La Habana, 13 abr (PL) El sabotaje a El Encanto, la otrora tienda por
departamentos más grande de Cuba, hace hoy 55 años, supone recordar un
episodio enmarcado en la política hostil impulsada contra la isla desde
hace más de medio siglo.
El incendio de este centro comercial habanero producto de un sabotaje,
debe entenderse en el contexto de la hostilidad permanente contra la
Revolución cubana triunfante en 1959 por parte del gobierno de Estados
Unidos, que incluyó acciones de índole terrorista bajo el influjo de la
Agencia Central de Inteligencia(CIA).
Situada en la céntrica
calle Galiano, entre San Rafael y San Miguel, con siete pisos, 65
departamentos de venta, casi mil empleados y una bien ganada fama y
clientela, El Encanto constituyó blanco de mucho interés para los
enemigos de la naciente Revolución.
Eran los días previos a la
invasión mercenaria de Playa Girón apoyada por Estados Unidos, cuando se
produjo el vandálico incendio de la afamada tienda, en el marco de las
acciones que pretendían crear un ambiente de desestabilización en la
isla como preludio a los sucesos de Bahía de Cochinos (que acontecieron
del 16 al 19 de abril).
La destrucción del inmueble vino de la
mano de uno de sus empleados, Carlos González Vidal, quien era miembro
activo del llamado Movimiento de Recuperación del Pueblo, organización
terrorista de la cual era cabecilla su pariente Reynold González,
también jefe de la Estación CIA de Miami, desde septiembre de 1960 hasta
octubre de 1961.
En la tarde del 13 de abril de 1961, González
Vidal recibió dos petacas incendiarias preparadas con explosivo plástico
C-4 en cajetillas de cigarros Edén, que había traído de Miami Cawy
Comellas, agente de la CIA infiltrado en la isla.
Ese mismo día,
a las seis de la tarde, González Vidal despachó su última venta en el
departamento de discos, colocó los artefactos explosivos y se desplazó a
unas cuadras del establecimiento, donde subió a un auto y se marchó con
la intención de abandonar el país, (objetivo que no logró al ser
capturado por las autoridades).
Mientras tanto, alrededor de las
siete de la noche, cuando no quedaba casi nadie dentro de la tienda,
comenzó el incendio y rápidamente se expandió por los conductos de aire
acondicionado propagándose por todo el inmueble, lo que provocó el
desplome de una de sus paredes.
Una de las empleadas de El
Encanto, jefa del cuarto piso y de la sección Niños, Fe del Valle, -a
quien le correspondía realizar la guardia de milicias, primero en el
quinto piso de la tienda- intentó salvar del fuego las mercancías del
centro. Su valiente acción le costó la vida.
La abnegada
trabajadora, casada, madre de dos hijos, procedente de una familia
enteramente integrada a la Revolución, resultó la única fallecida en el
siniestro, que provocó lesiones además a 18 personas. Las pérdidas
materiales se valoraron en 20 millones de dólares.
La principal
tienda por departamentos de La Habana jamás fue reconstruida: en su
lugar, en la manzana donde se encontraba El Encanto ahora se levanta el
parque Fe del Valle, bautizado con el nombre de la mujer que pereció
heroicamente tratando de salvar los bienes del pueblo.
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