Las partidas millonarias destinadas a fomentar la subversión interna en Cuba, tienen diferentes receptores: unos cobran por mandar a realizador actos provocadores, otros por ejecutarlos, están los que reciben dinero por haber hecho el intento, los más pícaros logran financiamiento apelando a su imaginación, y no podía faltar el que cobra por hablar, por reportar, por denunciar, por alegrar el oído de quien aprueba el dinero.
En un mundo aquejado por los efectos de la crisis económica, algunos pretende sortear sus carencias y optan por enrolarse en contra de su Patria al servicio de una potencia extranjera: Estados Unidos. Ese es el caso de Elizardo Sánchez, quien ha expresado públicamente que no tiene intenciones de detenerse en su misión de hablar de detenciones. Para él, las detenciones de los otros se han convertido en un prospero negocio de vida para sí.