilio me llama y me dice que el Comandante en Jefe quiere que le hagamos un proyecto de ley para crear un organismo, que se llamaría Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y me trasladó las ideas de Fidel.
Elaboré el proyecto con la ayuda de Carneado, que era abogado. Cuando se lo di, Emilio Aragonés me entregó la llave del palacete de la calle 17 No. 301, entre H e I —sede del futuro ICAP—, y me dijo que me habían designado para esa tarea y que Fidel me vería en ese lugar para darme todas las indicaciones. También me dijo que debía ir buscando un grupo de jóvenes que me acompañara y que procurara que hablaran algún idioma. Comencé a buscar gente, entre ellos a Gustavo Ma­zorra a quien conocí cuando estuvimos presos”.
Pocos días después Fidel llegó a la sede y, con suma paciencia, le explicó a Mazola su concepción sobre cómo debía ser ese nue­vo organismo que surgía para satisfacer la creciente curiosidad que despertaba en dirigentes obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales de todo el mundo el hecho revolucionario cubano.
“He insistido muchas veces —dice Mazola—, que el ICAP no fue creado para promover solidaridad con Cuba. Fue para dar, no para recibir. Lo mismo que hemos hecho después en las misiones nuestras en África y con las brigadas de médicos y de educadores en diferentes partes del mundo”.
Muy pronto en el ICAP comenzamos a traer invitados para las efemérides más notables como el 1ro. de Enero, 1ro. de Mayo, 26 de Julio. Me dieron entonces como 200 autos Ca­dillac, Chrysler y las limousines de Batista y de Prío que no podían ser usadas en oficinas ni por dirigentes. Con ellas y unos ómnibus, teníamos que llevar por todo el país a los invitados”.
“El recuerdo más relevante que tengo de aquella etapa fundacional, fue la posibilidad de tener contactos frecuentes con Fidel, Raúl, el Che y muchos otros dirigentes y de haber participado en cientos de entrevistas de ellos con delegaciones extranjeras. Fidel iba al ICAP, o iba a donde estaban alojados algunos delegados, o pedía el programa de alguna delegación y se aparecía allí, se encontraba con los invitados, y ahí sobre la marcha me daba indicaciones. También Celia Sánchez venía a controlar cómo estaba haciendo el trabajo. Celia me daba consejos, sugerencias, pero con un estilo angelical que recuerdo con cariño. Ella era el lazo de cuero mojado, suave, que aprieta pero no duele”.

ABRAZANDO A GENTE NECESITADA DE SOLIDARIDAD
Por indicaciones de Fidel, el ICAP también atendió a los cubanos que regresaban a la Patria cargados de necesidades, así como un considerable número de heridos de guerra y huérfanos argelinos. Años después, formó parte de las instituciones que contribuyeron en la atención de familias latinoamericanas cuyos miembros habían sido asesinados por el Plan Cóndor o aún sufrían persecución y, durante más de 20 años, a los niños de Chernóbil. Esos hechos por sí solo bastan para entender que el ICAP, como aseverara Kenia Serrano “nació con alma profunda, y se forjó abrazando a gen­te necesitada de solidaridad y llena de firmes convicciones, practicando literalmente ese concepto de nuestro Co­man­dante de que ‘ser internacionalistas no es dar lo que nos sobra, sino compartir lo que tenemos’”.
En el Palacio de Convenciones, al valorar el trabajo desarrollado, Kenia Serrano afirmó: “En estos 55 años nos distinguimos por haber preservado modos de hacer solidaridad con el mundo que surgieron en las primeras décadas de la Re­vo­lución; en las actuales Asociaciones de Amistad que Cuba tiene con diferentes países y regiones perdura la dinámica que la Heroína Melba Hernández le imprimió al Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur, o que luego adoptó el histórico Comité Cubano Anti Apartheid, alrededor de los cuales se aglutinó el activismo de la sociedad cubana, las organizaciones y los ministerios, nuestros intelectuales, comunicadores, deportistas, combatientes, aportando representantes que pudiesen transmitir las iniciativas de su sector en defensa de tantas causas justas”.

SOLIDARIDAD DEL MUNDO HACIA CUBA
El ICAP nació para mostrar la realidad cubana y una de las vías más eficaces para ello ha sido la atención que le ha dado a las delegaciones y a los grupos de interés sociopolítico; así como a la organización de eventos internacionales y al movimiento de brigadas internacionales de trabajo voluntario que, desde la primera Brigada Venceremos procedente de los EE.UU., hasta hoy, ha traído a La Habana más de 100 000 brigadistas. Solo este año el ICAP ha atendido a miles de amigos de 86 naciones.
La solidaridad política hacia Cuba tiene larga data. Surgió espontáneamente incluso antes del triunfo. No olvidemos que en los primeros años, decenas de especialistas extranjeros vinieron a dar su aporte solidario trabajando como médicos, ingenieros, arquitectos, maestros y en otras especialidades. Al arreciar las agresiones de Estados Unidos contra Cuba, el sentimiento de solidaridad creció. Miles y miles de personas de todos los continentes —cuando la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos en abril de 1961—, manifestaron su disposición de venir a Cuba para luchar junto a su pueblo con las armas en la mano. Un alto número de los grupos y asociaciones más antiguos de solidaridad con Cuba tienen su fecha de fundación por aquellos días de Girón y de la Crisis de Octubre.
Kenia, en sus palabras por el aniversario 55, rememoraba que “cuando inició el periodo especial, cuando muchos presagiaban el fin de la Revolución y con ella el fin de la solidaridad, el movimiento se multiplicó, se diversificó y no escatimó en formas para acompañarnos a resistir frente a un mundo unipolar, un bloqueo que se arreció y los cambios políticos que acontecieron en el planeta. Campañas de ayuda material a Cuba, con lápices, libretas, petróleo, leche en polvo, sillas de ruedas, medicamentos, entre otros artículos y productos vitales llegaron aquí y fueron parte de la tabla salvadora. La conclusión que extraemos de esta etapa es que esa solidaridad material que ahora se ha dirigido a proyectos de colaboración ha sido una expresión clara de la solidaridad política que el mundo manifiesta con Cuba”.
Ese movimiento internacional de solidaridad con Cuba vinculado y centrado por el ICAP, creció y se consolidó en causas tan justas como la devolución del niño Elián y la lucha por la liberación de nuestros Cinco hermanos prisioneros del imperio. Ahora, con el regreso de los Cinco Héroes, triunfalmente se ha cerrado un ciclo de la solidaridad y se abre otro: la lucha definitiva por el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero; la denuncia a la subversión contra Cuba y la lucha por la devolución del territorio que ocupa la ilegal Base Naval en Guantánamo.

[1] Gaceta Oficial de la República de Cuba. Edición extraordinaria. La Habana, viernes 30 de diciembre de 1960. p. 2.

[2] Ibídem.

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