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Por: Raúl Capote Fernández
Hijo de combatientes revolucionarios, natural de Pinar del Río, profesor de inglés y promotor de las artes plásticas. Un joven cubano que ya peina canas. Por siempre joven.
Canas que crecieron apretadas por la distancia, por el sacrificio de renunciar a las personas más amadas, por Cuba, Educado, correcto, de buen trato, culto, cercano al diamante que fue Ignacio, el Mayor, a quien admira (admiramos), con esa mezcla de valor personal sin límites y finura.
Lo entregó todo con el placer de las almas grandes cuando luchan por los suyos,, por su tierra amada.
Por estos días de marzo del 2011, con voz firme, lo vimos en la televisión denunciando al Imperio, poniendo a la luz del día las patrañas de la CIA, era el III capítulo de Las Razones de Cuba que desclasificaba a un agente de los OSE, desde entonces es mi amigo, mi hermano.
Juntos hemos enfrentado todo, juntos los seis de Razones, lo tremendo de la denuncia, eso de dar la cara y alzarse con el rostro de muchos que jamás pueden salir a la luz, juntos ante el odio de los enemigos, ante el amor de la gente sencilla, ante el resquemor de los tapaditos, de los enmascarados.
Mentiras bien pagadas se llamó su capítulo, Frank Carlos Vázquez es su nombre, el agente Robin. Grande en su sencillo paso por la vida, sin pretensiones de gloria, sin privilegios, sin orgullo vano, sencillo como buen cubano de pueblo.
Felicidades hermano, nos esperan muchas nuevas batallas, y ahí estaremos
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