Feria Internacional del Libro.
Sala Nicolás Guillen. Fortaleza de San Carlos de La Cabaña.
La Habana, 8 de febrero 2018.
Sala Nicolás Guillen. Fortaleza de San Carlos de La Cabaña.
La Habana, 8 de febrero 2018.
En primer lugar, quiero agradecer a los autores y a la editorial Verde Olivo el haberme concedido el inmenso privilegio de presentar tan importante obra, para las presentes y futuras generaciones de revolucionarios, dentro y fuera de Cuba. Además, mucho me complace presentarle este testimonio, esta crónica tan emotiva, ante un colectivo tan numeroso y representativo de jóvenes que quieren a Fidel. A la vez, me dan la oportunidad de, más que presentar un libro, rendirle homenaje a su protagonista, nuestro querido Comandante en Jefe.
Sobre el libro, quiero expresar que es la única obra escrita hasta el presente, que narra en detalle a través de una gran crónica lo que vivió Cuba durante los 9 días más tristes de su historia.
Considero importante mencionar que esta obra que presentamos es la primera que escriben dos jóvenes, ambos brillantes periodistas, que además quieren a Fidel sin haberlo conocido personalmente. Esta es además, una obra de amor escrita en el hogar, a 4 manos. Me contaron en la editorial que a ambos autores se les solicitaron sus fotos para ubicarlas en la contraportada junto a su biografía, y respondieron que en el libro solo podían aparecer las fotos de los protagonistas: de Fidel y de nuestro pueblo.
Este es también un libro que comienza a escribirse en momentos posteriores a que Wilmer narrara en vivo y a tiempo real todo lo que ocurrió durante la caravana. El libro contiene los recuerdos de Wilmer, y además la poesía de Yunet. Esto me hace recordar las palabras de Martí cuando expreso: “cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño la obra es invencible”. [José Martí, "De las damas cubanas" Obras completas V: 16-1 7].
Introduce el libro la frase profética de Fidel, recordada al pueblo por nuestro querido Raúl en diciembre de 2016 en la Asamblea Nacional:
“Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!”. [Fidel Castro Ruz, 8 de enero de 1959].
Quisiera referirme al título del libro “Ahí viene Fidel”, que es lo que decían muchos al paso del cortejo. El mencionado titulo me hizo recordar las palabras de Raúl cuando Fidel se quedó sin voz durante su discurso a inicios de la Revolución, el 6 de agosto de 1960: “se ha ido una voz por un momento; ¡pero ahí está él y estará!”. El título del libro y las palabras de Raúl encierran una misma idea: en ambas se habla de Fidel en presente.
Me referiré ahora a un aspecto medular del libro. Más que en el plano personal, desde la visión de mi generación me resisto a considerar el libro como la crónica de una despedida. Por ello permítanme por favor leerles el primer párrafo del mensaje que le escribí a Fidel en el libro de Santa Ifigenia el 25 de marzo de 2017:
“Ante todo quiero expresarte que esto no es una despedida. Junto a millones de cubanos, de revolucionarios dentro y fuera de Cuba, junto a tu familia, como nieto agradecido, nunca querré dejar ir al Comandante en Jefe, ni al padre de la Revolución, ni al más universal de todos los cubanos del siglo XX y XXI, ni al guerrillero, ni al entrañable amigo, ni al educador, ni al científico, ni al creador, ni al compañero, ni al invicto y eterno Fidel, ni a mi abuelo. Serás siempre mi guía, quien a diario me inspira y me motiva.” [Fidel Antonio Castro Smirnov, Santiago de Cuba, 25 de marzo de 2017].
Una de las enseñanzas de Fidel que más me gusta recordar, trata de la importancia de las ideas. Uno de quienes primero predijo la eternidad de las ideas de Fidel fue el Teniente Sarría, aquel militar negro que impidió que mataran a Fidel cuando lo capturaron en el vara en tierra, posterior al ataque al cuartel Moncada: “las ideas no se matan”. Y son precisamente por sus ideas que Fidel vivirá por siempre. Por estas razones y más, después de escuchar a Fidel se me grabaron las siguientes ideas:
“Nos acompaña la convicción más profunda de que las ideas pueden más que las armas por sofisticadas y poderosas que estas sean.” [Fidel Castro Ruz, en el acto por el Día Internacional de los Trabajadores, efectuado en la Plaza de la Revolución, el 1º de mayo de 2003].
