Por Arthur González.
El 27 de mayo 2016 el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de
Representantes de Estados Unidos, a propuesta de Ileana Ros-Lehtinen,
aprobó por unanimidad una enmienda para evitar la privatización de Radio
y Televisión Martí.
La republicana integrante de la mafia anticubana temía que se le
retiraran los fondos millonarios que anualmente asigna el Gobierno, para
algo que ni se escucha ni se ve en la Isla, pero mantiene vigente las
campañas subversivas contra la Revolución y convierte esas acciones en
un negocio jugoso para un grupo de personas.
Para justificar esa propuesta Ros-Lehtinen expresó:
“Desde que la Administración de Barack Obama anunció sus cambios
equivocados en la política de los Estados Unidos hacia Cuba, ha buscado
cómo ofrecer concesiones tras concesiones al régimen de Castro” “…La
Administración también ha buscado formas para socavar los esfuerzos del
Congreso para promover reformas democráticas en la Isla”.
Es público que, en las negociaciones con Washington, la parte cubana exige el cese de las acciones subversivas contra la Revolución y entre ellas las emisiones ilegales de Radio y Televisión Martí hacia la Isla; por eso en un intento para retirarle esas posibilidades al Presidente, la mafiosa anticubana lanzó su propuesta que fue respaldada unánimemente, lo que demuestra que aun las posiciones contra Cuba prevalecen en el Congreso estadounidense y la eliminación de la guerra económica será una larga batalla.
La citada enmienda, más otra referida al Consejo de Seguridad de la ONU,
fueron incluidas el proyecto de Ley S. 1635, de Autoridades del
Departamento de Estado para el año fiscal 2017.
Ros-Lehtinen dijo que el próximo mes de junio el Consejo de Derechos
Humanos cumplirá diez años tras haber sustituido a la Comisión de
Derechos Humanos, desmantelada por su fracaso, y argumentó que
“actualmente con ese órgano supuestamente reformado, en realidad se
encuentra en peor situación porque está lleno de los peores violadores
de derechos humanos en el mundo y ha sido continuamente utilizado como
una herramienta por dictadores y déspotas para protegerse de las
críticas y escrutinio sobre sus graves violaciones y abusos”.
Para la defensora de los terroristas anticubanos y actual presidenta del
subcomité de Medio Oriente y África del Norte del Congreso: “la única
medida sobre la cual los miembros del Consejo están de acuerdo es en
impulsar su agenda para deslegitimizar al Estado de Israel”, demostrando
su posición en favor del mayor violador de los derechos humanos del
mundo por el asesinato permanente de miles de ciudadanos palestinos.
La actual enmienda, propuesta también por ella, “urge a la
Administración a impulsar reformas necesarias y de sentido común”, que
incluyen remover a Israel como único país con agenda específica, o
prohibir la entrada al Consejo de países cuyos regímenes violan los
derechos humanos de su población”.
Con ese paso la congresista pone al lobby judío a favor de sus
posiciones anticubanas, lo que hará más difícil que muchos de sus
integrantes apoyen del levantamiento del bloqueo económico contra Cuba, y
otras medias que favorezca la normalización de relaciones entre La
Habana y Washington.
No en vano José Martí dijo:
Sobre serpientes, ¿Quién levanta pueblos?