- 08 Junio 2015 12:44
- Escrito por Ana María Sabat González / Foto del autor
Pudiéramos decir que lo que más nos impresionó de la muchacha con la cual conversamos un buen rato fue su rostro infantil, los ojos entre pícaros e ingenuos, la estatura pequeña y la fragilidad de su cuerpo, pero no...
De la jovencita de 19 años, Brizaida Gutiérrez Lemus, nos llamó la atención su madurez, el carácter sobrio y la responsabilidad con que asume, desde hace más de un año el cargo de jefa de carro en el Comando Especial de Bomberos de Pinar del Río.
Hasta la Unidad, ubicada en la avenida Comandante Pinares fuimos, y en plena actividad entre sus compañeros de trabajo, todos hombres, la encontramos.
Nos confesó que el trabajo que escogió conlleva gran competencia y preparación, porque cuando está al frente del carro ella responde por la integridad física de los hombres que lleva bajo su mando.
Así habla mientras acepta que escogió esta profesión porque le gusta el riesgo, sobre todo por el empeño en salvar vidas y hacer el bien.
"El lema de los bomberos es Honor, disciplina y valor, y esto es lo que debe acompañar a alguien que quiera crecerse en el oficio. Lo primero es entregarse al trabajo y tener muy en alto el sentido del sacrificio, eso precisamente es ser bombero".
¿CÓMO LE ENTRA EL AGUA AL COCO?
Ningún familiar de Brizaida se dedicó al oficio, o sea, por esa parte obviamos la herencia, pero dice que cerca de su casa en Consolación del Sur radicaba la Unidad de Bomberos, y desde pequeña sintió curiosidad por lo que hacían esos hombres, motivo por el cual al terminar la secundaria con un promedio académico altísimo prefirió ingresar en la escuela nacional de bomberos Mártires de la calle Patria, en La Habana.
Cuenta que cuando fue a matricular, con equipaje y todo, tuvo que regresar, pues ese año solo iban a aceptar alumnos de la capital, pero días después, el teniente coronel Roberto Valdés le avisó que por su alto rendimiento académico en la secundaria básica aprobaron su ingreso de forma excepcional, la única de provincias.
Entonces, el día de su incorporación la adolescente asumió el compromiso de ser la mejor de su graduación, para no hacerlos quedar mal, y así lo cumplió. Al terminar los cuatro años de la carrera resultó el primer expediente del curso.
En la escuela le fue bien, solo la añoranza y la lejanía de los seres queridos la golpeaban, incluso, en alguna ocasión pensó en dejarlo todo, pues su mamá se enfermó pero después su salud mejoró y la joven pudo continuar los estudios.
Menciona a su papá, al padrastro y al hermano, que este año culminó el noveno grado y aspira a seguir los pasos de Brizaida.
"Fui una niña feliz, el amor de mi mamá por mí es grande, ella es enfermera, pero lo que tiene conmigo es mucho, siempre me protegió demasiado, imagínese cuando decidí ser bombera cómo se puso. Ahora le habla a todos de mí con orgullo".
MUJER Y BOMBERA
Buena en las asignaturas de letras, en especial en Español e Historia, Brizaida es muy habladora y tiene el don de la comunicación, tal vez por eso y por los resultados en su carrera sus profesores le ofrecieron la oportunidad de quedarse como docente en la escuela, pero la muchacha prefirió venir para Pinar del Río y dedicarse a la parte operativa, la de la acción y no en tareas de oficina, que es lo que comúnmente realizan las mujeres.
"Me gustaban las asignaturas prácticas, las que me enseñaban cómo ser una buena bombera, incluso, había una sobre combustión que por difícil nadie cogía el máximo de puntuación. Esos contenidos son importantes y útiles para aplicarlos".
Según Brizaida, la escuela militar ayudó a cultivar su carácter y forma de ser, hoy esto le permite asumir una nueva etapa de su vida como trabajadora.
"Como cubana, ser bombera es un reto, algo que no abunda en el género femenino, por eso disfruto y me siento orgullosa cuando salgo en el carro y todo el mundo mira que la que va en la parte delantera es una mujer, se fijan por eso, porque es algo diferente, y cuando me bajo se asombran al ver que soy delgada y sencilla".
Al mirarla sentimos curiosidad, a lo largo de la historia este oficio es uno de los más temidos, cubierto la mayoría de las veces por hombres preparados y valientes, entonces no nos queda otra alternativa que adjudicarle el calificativo de corajuda.
Una mujer bonita, femenina en sus poses, en la forma de vestir, que exhibe como cualquier joven de su tiempo las uñas con manicure y el pelo arreglado, pero que ya desde la primera juventud es capaz de asumir tareas difíciles y arriesgadas.
El futuro lo centra en la superación, quiere seguir preparándose, por eso aspira a ingresar en la Universidad para hacerse profesional, y llegar a ser algún día jefa de un Comando.
Como toda joven nos dice que es divertida y carismática, y que el amor tocó a su puerta, por tanto vive las ilusiones propias de la edad, eso sin dejar atrás las obligaciones como ama de casa, pues vive con sus dos abuelos, y las de hija, hermana, ah... y las de bombera.
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