“Nosotros nunca nos hemos planteado la cuestión de la fabricación de armas nucleares, porque no las necesitamos (...) Nosotros poseemos otro tipo de armas nucleares, son nuestras ideas; nosotros poseemos armas del poder de las nucleares, es la magnitud de la justicia por la cual luchamos; nosotros poseemos armas nucleares en virtud del poder invencible de las armas morales (…) Y porque tenemos eso que llamamos una conciencia revolucionaria, que es la suma de muchas conciencias, es la suma de la conciencia humanista, la suma de una conciencia del honor, de la dignidad, de los mejores valores que puede cosechar un ser humano. Es hija del amor a la patria y el amor al mundo, que no olvida aquello de que patria es humanidad.” [Fidel Castro Ruz, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005].
En resumen, Fidel no se fue. Fidel está y estará. Fidel seguirá llegando, como bien dice el título del libro. Y para reforzar esta idea, les leeré con su permiso un fragmento del homenaje “Yo no sé lo que es vivir sin Fidel”:
“No puedo, ni debo ni quiero decir que Fidel no está físicamente. Puede no estar presente el calor de Fidel. Pero sí está presente la energía de Fidel, el trabajo de Fidel, el impulso de Fidel, la fuerza de Fidel (más fuerte que las fuerzas nucleares), la dinámica de Fidel, la onda de Fidel, la luz de Fidel (la más bella e intensa), el movimiento de Fidel, el magnetismo de Fidel, el tiempo de Fidel, la obra y la conciencia de Fidel, están muy presentes y perdurarán. Y la energía, el trabajo, el impulso, la fuerza, la luz, el movimiento (también interpretado como cambio, siendo el más integral el movimiento social Fidelista), todo ello es Física, por tanto Fidel sí está presente físicamente. El ADN de Fidel está presente en millones de revolucionarios dentro y fuera de Cuba, en nuestra América, en el mundo, así que Fidel está presente biológicamente. La química de Fidel une a millones, incluso a quienes no piensan como él pero lo respetan, lo admiran y lo quieren, así que Fidel está presente químicamente. La ciencia toda, nos brinda la tan añorada y querida presencia de Fidel entre nosotros.” [Fidel Antonio Castro Smirnov, Universidad de Oriente, 24 de noviembre de 2017].
Volviendo al libro, lo que encontramos a lo largo de su contenido es, a mi entender, una crónica de un pueblo agradecido. Como uno más de los agradecidos, permítanme por favor agradecerle una vez más a Fidel:
“Querido Fidel, como dignos frutos de lo que tú sembraste, nos engrandece el privilegio de homenajearte, de quererte, de escucharte, de admirarte, de recordarte, de acompañarte, (…) de cuidarte, de extrañarte. Nos enorgullece, nos emociona, y nos engrandece el privilegio de poder decirte hoy: gracias por haber nacido, gracias por vivir, gracias por triunfar cada día, gracias por tu fuerza incontenible, por tu valor, tenacidad y optimismo; por tantas hazañas y proezas, por enseñarnos a no aceptar nunca la derrota y guiarnos siempre hacia la victoria; gracias por educarnos en la verdad con palabras y hechos irrebatibles, gracias por tu ejemplo, por tu altura ética y moral, por tu pensamiento y tus ideas, por mostrarnos el camino de la dignidad; gracias por seguir luchando contra lo imposible, gracias por construir, por soñar y crear todavía más, gracias por hacernos tan felices”. [Fidel Antonio Castro Smirnov, Santiago de Cuba, 14 de agosto de 2017].
Acercándonos al final de esta presentación, quisiera detenerme en el hecho de que el libro es también la crónica de dos caravanas, la de 1959 y la de 2016. De la primera, la Caravana de la Victoria, me impresionó que cuenta un momento muy importante para mí y para mi familia.
“Muchos de los jóvenes que aquel enero lo esperaron en el Cotorro, ayudados por bastones regresan para verlo. Con sus noventaiún inviernos a cuestas, Eliseo Sosa camina despacio. Desde el pedacito de acera que ocupa habla de cuando lo vio pasar junto a los barbudos en 1959 y fue testigo del abrazo entre él y su hijo Fidelito.
<<Aquello fue tremendo; hacía tanto que no lo veía>>. Era la ternura de un padre por su pequeño de nueve anhos y el cariño de un líder por su pueblo, dos amores muy parecidos.” [Yunet Lopez y Wilmer Rodriguez, Ahí viene Fidel, pag 43].
Es aquí donde vuelven a sorprenderme las analogías.
El 25 de noviembre de 1956 sale Fidel en el Granma, después de expresar: “Si salgo, llego; si llego, entro; si entro, triunfo”. Exactamente 60 años después, el 25 de noviembre de 2016 vuelve a partir Fidel a nuevas batallas, en su paso a la eternidad.
