Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

sábado, 17 de febrero de 2018

FIDEL, FIDEL: ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE


Por: Roilán Rodríguez Barbán
I. Fidel es Fidel, todos lo sabemos bien.
Constituye motivo de sano orgullo revolucionario y a la vez una enorme responsabilidad hablar de quien será siempre para los cubanos y para muchas personas en diversas latitudes un ejemplo imperecedero de modesto combatiente de las ideas y la acción revolucionaria: nuestro invencible Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Hoy el Comandante vive en el corazón de su pueblo. Nada ni nadie pudo vencerlo porque ahí está él y estará inspirándonos con la misma fuerza de los días de las luchas en la Universidad, la hazaña gloriosa del Moncada, el Granma, la Sierra Maestra, Girón, la Crisis de Octubre, las heroicas misiones internacionalistas, los años duros y difíciles del “Período Especial”; y tantas otras batallas que ha librado junto a su pueblo.
Como ha señalado el General de Ejército Raúl Castro Ruz (cito): "Fidel es Fidel. Todos lo sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente aunque siempre lo estará en sus ideas que han hecho posible levantar el bastión de dignidad y justicia que nuestro país representa. Solo el Partido Comunista, garantía segura de la unidad de la nación cubana, puede ser digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder. Nuestra historia enseña desde las guerras de independencia hasta el presente que mientras mayores sean las dificultades más exigencia, disciplina y unidad se requieren". (Fin de la cita)
El mejor homenaje al Comandante en Jefe en un día como hoy es la decisión de guiarnos siempre por los principios en los cuales nos educara durante estos más de 50 años, siendo permanentes abanderados de la ética, el rigor, la disciplina y exigencia en el diario y estricto cumplimiento del deber, con modestia y sin fanfarria, cumpliendo todo lo acordado en el 7mo Congreso de nuestro Partido y la Primera Conferencia Nacional en aras de la actualización del modelo económico y el fortalecimiento del Socialismo. Para ello no habrá soluciones mágicas. Como ha señalado el compañero Raúl todo ello depende en gran medida de “la elevación de la producción y de la productividad del trabajo”.
Conocemos muy bien los planes subversivos dirigidos desde el imperio y sus acólitos de Occidente contra la juventud cubana, ensayando todo tipo de métodos para engañar y confundir, para sembrar incertidumbres y calumnias, tratando de apartar a la joven generación de la Revolución. Que poco nos conocen, sí somos inquietos y rebeldes, inconformes y críticos, alegres y profundos, pero defendemos nuestra causa y lo hermoso de ella que tanto ha hecho por los derechos humanos en cualquier rincón de nuestro país y allende los mares.
En el imperialismo no confiamos pero ni un tantico así, nada. Ni emperadores taciturnos, ni batistianos de mente calenturienta desde Miami, ni desvergonzados mercenarios podrán jamás derrotarnos. Nos acompaña en esta batalla el ejemplo insuperable de nuestros Héroes y la guía de Fidel, Raúl y nuestro Partido.
No quisiera concluir estas palabras sin proclamar en nombre de los niños, adolescentes y jóvenes cubanos, de los que hemos nacido y crecido con la Revolución que nosotros la sabremos defender hasta las últimas consecuencias. No se trata de consignas ni de ideas pueriles ni románticas. Se trata sencillamente de las convicciones profundas y de los valores que ha sembrado esta Revolución con hechos y realizaciones concretas; y que hoy germinan como millones de caguairanes fuertes y robustos. ¡Gracias Fidel, gracias Raúl, gracias combatientes! Les decimos como Camilo: ¡Nos será más fácil dejar de respirar que dejar de ser fieles a esta Obra noble, humana y generosa por la cual pagaron con el elevado precio de sus vidas muchos de sus mejores hijos!
Porque tenemos una Revolución victoriosa, un pueblo heroico y un Comandante en Jefe que ha dado sobradas pruebas ante la historia de lo que es capaz por la patria y su pueblo. Nadie como el Che lo ha definido cuando expresó que “si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada porque, bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación por allá y hubo hasta peleas porque no lo dejaban entrar, por eso nuestro pueblo tiene esa confianza tan inmensa en su Comandante en Jefe, porque tiene, como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución”. Así pensaba el Che, así piensa la Generación Histórica y así pensamos los jóvenes cubanos, porque Revolución y Juventud son inseparables.
II. Ser revolucionario es ser un Quijote.
De nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz aprendimos cómo debe ejercerse el liderazgo revolucionario, que en definitiva es servir al pueblo, consagrarse a la causa del pueblo y a las tareas de la Revolución sin pedir nada, sin exigir nada a cambio; y sobre todo, con una alta dosis de humanismo, entrega sin límites, pasión y sensibilidad, como hombres y mujeres de vida estoica y espartana.
