El 20 de mayo de 1902 se proclamaba oficialmente la independencia de Cuba
de la metrópoli española. Pero esta fecha, en la actualidad, no es
celebrada en la Isla. El motivo es que dicho acto de independencia
apenas fue un formalismo: Cuba pasó de ser una colonia de España a ser
una neocolonia de EEUU (1).
EEUU
había intervenido en la guerra que libraban los independentistas
cubanos contra España, hasta la derrota militar de ésta. En París
negoció directamente con el Gobierno español los términos de la
“independencia” de Cuba, excluyendo a los propios independentistas
cubanos.
Washington
impuso entonces a estos últimos, como condición para la retirada de sus
tropas de la Isla, la introducción de la llamada “enmienda Platt” en la
primera Constitución de Cuba. Esta enmienda daba a EEUU el derecho a
intervenir en la Isla cuando lo entendiera conveniente, y le permitió
instalar –por ejemplo- la base naval de Guantánamo.
Por
eso, en Cuba, el 20 de mayo no es considerado un día de conmemoración.
Pero sí en EEUU, más en concreto en Miami, donde, en el acto de
celebración de hace unos días, participaban representantes de la llamada
“disidencia” interna cubana, como Guillermo Fariñas o Berta Soler (2).
Es
curioso que quienes son presentados en los grandes medios como
representantes de una supuesta “sociedad civil” cubana, celebren con
júbilo la fecha en que Cuba pasó a ser una colonia norteamericana. Es el
mismo papel que jugaron, en el siglo XIX, los llamados anexionistas
cubanos, partidarios de convertir a la Isla en uno más de los estados de
EEUU (3).
Por
ello, resulta lógico y coherente que estos “disidentes”, en su visita a
Miami, recibieran decenas de homenajes y fueran presentados en los
medios como auténticos “héroes” (4). Que realizaran ruedas de prensa con
congresistas que abogan abiertamente por la intervención militar en
Cuba, como Ileana Ros-Lehtinen (5). O que recibieran los elogios más entusiastas de criminales como Félix Rodríguez,
que participó en el asesinato del Che Guevara en Bolivia (6) y en el
intento de invasión a Cuba en 1961. Así elogiaba a la bloguera Yoani Sánchez este
exagente de la CIA: “Nosotros mantenemos la mano dura contra el régimen
de Castro, de eso no cabe la menor duda. Como se dice, lo cortés no
quita lo valiente. La labor que ella está haciendo es una labor
extraordinaria, ha sido recibida en todas partes del mundo, y hay que
reconocerlo. Hoy la lucha es diferente. En nuestra época se pudo hacer
lo que hicimos, ahora los tiempos han cambiado, y ella lleva una
trayectora que la debemos admirar todos nosotros” (7).
También es perfectamente coherente con el rol anexionista de la “disidencia” cubana el homenaje que hacía Guillermo Fariñas (8) a uno de los mayores financiadores de actos terroristas en territorio cubano: Jorge Mas Canosa (9).
O
la presencia como anfitriona, en el citado acto del 20 de mayo, de la
cantante Gloria Estefan, hija del guardaespaldas del dictador Fulgencio Batista, auténtico guardián durante años de los intereses de EEUU en Cuba (10).
Pero
si hay un personaje de esta “disidencia” que cumpla a la perfección con
el papel que jugaron los antiguos anexionistas cubanos ese es Berta Soler, líder de las Damas de Blanco. En Miami, participaba en un acto con veteranos del intento de invasión a Cuba en Bahía de Cochinos (11) y con miembros de Alpha 66,
organización paramilitar causante de numerosas víctimas en atentados
terroristas en Cuba (12). Ante los políticos de la ultraderecha
cubanoamericana, Berta Soler pedía más fondos del Gobierno de EEUU para
la disidencia interna, reconociendo algo que sería un grave delito en
cualquier país del mundo (13). Abogaba, además, porque el pueblo
estadounidense siga teniendo cercenado su derecho de viajar a Cuba. Y,
finalmente, pedía endurecer aún más el bloqueo económico del Gobierno de
EEUU a su propio pueblo (14). Insuperable, sin duda, Berta Soler.
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*Coordinador de Cubainformación
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