En 1959, entra Fidelito en la caravana de la libertad por el malecón habanero en brazos de su padre, quien llegó victorioso y con la alegría de volver a abrazar a su hijo, un hijo que naciendo le salvó la vida. Sobre esto último, cuenta Katiuska Blanco en su famoso libro “Todo el tiempo de los cedros”:
“El 1 de septiembre de 1949, Fidel, ajeno a que los grupos gangsteriles lo esperaban en la Universidad para ultimarlo a balazos, acompañó a su esposa, que sentía dolores de parto. El nacimiento de su hijo Fidel Ángel ese día fue una verdadera bendición y una afortunada coincidencia, no solo por su llegada aguardada con ansiedad, sino porque además salvó la vida del padre. A partir de entonces, Fidel en cada momento decisivo de su vida, pensaría en su hijo y sentiría su falta o añoraría abrazarlo, actuaría con la convicción definitiva de honrarlo.” [Katiuska Blanco, Libro “Todo el tiempo de los cedros”, Casa Editora Abril, 2003, pág. 265].
Entra entonces Fidelito en el 59 por el malecón habanero en brazos de su padre. Y exactamente 59 años después, en los días sumamente tristes y dolorosos que recientemente conmocionaron a nuestro pueblo y al mundo, y que todos conocen, pasa nuevamente Fidelito por el malecón habanero, pero esta vez en los brazos de sus hijos.
Me referiré a otra analogía, y para ello les mostrare mi fotografía preferida, con una hermosa imagen de los dos hombres más importantes de mi vida: mi abuelo y mi padre [Cotorro, 8 de enero de 1959]:
Sobre el libro, quiero expresar que es la única obra escrita hasta el presente, que narra en detalle a través de una gran crónica lo que vivió Cuba durante los 9 días más tristes de su historia.
Considero importante mencionar que esta obra que presentamos es la primera que escriben dos jóvenes, ambos brillantes periodistas, que además quieren a Fidel sin haberlo conocido personalmente. Esta es además, una obra de amor escrita en el hogar, a 4 manos. Me contaron en la editorial que a ambos autores se les solicitaron sus fotos para ubicarlas en la contraportada junto a su biografía, y respondieron que en el libro solo podían aparecer las fotos de los protagonistas: de Fidel y de nuestro pueblo.
Este es también un libro que comienza a escribirse en momentos posteriores a que Wilmer narrara en vivo y a tiempo real todo lo que ocurrió durante la caravana. El libro contiene los recuerdos de Wilmer, y además la poesía de Yunet. Esto me hace recordar las palabras de Martí cuando expreso: “cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño la obra es invencible”. [José Martí, "De las damas cubanas" Obras completas V: 16-1 7].
Introduce el libro la frase profética de Fidel, recordada al pueblo por nuestro querido Raúl en diciembre de 2016 en la Asamblea Nacional:
“Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!”. [Fidel Castro Ruz, 8 de enero de 1959].
Quisiera referirme al título del libro “Ahí viene Fidel”, que es lo que decían muchos al paso del cortejo. El mencionado titulo me hizo recordar las palabras de Raúl cuando Fidel se quedó sin voz durante su discurso a inicios de la Revolución, el 6 de agosto de 1960: “se ha ido una voz por un momento; ¡pero ahí está él y estará!”. El título del libro y las palabras de Raúl encierran una misma idea: en ambas se habla de Fidel en presente.
Me referiré ahora a un aspecto medular del libro. Más que en el plano personal, desde la visión de mi generación me resisto a considerar el libro como la crónica de una despedida. Por ello permítanme por favor leerles el primer párrafo del mensaje que le escribí a Fidel en el libro de Santa Ifigenia el 25 de marzo de 2017:
“Ante todo quiero expresarte que esto no es una despedida. Junto a millones de cubanos, de revolucionarios dentro y fuera de Cuba, junto a tu familia, como nieto agradecido, nunca querré dejar ir al Comandante en Jefe, ni al padre de la Revolución, ni al más universal de todos los cubanos del siglo XX y XXI, ni al guerrillero, ni al entrañable amigo, ni al educador, ni al científico, ni al creador, ni al compañero, ni al invicto y eterno Fidel, ni a mi abuelo. Serás siempre mi guía, quien a diario me inspira y me motiva.” [Fidel Antonio Castro Smirnov, Santiago de Cuba, 25 de marzo de 2017].