Ante los agoreros que preconizan el fin de la Revolución, podemos asegurar que en el pueblo hay muchos Camilo, muchos Che y muchos Fidel, y muchos revolucionarios potencialmente mejores que cualquiera de nosotros. Cómo él mismo expresara en una entrevista concedida a académicos norteamericanos en marzo de 1985: "Si me dice: las cualidades de un líder revolucionario yo podría abundar un poquito, hablar más de eso. Pienso que hace falta una gran dosis de convicción, de pasión en lo que se está haciendo; yo creo que hace falta también una gran confianza en el pueblo; me parece que hace falta tenacidad; hace falta serenidad también, incluso, un sentido de la responsabilidad, identificación con lo que se está haciendo y con el pueblo. Yo creo que se necesita igualmente un poco de preparación, de ideas claras...
Yo creo que hay que tener un sentido de solidaridad humana grande, hay que tener un gran respeto por el pueblo, no ver al pueblo como un instrumento, sino al pueblo como un actor, verdaderamente como el protagonista, el objetivo y el héroe de esa lucha.
"Entre las 100 mejores poesías de la lengua española, hay una que habla de cuántas veces yacía el genio dormido en el fondo del alma esperando una voz que le diga levántate y anda. Y eso es verdad, tengo esa profunda convicción, por eso creo que no se requieren realmente cualidades excepcionales para ser líder, que en el pueblo están esos valores y la mejor prueba es la misma Revolución".
III. Ser apasionado lector de la Historia como nos enseñó Fidel.
Como leí, hace algunos años, en el libro “Un grano de maíz” del comandante de la Revolución nicaragüense Tomás Borge, deseo compartir en palabras del propio Fidel su febril pasión por la Historia Universal y de Cuba, cualidades que deben estar presentes en las más nuevas generaciones, sobre todo hoy cuando el capitalismo extiende sus guerra cultural para ganar las mentes y los corazones de millones de seres humanos.
A esas conclusiones llegó el joven, que estando en prisión por sus ideas políticas, sistematizó los estudios, leyó bastante sobre literatura universal, 14 y 15 horas diarias. Habían enarbolado allí en sus celdas una escuela y él impartía Filosofía e Historia.
Diría Fidel: “Mis primeras lecturas, las que me atrajeron, fueron lecturas de historia: historia de Cuba, historia universal, y muchas biografías; casi todas las biografías fundamentales, clásicas, las he leído. Ya en la escuela, en el propio bachillerato, tuve contacto con la literatura, fundamentalmente con los clásicos de la literatura española.
Entre mis obras clásicas no falta la Biblia, por supuesto. Cualquiera que analiza mi terminología se encontrará que hay palabras bíblicas, porque estudié doce años en colegios religiosos, como el de los Hermanos de la Salle y fundamentalmente con los jesuitas…
Déjame expresarte que siempre mantuve la afición por la historia de Cuba, por todo lo que se refería a los luchadores por nuestra independencia, en primer lugar Martí y todo lo que se refería a las obras de Martí.
(…) Siempre me gustó y todavía me gusta leer, y me fanatizo con cualquier literatura que se refiera a nuestras guerras de independencia, a los personajes de nuestra lucha por la independencia.
He dedicado mucho tiempo no solo a la historia y a la geografía, sino también a la literatura política y, por cierto, a la literatura universal. Siempre estoy leyendo. Por ejemplo, tengo una gran colección de libros sobre Bolívar, siento una admiración infinita por Bolívar. Considero a Bolívar el más grande personaje de los grandes personajes de la historia, el hombre de las dificultades, el hombre que venció todos los obstáculos, una persona realmente extraordinaria.
He leído mucho todo lo de Aníbal el cartaginés, sus expediciones, sus campañas en Italia, sus guerras, sus batallas; todo lo relacionado con Alejandro Magno; sobre Julio César, los grandes personajes históricos y las grandes personalidades militares más modernas como Napoleón, sus campañas militares y toda su historia”.
Solo los mediocres, tartufos y sietemesinos no alcanzan a ver el valor de la lectura de la historia, de la oratoria encendida, de los símbolos, de la fuerza de las ideas. Ahora nos corresponde a nosotros, las nuevas generaciones, leer con la misma devoción el pensamiento y la obra de Fidel, que es leer en esencia a nuestro Alejandro y nuestro Bolívar, que desde una piedra de granito, cual grano de maíz sembrado en el oriente de Cuba, sigue irradiando luz y haciendo la Historia Universal.
