Por: Talía González.
Esta no pretende ser una crónica resultado de una cobertura de prensa, aun cuando mi condición omnipresente de periodista y el sentido común, lo desearan. Es el homenaje al padre de un amigo, de un hermano que sin serlo sanguíneamente, lo es por su amistad y su cariño. Es un tributo a Fidelito, ese al que muchos cubanos le han dedicado sentidas palabras y afectos por estos días tras conocer de su partida física. Conmovida llegué este domingo soleado en La Habana, a la Academia de Ciencias de Cuba donde su familia y amigos le rindieron honores. Fidelito era el vicepresidente de la Academia y allí también estaban sus compañeros. Las condolencias a sus seres queridos era lo único que rompía el silencio de respeto que inspiraban sus restos mortales colocados en una urna de cedro. Sus medallas, sus reconocimientos, uno de ellos firmado por su padre, Fidel.
Al salir el cortejo fúnebre desde La Habana Vieja hasta el Cementerio Colón, muchas personas se detenían a observar la caravana… Algunos vecinos tomaban fotos y alguien colocó la bandera de la PATRIA en la Calle Cuba donde tuvo lugar este domingo la despedida.
Durante el recorrido pensé que por este mismo malecón habanero, y sí en cobertura de prensa despedimos a Fidel. Y viví entonces una mezcla de sentimientos. La vida en la Habana este 4 de febrero continuaba su ritmo habitual pero desde dentro, desde el corazón de sus amigos, no sería así.
Fidelito fue sepultado en el Panteón de la Academia de Ciencias de Cuba en la Necrópolis de Colón y allí junto a las ofrendas de sus familiares y amigos estaba la del General de Ejército Raúl Castro Ruz.
A solicitud de la familia, el destacado científico cubano Agustín Lage Dávila hizo un breve pero sentido discurso de despedida. En sus palabras emocionadas, Agustín expresó que Fidelito fue uno de los miles de jóvenes científicos que empezaron su carrera de la ciencia en la Unión Soviética y mantuvo esa amistad y ese vínculo, y no es casual, dijo, “porque la idea del socialismo y del desarrollo científico nacieron juntas como expresiones máximas de la racionalidad del ser humano”… Fidelito incursionó en el campo de la física nuclear y de la energía, sobre ese tema, agregó Agustín Lage, nos alertó a todos sobre el impacto previsible de las nanotecnologías, dada su responsabilidad como asesor científico del Consejo de Estado…
Fidelito quedó sembrado junto a la bandera de la estrella solitaria, esa que defendió desde su trinchera, la ciencia. Un hombre fiel, que será recordado por siempre. Por su familia, por sus amigos, sus compañeros de trabajo, por este pueblo que lo recuerda en brazos de su padre como un símbolo.
Fue un homenaje sencillo para un hombre fiel a Cuba. Fidelito, el padre de un amigo.
Al salir el cortejo fúnebre desde La Habana Vieja hasta el Cementerio Colón, muchas personas se detenían a observar la caravana… Algunos vecinos tomaban fotos y alguien colocó la bandera de la PATRIA en la Calle Cuba donde tuvo lugar este domingo la despedida.
Durante el recorrido pensé que por este mismo malecón habanero, y sí en cobertura de prensa despedimos a Fidel. Y viví entonces una mezcla de sentimientos. La vida en la Habana este 4 de febrero continuaba su ritmo habitual pero desde dentro, desde el corazón de sus amigos, no sería así.
Fidelito fue sepultado en el Panteón de la Academia de Ciencias de Cuba en la Necrópolis de Colón y allí junto a las ofrendas de sus familiares y amigos estaba la del General de Ejército Raúl Castro Ruz.
A solicitud de la familia, el destacado científico cubano Agustín Lage Dávila hizo un breve pero sentido discurso de despedida. En sus palabras emocionadas, Agustín expresó que Fidelito fue uno de los miles de jóvenes científicos que empezaron su carrera de la ciencia en la Unión Soviética y mantuvo esa amistad y ese vínculo, y no es casual, dijo, “porque la idea del socialismo y del desarrollo científico nacieron juntas como expresiones máximas de la racionalidad del ser humano”… Fidelito incursionó en el campo de la física nuclear y de la energía, sobre ese tema, agregó Agustín Lage, nos alertó a todos sobre el impacto previsible de las nanotecnologías, dada su responsabilidad como asesor científico del Consejo de Estado…
Fidelito quedó sembrado junto a la bandera de la estrella solitaria, esa que defendió desde su trinchera, la ciencia. Un hombre fiel, que será recordado por siempre. Por su familia, por sus amigos, sus compañeros de trabajo, por este pueblo que lo recuerda en brazos de su padre como un símbolo.
Fue un homenaje sencillo para un hombre fiel a Cuba. Fidelito, el padre de un amigo.
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