A 60 años de la creación del Departamento Técnico Investigativo (DTI) del Minint, este 13 de julio, la mayor Odalys Fariñas Cabrera narra sus vivencias en la Unidad Económica de Enfrentamiento.
Para la mayor Odalys Fariñas Cabrera, una mujer que dio sus primeros pasos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), resulta casi imposible renunciar a su andar cotidiano por los pasillos de la Delegación Provincial del Ministerio del Interior (Minint) y a su habitual labor preventiva ante hechos delictivos o manifestaciones de corrupción.
Además de dedicar tiempo a la investigación, la también licenciada en Derecho, con 36 años de experiencia, tiene bajo su tutela un grupo de oficiales que se preparan en el oficio.
«Aun cuando esta profesión exige sacrificio, consagración y discreción, desde un principio me enamoré de ella, porque permite prevenir y a la vez alertar a directivos, la Jefatura del Minint y al Gobierno, sobre cualquier irregularidad asociada al desvío de recursos y otros hechos que conduzcan a un delito», refiere.
«Tengo poco tiempo para atender la familia. Sin embargo, cuento con el apoyo de mi esposo, padres e hija, que me inspiran a seguir adelante».
Recuerda Odalys los años en que, siendo apenas una principiante, vivía en la comunidad de Legua en Fomento —situada en los límites de las provincias de Sancti Spíritus y Villa Clara—, y tenía que hacer peripecias en la carretera para llegar a tiempo al trabajo. En ocasiones, cuando terminaba tarde, se quedaba a dormir en la oficina, hasta que ubicó su residencia en Santa Clara.
—¿Qué mensaje enviaría a las nuevas generaciones de especialistas del DTI?
—Que se superen de manera permanente y se nutran de la sabía de los más experimentados, pues esta profesión requiere conocer bien los lugares vulnerables que podrían ser blanco de infracciones. Que se mantengan siempre en la línea operativa, tras la huella de situaciones que conduzcan a un delito.
—¿Ha pensado en jubilarse?
—Quizás el año próximo. Así dedicaré más tiempo a la familia y al cuidado de las plantas ornamentales, una de mis principales atracciones.
Pero Odalys, una mujer con más de cinco décadas de vida, prefiere andar sobre el asfalto en su moto Lifam, al asecho de cualquier hecho que conspire contra la economía y la tranquilidad ciudadana.
(Vanguardia)
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