IV. Sí se puede, sí se pudo y sí se podrá: La permanente enseñanza de Fidel.
No son pocos los instantes de la Historia Universal y los de nuestra Patria que prueban que el ser humano aferrado a una fuerte voluntad de vencer es capaz de sobreponerse a los mayores obstáculos y peligros. Fidel, avezado e infatigable lector y hombre dotado de una inteligencia visionaria, extraordinaria sensibilidad humana y lealtad ilimitada a los principios, incorporó tempranamente a su pensamiento y acción la profunda convicción de luchar, por muy duras que fueran las adversidades, hasta la victoria siempre.
Cada uno de sus discursos constituye una imagen vívida de los héroes y mártires sobre los que habló. También con su palabra pintó los hechos, recreó las circunstancias en que ocurrieron, los ambientes naturales donde tuvieron lugar, de forma tal que quienes lo escuchamos o estudiamos podemos sentirnos transportados a esos lugares o situaciones.
Admirador de los héroes y batallas que le antecedieron, el Comandante en Jefe convencido de la fuerza de un ideal, interpretó siempre los hechos históricos para extraer las lecciones necesarias, transmitirlas y aplicarlas consecuentemente en el bregar revolucionario. Así, entre innumerables expresiones, nos habló de que traía en su corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos, también proclamó con extraordinaria elocuencia que la Historia lo absolvería y 3 años después en Cinco Palmas, cuando todo parecía perdido, que sí ganaban la guerra.
En otra ocasión Fidel nos expresó que habíamos sido capaces de vencer como 300 vencieron a 10 000, recordando seguro la heroica Batalla de las Termópilas en la antigua Grecia; otras veces nos argumentó sobre la fuerza de las revoluciones, de cómo los hombres eran capaces de inmolarse ante un himno y una bandera, también nos persuadió sobre el legado de nuestros próceres y libertadores; el 26 de julio de 1989 desde la ciudad de Camagüey vaticinó el inminente colapso del campo socialista y la desintegración de la Unión Soviética, reafirmando que en esas condiciones Cuba y nuestra Revolución seguirían luchando y resistiendo.
Millones de cubanos guardamos en nuestra memoria durante un año crucial del “período especial”, al conmemorar el 137 Aniversario del Natalicio de nuestro Héroe Nacional, las conmovedoras palabras de Fidel en la Plaza de la Revolución convocándonos en solemne juramento de que siempre seríamos leales e invencibles seguidores de Martí y de Maceo porque si hubo una vez un Zanjón también hubo un Baraguá y que el futuro de nuestra patria sería un eterno Baraguá; y ya en los albores del siglo XXI encabezaría junto a todo el pueblo las batallas por el regreso a suelo patrio de un niño primero y luego de cinco cubanos inocentes prisioneros en las entrañas del monstruo, recordándonos que como en la travesía del Granma seríamos capaces de arriesgarlo todo por un compañero; todavía resuena en nuestros oídos la fuerza de su palabra encendida cuando aseguró: “Solo les digo una cosa: ¡Volverán!”.
Especialmente recuerdo en una de las marchas de nuestro pueblo, en la Tribuna Antimperialista José Martí, con gran maestría pronunciar una contundente pieza oratoria y clarinada de combate respondiendo a las amenazas del emperador de turno en los Estados Unidos con una frase de profundo calado histórico, expresándole en nombre de millones de compatriotas, que se despediría como los gladiadores que iban a morir al circo romano: “Salve, César, los que van a morir te saludan”; pero le aclaraba que llegado el momento no podría verle ni siquiera la cara porque el representante del imperio se quedaría a decenas de miles de kilómetros y nuestro Fidel estaría aquí, en la primera línea dispuesto a morir combatiendo en defensa de la patria.
Fidel demostró siempre con su ejemplo que el revolucionario verdadero tiene que pensar en su causa por encima de cualquier interés personal, en la belleza de esta y en el amor que le profesa; que ser revolucionario no implica privilegios de ninguna índole, que se asume esta condición para servir al pueblo, lo que quiere decir abnegación, sacrificio, humildad, el primero en los trabajos más duros, en el esfuerzo, en el peligro. Si se está consciente de ello se puede comprender el por qué sí se pudo, sí se puede y sí se podrá.
Como afirmara el General de Ejército Raúl Castro Ruz, ante los restos gloriosos de Fidel, en la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba: “La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios”.
Ser consecuentes con ese legado es una manera de perpetuar en nuestro corazón y en nuestra actuación cotidiana la enorme responsabilidad de decir en cualquier lugar que nos encontremos: Todos somos Fidel.

Mostrar más reacciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...