Encarcelada por soñar con crecer y vivir en libertad en su tierra natal, Ahed Tamimi desafía la ocupación militar y la amenaza de una condena de hasta diez años de prisión
El juzgado de los menores que salen a las calles y caminos a desafiar a los soldados armados, muchas veces apresados en la noche en sus casas, mientras duermen, radica en el tenebroso Campamento Offer.
Se encuentra ubicado en un tramo de la carretera 443 de Tel Aviv a Jerusalén, una de las llamadas vías del apartheid israelí. Solo se permite el tránsito de los colonos judíos ocupantes de Cisjordania desde junio de 1967. Los palestinos tienen prohibido circular en esa ruta. Allí radica el Departamento Infantil número 2 del Juzgado Militar.
Esposada de pies y manos, como si se tratara de una criminal peligrosa, así presentaron sus carceleros a Ahed Tamimi, fuertemente custodiada, en una sala de ese juzgado atestada de periodistas y diplomáticos, que fueron desalojados tan pronto la chica les hizo un saludo con la V de la victoria.
La hermosa mirada desafiante de sus ojos azules, su rostro sonriente y el largo cabello rubio rebelde, suelto y ensortijado, tuvo un efecto demoledor.
Esa es quizá la causa del odio racista y el rencor machista que apenas se oculta en un proceso que intenta probar y justificar lo injustificable, para silenciar a esta chica que alcanzó notoriedad internacional desde los nueve años, cuando enfrentó a poderosos soldados israelíes.
Años más tarde su imagen volvió a ser noticia mundial después de que un video la captara abofeteando y dando patadas a un soldado ocupante en Nabi Saleh, su pequeña localidad natal de apenas 600 habitantes en Cisjordania.
El incidente ocurrió durante las protestas contra la decisión del presidente Donald Trump de trasladar la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén y reconocer a la ciudad santa como capital de Israel.
Una niña palestina enloquece a los mandantes de Israel
La bella adolescente, que cumplió encarcelada los 17 años el pasado 31 de enero, tiene en jaque al régimen sionista.
El Gobierno intenta alargar el proceso con el visible propósito de que pierda interés para la prensa occidental, que explota el impacto mediático de su imagen, pero sin adentrarse en las raíces patrióticas de su lucha, ni en las innumerables violaciones de sus derechos humanos.
No es la primera vez que esta joven decidida y locuaz es noticia. En su poblado natal, situado a unos 20 kilómetros al noroeste de Ramala, sede de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), se le recuerda por su fiereza en los enfrentamientos con las tropas de ocupación israelíes.
Ahed Tamimi creció en un ambiente de resistencia. Sus padres son conocidos líderes antiocupación en el pueblo, que entre 2010 y 2016 protagonizó cada semana los Viernes de la ira, en protesta por la construcción de la colonia israelí de Halamish en parte de su territorio. Siendo una niña tomaba parte en las manifestaciones, inicialmente provocadas por la confiscación de un manantial por los colonos de Halamish.
Su padre Basem, quien a los 14 años participó en las intifadas (revueltas) de la década de 1990, también pasó largos años en prisión. En varias entrevistas ha contado que fueron las escenas vividas en casa, de las incursiones del ejército ocupante y los arrestos perpetrados por las fuerzas israelíes, los que marcaron a su hija, integrante de una familia que cuenta con varios mártires.
La chica que hoy engrosa, junto con su madre, la lista de más de 6 500 palestinos encerrados en las cárceles de la ocupación, incluyendo otras 57 mujeres, llamó la atención de la prensa internacional cuando con solo 11 años, en 2012, fue fotografiada agitando sus puños frente a la cara de los soldados israelíes.
Tres años después volvió a la palestra, al ser retratada cuando evitó el arresto de su hermano, acusado de arrojar piedras al ejército israelí, mordiendo la mano del soldado que debía llevar a cabo el arresto.
Recientemente, un video en el que abofetea a un soldado se hizo viral en las redes sociales y lanzó sobre su casa a las tropas de ocupación, que se la llevaron junto a una prima y su madre.
Sin justificación para el arresto
No hay nada que justifique la continuación de la detención de Ahed Tamimi, afirma su abogada defensora, la israelo-mexicana Gabi Laski, al igual que organismos defensores de los derechos humanos.
El 15 de diciembre, dos soldados israelíes entraron al patio de su casa. Ese día Mohammed Tamimi, el primo de Ahed, de 14 años de edad, había recibido un disparo en la cabeza a corta distancia por un soldado israelí, hiriéndole de gravedad.
El video que sirvió de pretexto para su detención, cuatro días más tarde, muestra a Ahed Tamimi desarmada abofeteando, empujando y dando patadas a un soldado israelí armado y con equipos de protección.
El 19 de diciembre, soldados israelíes allanaron la casa de Ahed durante la noche. Ahora la adolescente es juzgada por un tribunal militar que cuenta con 99,7% de fallos condenatorios y pudiera ser condenada a diez años de prisión.
El periodista de Haaretz, Gideon Levy, escribió que una adolescente palestina está volviendo loco a Israel. La niña de Nabi Saleh —señaló— destrozó varios mitos de los israelíes, en particular el de la masculinidad.
El lento infanticidio de palestina
Según la ONG Adamer, desde que en junio de 1967 Israel ocupó Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, han sido detenidos unos 700 000 palestinos, es decir el 20% de la población total de estos territorios.
Los niños son los que la pasan peor. El 60 por ciento de los menores palestinos arrestados por las tropas de ocupación israelíes fueron torturados de modo físico, verbal o sicológico, denunció este mes el Club de prisioneros palestinos.
El conocido historiador israelí, Ilan Pappé, quien se desempeñó entre 1984 y 2007 como profesor de ciencias políticas en la Universidad de Haifa, cargo que perdió por su activismo político, y que ejerce actualmente como profesor en la Universidad de Exeter, ha denunciado en reiteradas ocasiones el maltrato a los niños palestinos.
Muchas veces son sacados de sus casas, en la noche, escribió en 2012. Luego «serán brutalmente interrogados: golpes en la cara y el abdomen, privación de sueño, pinchazos de aguja en manos, piernas y pies, amenazas de violencia sexual y, en algunos casos, electrochoques».
Suelen confesar enseguida, añadió en un artículo publicado en El País de España. Están aterrorizados, pero solo cuando aceptan convertirse en colaboradores los sueltan, si es que los sueltan.
Según Amnistía Internacional, la «detención continua es un intento desesperado de intimidar a los niños palestinos que se atreven a resistir la represión de las fuerzas de ocupación».
«Nada de lo que ha hecho Ahed Tamimi puede justificar su detención continua y las largas y agresivas sesiones de interrogatorio que ha tenido que soportar durante las primeras dos semanas después de su arresto», reclamó la directora general de Amnistía Internacional para Oriente Medio y África, Magdalena Mughrabi.
La advertencia formulada por Ilam Pappé hace ya cinco años, cuando las protestas infantiles y juveniles tomaron fuerza, cobra ahora mayor actualidad. «Esta es una herida que no sanará fácilmente», advirtió.
¿Por qué? Porque después de años de cacería diaria, subrayó, miles de niños palestinos han terminado por convertirse en una generación de tenaces resistentes, una generación que no sucumbirá jamás ante la presión de Israel.