Por Sacarlett Lee. Hace algunos días circula por las redes un nuevo show contra el gobierno cubano, protagonizado por 3 ciudadanos en nuestra provincia. Nadie sabe de dónde salieron y a qué debe su actuación. Algunos lo visualizan por curiosidad, otros por casualidad y los menos –desde afuera-, porque aplauden toda comedia que protagonizan quienes dentro de nuestra isla, dicen ser “opositores”.
Lo cierto es que estos 3 ciudadanos, nombrados Alberto Antonio Ramírez Odio, Leonardo Ramírez Odio (hermanos) y José Carlos Girón Reyes responden a Alberto de la Caridad Ramírez Baró, quien se hace llamar “Coordinador del Comité de Ciudadanos Defensores de los Derechos Humanos” y quien –desde el parque Céspedes- filmó el video que ahora circula en Internet. Un grupito sin historia, proyecto o causa “justa”. Uno más.
Los 4, han realizado algunas actividades similares desde 2014 con el objetivo de engrosar un aval que les permita salir del país por el Programa de Refugiados Políticos que concede el gobierno de los EEUU, pues su único interés es emigrar.
El pasado 6 de junio de 2017 Alberto de la Caridad Ramírez Baró, recibió la carta de la Embajada de los EEUU en Cuba, donde se le informaba que después de ser analizado su expediente con el CU-233823, se determinó que: “no reúne los requisitos establecidos por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) para ser incluido en el programa de Refugiados. Esta decisión fue cuidadosamente analizada por el Coordinador de Refugiados y no tiene reconsideración”. Ante esta negativa, él, sus hijos y el otro miembro del grupo, consideraron erróneamente que la culpa es “del gobierno cubano”, quien en estos casos nada puede ni tiene que hacer y aunque se les ha explicado en varias ocasiones, ellos refieren que eso no puede ser, porque en la Embajada de los EEUU les han abierto las puertas en otras ocasiones para cursos de Periodismo, aun cuando no han cursado ni siquiera el 9no grado.
Este hecho, es consecuencia de la política hostil e injerencista del gobierno de los EEUU hacia Cuba, política que intenta por todas las vías posibles desacreditar nuestro sistema social, los logros incuestionables alcanzados por la Revolución en más de medio siglo y a nuestros principales dirigentes. Lamentablemente, también demuestra -burdamente- que para algunos “el fin justifica los medios”.
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