Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

sábado, 17 de febrero de 2018

Deme Venezuela en que servirle. Ella tiene en cada cubano a un verdadero hijo.


Por: Roilán Rodríguez Barbán*
Al hablar sobre la tierra natal de El Libertador, José Martí expresó: “… A Venezuela, como a toda Nuestra América, la hemos de querer y de admirar sin límites, porque la sangre que dio por conquistar la libertad ha continuado dándola por conservarla…”
No es casual plantear que Venezuela es una de las naciones de Nuestra América por la cual los cubanos sentimos gran admiración y respeto. Los vínculos históricos que han existido entre los dos países nos permiten reafirmar la identidad y el destino común de los pueblos del Continente. En el caso de la tierra de Bolívar y la de Martí se produce incluso la circunstancia única de una relación que precedió la llegada de Colón y la conquista y colonización de América.
El Libertador Simón Bolívar, durante las luchas por la Independencia de Venezuela, promovió la organización de una expedición para liberar a Cuba del dominio colonial español y trabajó tesoneramente en ese sentido. Este empeño bolivariano fue apoyado con mucho entusiasmo por uno de los grandes hombres de aquellas luchas, Antonio José de Sucre, quien llegó a solicitar la jefatura del contingente expedicionario.
Es digno destacar que al menos tres cubanos combatieron en Junín y Ayacucho dentro de las huestes libertadoras bolivarianas.
Carlos Manuel de Céspedes, “El Padre de la Patria Cubana”, en su condición de Presidente de la Primera República en Armas durante nuestras luchas por la Independencia, nos legó este elocuente testimonio: “Venezuela, que abrió a la América Española el camino de la independencia y lo recorrió gloriosamente hasta cerrar su marcha en Ayacucho, es nuestra ilustre maestra de la libertad; el dechado de dignidad, de heroísmo y perseverancia que tenemos incesantemente a la vista los cubanos. Bolívar es aún el astro esplendoroso que refleja sus sobrenaturales resplandores en el horizonte de la libertad americana, como iluminándonos la áspera vía de la regeneración. No es, por tanto, sino muy natural que Venezuela considere como continuación de su épica lucha de independencia, la que ensangrienta los campos de Cuba, y que se despierten en la mente de sus esforzados hijos recuerdos grandiosos de heroísmo y en sus corazones sentimientos de exaltación generosa, evocados por el propio despotismo que sus padres derrocaron”.
José Martí, vivió en Venezuela entre enero y julio de 1881. Es conocida también la especial veneración que sintió nuestro Héroe Nacional por el más grande de los venezolanos, Simón Bolívar, sobre él expresó: “… ¡Oh, no! En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a los pies…!” “… ¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está todavía hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!”.
Los cubanos no podríamos olvidar jamás la especial contribución del pueblo venezolano a nuestra Revolución entre 1956 y 1958.
Venezuela fue el primer país visitado por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro en el mismo mes de enero de 1959, apenas tres semanas después del triunfo de la Revolución.
Con profunda indignación conocimos que el Secretario de Estado estadounidense, durante una gira por varios países de Nuestra América, declaró la plena vigencia de la Doctrina Monroe, un tenebroso instrumento del pasado triste y doloroso al que no regresaremos jamás. Llamó también a un golpe militar contra el Gobierno constitucional de Venezuela y abogó por endurecer las sanciones contra ese país. No es la primera vez que el poderoso imperio arremete contra la hermana nación bolivariana, a la cual ha catalogado con anterioridad como "una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior" de la superpotencia, y la más reciente advertencia del presidente Donald Trump de utilizar contra ella "una posible opción militar si es necesario".
Como se especifica en la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba es insólito e increíble que ahora se utilice como pretexto una supuesta "ruptura inconstitucional del orden democrático".
El imperio debiera meditar un poco más en las cosas que no debe:
- No se debe volver a insttrumentos intervencionistas del pasado como la Doctrina Monroe.
- No se debe excluir a Venezuela de la VII Cumbre de las Américas.
- No se debe practicar la injerencia en los asuntos internos de los pueblos.
- No se debe exigir a otros lo que el imperio viola a diario. No deben hablar de derechos los tiranos.
- No deben dar lecciones de moral los campeones del mal.
- No se deben violar los propósitos y principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas.
- No se debe hacer caso omiso a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Sí debieran aprender de una vez que Venezuela es hoy una inspiración, es un ejemplo para todos nuestros pueblos latinoamericanos y del Tercer Mundo. Cumplir con los sueños de Bolívar y Martí es un deber histórico de nuestras naciones.
Los sueños de una América unida, de la integración de nuestro continente, de la solidaridad y la definitiva independencia no serán ya una quimera inalcanzable. No podrán ser truncados jamás con despreciables, repugnantes y sucias campañas, utilizando como pretexto los embustes del imperio
Los emperadores taciturnos debieran aprender la lección de los pueblos. Venezuela no está sola.
Imbuidos del espíritu de aquel hombre que burló montes, y la cima de los Andes, de aquel que no vivió jamás en calma, del que solo se podría hablar con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a los pies, digamos junto a Martí:
“Quien tenga patria que la honre; y quien no tenga patria que la conquiste: estos son los únicos homenajes dignos de Bolívar”.
El abrazo de Bolívar y Martí. El abrazo de Chávez y Fidel, constituye el testimonio irrefutable de que las ideas revolucionarias vencerán. Deme Venezuela en que servirle. Ella tiene en cada cubano a un verdadero hijo.
* Máster en Cultura Económica y Política.

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