Una de las enseñanzas de Fidel que más me gusta recordar, trata de la importancia de las ideas. Uno de quienes primero predijo la eternidad de las ideas de Fidel fue el Teniente Sarría, aquel militar negro que impidió que mataran a Fidel cuando lo capturaron en el vara en tierra, posterior al ataque al cuartel Moncada: “las ideas no se matan”. Y son precisamente por sus ideas que Fidel vivirá por siempre. Por estas razones y más, después de escuchar a Fidel se me grabaron las siguientes ideas:
“Nos acompaña la convicción más profunda de que las ideas pueden más que las armas por sofisticadas y poderosas que estas sean.” [Fidel Castro Ruz, en el acto por el Día Internacional de los Trabajadores, efectuado en la Plaza de la Revolución, el 1º de mayo de 2003].
“Nosotros nunca nos hemos planteado la cuestión de la fabricación de armas nucleares, porque no las necesitamos (...) Nosotros poseemos otro tipo de armas nucleares, son nuestras ideas; nosotros poseemos armas del poder de las nucleares, es la magnitud de la justicia por la cual luchamos; nosotros poseemos armas nucleares en virtud del poder invencible de las armas morales (…) Y porque tenemos eso que llamamos una conciencia revolucionaria, que es la suma de muchas conciencias, es la suma de la conciencia humanista, la suma de una conciencia del honor, de la dignidad, de los mejores valores que puede cosechar un ser humano. Es hija del amor a la patria y el amor al mundo, que no olvida aquello de que patria es humanidad.” [Fidel Castro Ruz, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005].
En resumen, Fidel no se fue. Fidel está y estará. Fidel seguirá llegando, como bien dice el título del libro. Y para reforzar esta idea, les leeré con su permiso un fragmento del homenaje “Yo no sé lo que es vivir sin Fidel”:
“No puedo, ni debo ni quiero decir que Fidel no está físicamente. Puede no estar presente el calor de Fidel. Pero sí está presente la energía de Fidel, el trabajo de Fidel, el impulso de Fidel, la fuerza de Fidel (más fuerte que las fuerzas nucleares), la dinámica de Fidel, la onda de Fidel, la luz de Fidel (la más bella e intensa), el movimiento de Fidel, el magnetismo de Fidel, el tiempo de Fidel, la obra y la conciencia de Fidel, están muy presentes y perdurarán. Y la energía, el trabajo, el impulso, la fuerza, la luz, el movimiento (también interpretado como cambio, siendo el más integral el movimiento social Fidelista), todo ello es Física, por tanto Fidel sí está presente físicamente. El ADN de Fidel está presente en millones de revolucionarios dentro y fuera de Cuba, en nuestra América, en el mundo, así que Fidel está presente biológicamente. La química de Fidel une a millones, incluso a quienes no piensan como él pero lo respetan, lo admiran y lo quieren, así que Fidel está presente químicamente. La ciencia toda, nos brinda la tan añorada y querida presencia de Fidel entre nosotros.” [Fidel Antonio Castro Smirnov, Universidad de Oriente, 24 de noviembre de 2017].
Volviendo al libro, lo que encontramos a lo largo de su contenido es, a mi entender, una crónica de un pueblo agradecido. Como uno más de los agradecidos, permítanme por favor agradecerle una vez más a Fidel:
“Querido Fidel, como dignos frutos de lo que tú sembraste, nos engrandece el privilegio de homenajearte, de quererte, de escucharte, de admirarte, de recordarte, de acompañarte, (…) de cuidarte, de extrañarte. Nos enorgullece, nos emociona, y nos engrandece el privilegio de poder decirte hoy: gracias por haber nacido, gracias por vivir, gracias por triunfar cada día, gracias por tu fuerza incontenible, por tu valor, tenacidad y optimismo; por tantas hazañas y proezas, por enseñarnos a no aceptar nunca la derrota y guiarnos siempre hacia la victoria; gracias por educarnos en la verdad con palabras y hechos irrebatibles, gracias por tu ejemplo, por tu altura ética y moral, por tu pensamiento y tus ideas, por mostrarnos el camino de la dignidad; gracias por seguir luchando contra lo imposible, gracias por construir, por soñar y crear todavía más, gracias por hacernos tan felices”. [Fidel Antonio Castro Smirnov, Santiago de Cuba, 14 de agosto de 2017].
Acercándonos al final de esta presentación, quisiera detenerme en el hecho de que el libro es también la crónica de dos caravanas, la de 1959 y la de 2016. De la primera, la Caravana de la Victoria, me impresionó que cuenta un momento muy importante para mí y para mi familia.
