Lleva el nombre de Rafael María de Mendive, pues el insigne educador fundó en este lugar, en el siglo XIX, el Colegio Superior San Pablo para Varones. Aqui tendrá lugar el acto nacional de inicio del curso escolar 2018-2019.
Cuando este lunes abra sus puertas la escuela primaria Rafael María de Mendive, en pleno corazón de La Habana, Cuba estará rindiendo honores al Apóstol de la Patria José Martí, justo en el año del aniversario 500 de la Ciudad.
Luego de una inversión general —que duró alrededor de cuatro años, el otrora Colegio Superior San Pablo para Varones, donde antes se impartieron estudios primarios— ahora la Oficina del Historiador de la Ciudad coloca la institución a disposición de los niños del municipio Habana Vieja y de otros territorios aledaños.
Se trata de una obra emblemática de la Educación Cubana, por ser el lugar donde Martí terminó de cursar sus estudios primarios bajo la guía del profesor Rafael María de Mendive, quien lo acogió como a un hijo, al igual que a Fermín Valdés Domínguez.
Según la arquitecta Norma Pérez-Trujillo Tenorio, inversionista principal de la restauración, “es una obra añorada por Eusebio Leal desde hace muchos años. Cuando estábamos haciendo otras intervenciones en El Prado, como el Palacio de los Matrimonios (el primer Casino Español de La Habana) siempre que él venía a visitarlo señalaba: `pero el edificio más importante es aquel donde estudió Martí`. En aquellos instantes aquí radicaba una empresa del Ministerio de la Industria Básica”.
Al comentar algunos elementos históricos, explicó que Mendive, en segundas nupcias, vivió en este sitio a partir del año 1860, y ya en 1864 además de ser su vivienda lo convirtió en el Colegio San Pablo, dirigido a la segunda enseñanza. Así, en 1865 Martí, con 11 años, llegó a terminar sus estudios primarios y estuvo hasta 1869.
Gracias al conocimiento que le aportaron las investigaciones realizadas con el objetivo de acometer la obra de la manera más fidedigna posible, la arquitecta señaló que el Colegio de segunda enseñanza para varones acogió también a alumnos internos, “una especie de beca”, que tuvo un impresionante reglamento, con horarios muy establecidos.
“Creo que este es uno de los lugares más relevantes de la historia de la Educación en Cuba. Por supuesto, no puedo decir que fue el único porque algunos de los contemporáneos de Mendive fundaron otros, que también dieron hijos ilustres.
“Nosotros tenemos los cuadernos originales donde están los nombres de los maestros que tuvo esta institución. Mendive no convocó a cualquiera y ese es el resultado de la educación de grandes hombres, como Martí”.
Al referirse a la estructura de la edificación, agregó que se trata de dos parcelas (conocidas en aquel entonces como la número 88 y la 90), ubicadas en la intersección de las calles Prado y Ánimas, las cuales fueron compradas durante los años 1945-1946 por la compañía norteamericana General Electric.
De casa doméstica —agregó— el palacete de Prado se convirtió en talleres. Por eso no pudimos devolver todo lo que nos hubiese gustado; la estructura, la tipología original del edificio.
“No obstante, tuvimos la suerte de encontrar escondidos en los falsos techos restos de pinturas murales del siglo XIX, y con estos fuimos armando las imágenes, de vegetación, de pájaros, que hoy se pueden apreciar gracias a la labor de los restauradores de la Oficina del Historiador y de otros que fueron convocados.
“En lo personal, ha sido una suerte, un privilegio, un regalo haber podido trabajar aquí, he intentado devolver un espacio más a La Habana con tan relevante historia”.
Luego de una inversión general —que duró alrededor de cuatro años, el otrora Colegio Superior San Pablo para Varones, donde antes se impartieron estudios primarios— ahora la Oficina del Historiador de la Ciudad coloca la institución a disposición de los niños del municipio Habana Vieja y de otros territorios aledaños.
Se trata de una obra emblemática de la Educación Cubana, por ser el lugar donde Martí terminó de cursar sus estudios primarios bajo la guía del profesor Rafael María de Mendive, quien lo acogió como a un hijo, al igual que a Fermín Valdés Domínguez.
Según la arquitecta Norma Pérez-Trujillo Tenorio, inversionista principal de la restauración, “es una obra añorada por Eusebio Leal desde hace muchos años. Cuando estábamos haciendo otras intervenciones en El Prado, como el Palacio de los Matrimonios (el primer Casino Español de La Habana) siempre que él venía a visitarlo señalaba: `pero el edificio más importante es aquel donde estudió Martí`. En aquellos instantes aquí radicaba una empresa del Ministerio de la Industria Básica”.
Al comentar algunos elementos históricos, explicó que Mendive, en segundas nupcias, vivió en este sitio a partir del año 1860, y ya en 1864 además de ser su vivienda lo convirtió en el Colegio San Pablo, dirigido a la segunda enseñanza. Así, en 1865 Martí, con 11 años, llegó a terminar sus estudios primarios y estuvo hasta 1869.
Gracias al conocimiento que le aportaron las investigaciones realizadas con el objetivo de acometer la obra de la manera más fidedigna posible, la arquitecta señaló que el Colegio de segunda enseñanza para varones acogió también a alumnos internos, “una especie de beca”, que tuvo un impresionante reglamento, con horarios muy establecidos.
“Creo que este es uno de los lugares más relevantes de la historia de la Educación en Cuba. Por supuesto, no puedo decir que fue el único porque algunos de los contemporáneos de Mendive fundaron otros, que también dieron hijos ilustres.
“Nosotros tenemos los cuadernos originales donde están los nombres de los maestros que tuvo esta institución. Mendive no convocó a cualquiera y ese es el resultado de la educación de grandes hombres, como Martí”.
Al referirse a la estructura de la edificación, agregó que se trata de dos parcelas (conocidas en aquel entonces como la número 88 y la 90), ubicadas en la intersección de las calles Prado y Ánimas, las cuales fueron compradas durante los años 1945-1946 por la compañía norteamericana General Electric.
De casa doméstica —agregó— el palacete de Prado se convirtió en talleres. Por eso no pudimos devolver todo lo que nos hubiese gustado; la estructura, la tipología original del edificio.
“No obstante, tuvimos la suerte de encontrar escondidos en los falsos techos restos de pinturas murales del siglo XIX, y con estos fuimos armando las imágenes, de vegetación, de pájaros, que hoy se pueden apreciar gracias a la labor de los restauradores de la Oficina del Historiador y de otros que fueron convocados.
“En lo personal, ha sido una suerte, un privilegio, un regalo haber podido trabajar aquí, he intentado devolver un espacio más a La Habana con tan relevante historia”.
Sobre la escuela actual:
El inmueble cuenta con 18 aulas, de ellas una con las características del siglo XIX, que ocupará un grupo de 6to. grado. Además, área deportiva y para el arte, y una ludoteca.
En el lobby de la institución ya se colocó una estatua en bronce que recrea la imagen del profesor Mendive con su alumno Martí, realizada por el escultor José Villa Soberón, y en la planta alta se encuentran hermosos vitrales (lucernario) del artista Ernesto Rancaño.
El inmueble cuenta con 18 aulas, de ellas una con las características del siglo XIX, que ocupará un grupo de 6to. grado. Además, área deportiva y para el arte, y una ludoteca.
En el lobby de la institución ya se colocó una estatua en bronce que recrea la imagen del profesor Mendive con su alumno Martí, realizada por el escultor José Villa Soberón, y en la planta alta se encuentran hermosos vitrales (lucernario) del artista Ernesto Rancaño.
Fuente Periodico Tribuna
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