Por Fernando G. Arias Rubio
Los planes de atentado contra el líder de la Revolución Cubana, serían una constante entre las acciones que organizaría la Agencia Central de Inteligencia (CIA), incluso antes del triunfo revolucionario y durante mucho tiempo, hasta alcanzar la increíble cifra de 638 planes.
Después de la derrota de Playa Girón, la CIA inició dos grandes operaciones encubiertas, con la intención de mejorar su imagen ante el Presidente Kennedy, luego del descalabro sufrido por la Brigada 2506 en las arenas de Playa Girón y por la cual el Presidente estadounidense asumió la responsabilidad de la derrota. La primera de estas operaciones se inició a finales de mayo y fue bautizada con el nombre clave “Plan Patty”, la segunda fue denominada “Operación Liborio”, que se gestó en los meses de agosto y septiembre de ese mismo año.
Entre los organizadores de estas acciones se encontraba José Pujals Mederos (Ernesto), quien después de Girón pasó a ser uno de los principales agentes de la CIA en Cuba. Según consta en informes desclasificados de la Seguridad del Estado, junto con Alfredo Izaguirre de la Riva (Tito) y Octavio Barroso Gómez (César), en una de las reuniones que sostuvieron se discutió el plan para efectuar una acción el 26 de julio de 1961[1].
A mediados de mayo, Alfredo Izaguirre, aprovechando tener sus documentos en regla, viaja legalmente a Miami, pues a través de una llamada telefónica en la que se utilizó un lenguaje convencional, se le dijo que “gente importante deseaba entrevistarlo”.
En Estados Unidos entró en contacto con varios oficiales de la CIA, entre ellos David Phillip y Jack Engler, constatando que la contrarrevolución estaba desmoralizada tras lo acaecido en Girón. Después de varias reuniones viajó a Washington para entrevistarse con un responsable de la CIA y fue recibido por Frank Bender, quien le informó de la existencia de la Comisión Taylor, encargada de investigar las causas del fracaso de la invasión mercenaria y hacer propuestas para derrocar al gobierno revolucionario.
Días después, Izaguirre fue llevado al Pentágono, ante la Comisión Taylor. Según narrara después, además de otras personas se encontraba el general Maxwell Taylor. La conversación más bien fue un interrogatorio de los norteamericanos al contrarrevolucionario cubano. Allí le dicen que se quite de la cabeza la idea de que van a venir los marines “en frío” e indagan con éste sobre qué posibilidades había de promover un alzamiento general en la Isla, que justificara ante la opinión pública mundial una intervención militar yanqui y le deslizan en la conversación que una justificación de éste tipo podría ser si el gobierno cubano o alguien atacara la Base Naval de Guantánamo.
A finales de mayo regresó a La Habana con nuevas instrucciones y convencido de que cuanto se hiciera tendría el apoyo de Estados Unidos. El 8 de junio se reúne, en su apartamento del edificio Focsa, con otros cabecillas contrarrevolucionarios poniéndose en marcha el “Plan Patty”.
Este plan, uno de los más conocidos, pues hace algunos años se exhibió el filme cubano “Operación Patty – Candela”, consistía en un atentado al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y al General de Ejército Raúl Castro el 26 de julio de 1961, en los actos que por la efeméride se celebrarían en la Plaza de la Revolución José Martí en La Habana, donde hablaría Fidel, y en el estadio Antonio Maceo de la ciudad de Santiago de Cuba, donde lo haría Raúl. El plan incluía un vasto plan de acciones terroristas a lo largo de todo el país, con lo cual se pretendía crear las condiciones que sirvieran de pretexto al Gobierno de Estados Unidos para realizar una intervención militar directa contra la isla.
El atentado a Fidel, se había concebido disparando contra la tribuna en la Plaza de la Revolución, con un mortero de 82 mm que se emplazaría en un lugar de la calle Amezaga cercana a la plaza. También se concebía realizar un sabotaje a la termoeléctrica de Tallapiedra en la capital.
El atentado al General de Ejército Raúl Castro en Santiago de Cuba, se realizaría con una ametralladora calibre 30, operada por dos hombres que se situaría en una casa cercana al estadio Antonio Maceo, desde la cual dispararía mientras que cuatro hombres lanzarían granadas de fragmentación, para garantizar la retirada de los participantes en las acciones, debido a la confusión que se generaría.
También, se había previsto una emboscada en el entronque de la carretera hacia el aeropuerto santiaguero y Ciudamar – Morro en la que participarían seis hombres armados con M-3, los cuales tendrían la misión de disparar contra Raúl, en caso de que resultara ileso del atentado en el estadio, ya que suponían saldría de la ciudad rumbo a La Habana, por esta terminal aérea.
Unido a los atentados, se había concebido un plan de autoagresión a la Base Naval de Guantánamo, para lo cual se había planificado atacar la instalación militar con cuatro morteros, que dispararían seis granadas cada uno, desde la finca “El Cuero”, situada en las inmediaciones. De manera simultánea otro mortero atacaría un emplazamiento de artillería del Ejército Rebelde, cercano a este lugar, para crear la ilusión de que era atacado desde la base yanqui, a lo cual de seguro respondería, iniciándose de esta forma una confrontación entre fuerzas cubanas y de la base, lo que serviría de pretexto para una intervención militar norteamericana.
La CIA prepararía una versión de los acontecimientos para la opinión pública, según la cual los jefes militares cubanos, cegados por el atentado que le costara la vida a Raúl Castro, habían llegado al extremo de atacar la Base Naval. Este plan concebía también el ataque con morteros a la refinería de petróleo “Hermanos Díaz” de Santiago de Cuba y la ejecución de sabotajes a las redes de energía eléctrica en Camagüey y Santa Clara, donde además se volaría varios puentes.
Para la ejecución del Plan Patty resultó vital el aseguramiento logístico de la Base Naval de Caimanera, enclave militar yanqui que en virtud de la Enmienda Platt se instaló en contra de la voluntad del pueblo cubano desde el 10 de diciembre de 1903 en la bahía de Guantánamo.
En el Plan “Patty” o “Plan de Acción Inmediata”, además de la CIA, participaba el Servicio de Inteligencia de la Base Naval yanqui en Caimanera y los ejecutores directos de las acciones serían miembros de varias organizaciones contrarrevolucionarias dentro del país.
El día 18 de julio, en las inmediaciones de la Base norteamericana, el sargento Smith de las fuerzas armadas norteamericanas entregó a los contrarrevolucionarios un alijo de armas. Los bultos con estas fueron colocados en el centro del camión que los trasladaría y fueron cubiertos con arena a fin de enmascarar la carga. Debido a la gran cantidad de armamento suministrado, unas dos toneladas de material de guerra, en este primer viaje no pudieron acarrearlo todo, por lo que una parte fue ocultada entre la maleza del lugar para trasladarla posteriormente. Al siguiente día repiten esta operación. El armamento fue trasladado hacia la finca La Perla, en Alto Songo.
Los Órganos de la Seguridad del Estado cubano, desmantelaron esta operación, en lo que fue codificado por el G-2 cubano, como la Operación Candela.
[1] Véase Acta de la Oficina Jurídica del departamento de Seguridad del Estado, del 8 de enero de 1962, en La Crisis de Octubre: Una visión Política Cuarenta Años Después. Documentos de los Archivos Cubanos, Conferencia Internacional, celebrada en La Habana los días 11 y 12 de octubre de 2002.
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