“Muchos de los jóvenes que aquel enero lo esperaron en el Cotorro, ayudados por bastones regresan para verlo. Con sus noventaiún inviernos a cuestas, Eliseo Sosa camina despacio. Desde el pedacito de acera que ocupa habla de cuando lo vio pasar junto a los barbudos en 1959 y fue testigo del abrazo entre él y su hijo Fidelito.
<<Aquello fue tremendo; hacía tanto que no lo veía>>. Era la ternura de un padre por su pequeño de nueve anhos y el cariño de un líder por su pueblo, dos amores muy parecidos.” [Yunet Lopez y Wilmer Rodriguez, Ahí viene Fidel, pag 43].
Es aquí donde vuelven a sorprenderme las analogías.
El 25 de noviembre de 1956 sale Fidel en el Granma, después de expresar: “Si salgo, llego; si llego, entro; si entro, triunfo”. Exactamente 60 años después, el 25 de noviembre de 2016 vuelve a partir Fidel a nuevas batallas, en su paso a la eternidad.
En 1959, entra Fidelito en la caravana de la libertad por el malecón habanero en brazos de su padre, quien llegó victorioso y con la alegría de volver a abrazar a su hijo, un hijo que naciendo le salvó la vida. Sobre esto último, cuenta Katiuska Blanco en su famoso libro “Todo el tiempo de los cedros”:
“El 1 de septiembre de 1949, Fidel, ajeno a que los grupos gangsteriles lo esperaban en la Universidad para ultimarlo a balazos, acompañó a su esposa, que sentía dolores de parto. El nacimiento de su hijo Fidel Ángel ese día fue una verdadera bendición y una afortunada coincidencia, no solo por su llegada aguardada con ansiedad, sino porque además salvó la vida del padre. A partir de entonces, Fidel en cada momento decisivo de su vida, pensaría en su hijo y sentiría su falta o añoraría abrazarlo, actuaría con la convicción definitiva de honrarlo.” [Katiuska Blanco, Libro “Todo el tiempo de los cedros”, Casa Editora Abril, 2003, pág. 265].
Entra entonces Fidelito en el 59 por el malecón habanero en brazos de su padre. Y exactamente 59 años después, en los días sumamente tristes y dolorosos que recientemente conmocionaron a nuestro pueblo y al mundo, y que todos conocen, pasa nuevamente Fidelito por el malecón habanero, pero esta vez en los brazos de sus hijos.
Me referiré a otra analogía, y para ello les mostrare mi fotografía preferida, con una hermosa imagen de los dos hombres más importantes de mi vida: mi abuelo y mi padre [Cotorro, 8 de enero de 1959]:
Esta escena es la que siento representada en la famosa e histórica canción de nuestro amigo, Raúl Torres, cuando dice: “No quiero decirte Comandante, ni barbudo ni gigante, todo lo que se de ti. Hoy quiero gritarte padre mío, no te sueltes de mi mano, que aun no se andar bien sin ti.”
Hoy el padre sostiene nuevamente la mano de su hijo, con la mayor ternura y cariño, en esta imagen de ambas manos de las que nunca me soltaré. Hoy, padre e hijo juntan sus barbas, ambas repletas de mis besos, y juntos cabalgan en la inmortalidad. Ellos son, mi abuelo y mi padre.
Mi padre es y será siempre Fidel. Mi abuelo es y será siempre el eterno e invicto Fidel. Mi nombre es Fidel, y mi vida se llama Fidel. Mis pensamientos, mis sueños, mis anhelos, mis recuerdos, se llaman también Fidel. Yo soy Fidel, y ustedes son Fidel.
Muchas gracias.
Hoy el padre sostiene nuevamente la mano de su hijo, con la mayor ternura y cariño, en esta imagen de ambas manos de las que nunca me soltaré. Hoy, padre e hijo juntan sus barbas, ambas repletas de mis besos, y juntos cabalgan en la inmortalidad. Ellos son, mi abuelo y mi padre.
Mi padre es y será siempre Fidel. Mi abuelo es y será siempre el eterno e invicto Fidel. Mi nombre es Fidel, y mi vida se llama Fidel. Mis pensamientos, mis sueños, mis anhelos, mis recuerdos, se llaman también Fidel. Yo soy Fidel, y ustedes son Fidel.
Muchas gracias.
Dr.C. Fidel Antonio Castro Smirnov.
Profesor Titular e Investigador Titular.
Asesor de la Rectora.
Universidad de las Ciencias Informáticas.
Profesor Titular e Investigador Titular.
Asesor de la Rectora.
Universidad de las Ciencias Informáticas.
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