Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Una misión inesperada

Héctor Rodríguez Llompart (izquierda) fue recibido en Hanoi en 1960 por Ton Duc Thang (centro), vicepresidente de Vietnam, y Pham Van Dong (derecha), Primer Ministro. Foto: Cortesía del entrevistado
Una fría mañana de noviembre de 1960 en Beijing, el comandante Ernesto Che Guevara le dio una orden inesperada.
Héctor Rodríguez Llompart, reglano de na­cimiento, tenía entonces apenas 24 años. Sus estudios universitarios y activa participación como luchador en la clandestinidad lo catapultaron hasta Subsecretario del Mi­nisterio de Estado (hoy Minrex), en medio de la vorágine de la joven Revolución Cubana.
Para Llompart, como prefiere que lo llamen, fue una sorpresa que el Che le asignara la misión de establecer relaciones con un país que estaba en el imaginario de todos los revolucionarios del mundo: Vietnam.
Años antes un poderoso movimiento na­cionalista en la insurgencia, dirigido por Ho Chi Minh, desafió a los colonialistas franceses y logró la independencia del país. Para 1960 estaba a punto de estallar la guerra entre el norte y el sur; estos últimos ya contaban con asesores norteamericanos.
Había partido de Cuba unos días antes co­mo parte de una gira por varios países socialistas presidida por el Che.
Hacia Hanoi voló junto al Comandante del Ejército Rebelde Eddy Suñol, y Raúl Mal­­donado, quien después sería viceministro de Comercio Exterior.
Con motivo del aniversario 55 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Isla y Vietnam, Llompart accedió a conversar con Granma y compartir sus memorias de aquellos momentos fundacionales.
“En ese entonces conocía poco de Viet­nam. Había leído algunas páginas de Un paseo por la tierra de los anamitas de José Martí y llevaba conmigo una breve monografía, elaborada por el entonces Ministerio de Estado (hoy Minrex), que referenciaba la victoria vietnamita sobre el ejército colonialista francés”, recuerda.
El recibimiento en Hanoi, cuenta, fue al más alto nivel. A lo largo de su recorrido por las calles de la capital el pueblo los aclamaba. “Éramos los representantes de la triunfante Revolución que ellos también admiraban”.
Nos reconocimos mutuamente, explica. “Era el encuentro entre dos pueblos que estaban destinados a ayudarse en el futuro”.
“Fue muy emocionante para nosotros escuchar del General Vo Nguyen Giap todo lo relativo al desarrollo y la victoria en la batalla de Dien Bien Phu”, reconoce.
 La estrategia utilizada por el general Giap en este combate, fue calificada como una de las más sorprendentes operaciones de logística militar que se conozcan. La artillería, que acabó con las posiciones enemigas, fue trasladada pieza a pieza a través de la selva en bicicletas o simplemente arrastradas a mano. Se trata de la mayor derrota de los franceses y precedió una rápida retirada de sus colonias.
Héctor Rodríguez Llompart. Foto: Yander Zamora
El 2 de diciembre de 1960 se firmó el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Vietnam. Héctor Rodríguez Llom­part, en su carácter de Subsecretario del Mi­nis­terio de Estado, estampó su rúbrica en el documento.
También se suscribieron los Con­venios Co­mercial y de Pagos y el Acuerdo de Coope­ración Cultural y Científico técnica, que sen­­taron las bases legales para el desarrollo de los lazos entre ambos países.
No se imaginaba que en ese momento, del que hace dos días se cumplieron 55 años, estaba escribiendo una de muchas páginas de fraternidad y solidaridad entre dos pueblos que se ha convertido en ejemplo para todo el mundo.
SEGUNDA VISITA
Cuba fue el primer país en reconocer al Frente Nacional de Liberación (FNL) de Viet­­nam del Sur y el Comandante en jefe, Fidel Castro, el único jefe de Estado en visitar las zonas liberadas en esa región.
Corría el año 1973 y Vietnam vivía tiempos complicados. La intervención norteamericana amenazaba con eliminarlos de la faz de la tierra. Una guerra sangrienta se libraba allí, que a la postre forjó el carácter de los vietnamitas e hizo mella en el orgullo de los Estados Unidos.
“Regresé a Vietnam como parte de la delegación que acompañaba a Fidel en su periplo por el escenario de la guerra”, comenta.
“El terraplén por el que nos conducíamos hacia el sur estaba completamente destruido, a ambos lados se podían ver los cráteres dejados por los proyectiles que tiraban los aviones B-52 norteamericanos. Casi al mismo tiempo y como si salieran de la tierra, los vietnamitas corrían a tapar con piedras los agujeros que ocasionaban los bombardeos en la improvisada carretera”, relata.
En este territorio de la península indochina, Estados Unidos lanzó más bombas que en toda la Segunda Guerra Mundial.
“Ese año vi muchas cosas dolorosas, pero también aleccionadoras”. Los soldados del FNL, a pie y en bicicletas, cargaban en filas sacos de arroz y pertrechos para llevarlos ha­­cia los frentes de guerra, cuenta.
En uno de los recorridos, añade, Fidel man­­dó a parar la caravana para que los doctores cubanos atendieran a los niños  y jóvenes heridos por las granadas antipersonales que explotaban al pisarlas durante su trabajo en el campo. Incluso indicó al doctor Ariel Soler, integrante de su equipo médico, que se quedara en el lugar ayudando a los muchachos.
No en vano, entonces, los recuerdos de Llompart sobre ese viaje son una mezcla de admiración y dolor.  Desde entonces se convenció que esa guerra jamás podría ser ganada por los norteamericanos.
Ser testigo de esa dura realidad, no solo reafirmó su convicción de que la victoria y posterior unificación de Vietnam era segura, sino que hizo mayor su regocijo al ver el re­surgir de esta nación.
En los años posteriores, Héctor Rodríguez Llompart ha podido ver, con sus propios ojos, cómo el sueño de Ho Chi Minh de un país diez veces más hermoso se ha hecho realidad.
Vietnam, a lo largo del tiempo, ha expresado su eterno agradecimiento al pueblo cubano por sus incontables muestras de solidaridad y ha recibido lo mismo de vuelta.
Un hombre como Llompart, que puso su firma para que esos lazos comenzaran, 55 años después se siente más que satisfecho.

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