Por Anabel Madiedo Oropeza*
El bloqueo criminal de los Estados Unidos contra Cuba, que se estableció hace casi 60 años y ha sido mantenido por las continuas administraciones norteamericanas, no ha conseguido rendir al pueblo cubano a pesar de las limitaciones a las que nos hemos tenido que enfrentar.
Luego del acercamiento de nuestros países por las medidas tomadas durante el último período de gestión de Barak Obama y la apertura de las embajadas, se abría un camino que beneficiaría tanto a Estados Unidos como a Cuba.
Ambas Naciones deseaban un acercamiento. Sin embargo, poco tiempo después este se vio truncado por la decisión de la nueva administración norteamericana de mantener el cruel bloqueo y acrecentar la lista de falsas denuncias contra nuestro país. Justificaban así su política anticubana, que aún hoy busca complacer a los influyentes miembros de la Mafia Cubanoamericana de Miami, sin importarle que la mayoría de los norteamericanos desean un intercambio con nuestro pueblo.
Los cubanos de mi generación sabemos y sufrimos las penurias del período especial a raíz de la caída del socialismo en Europa. Sabemos cuán injusta es esta política, que se profundizó en una etapa en la que muchos celebraban eufóricamente la inminente rendición de nuestra heroica Isla.
Lo que no pensaban los acérrimos enemigos de la Revolución Cubana, que son especialmente los antiguos dueños burgueses y explotadores de la población cubana antes de 1959 y su descendencia en Miami, es que Cuba podría resistir tan intensa crisis económica impuesta desde el imperio del norte.
Hoy, tenemos una generación de cubanos que son los hijos de quienes formamos parte de aquel ejército de pueblo. Jóvenes descendientes de quienes supieron mantenerse unidos para garantizar lo que hoy conservamos: esa Revolución Cubana, a la cual estamos en el deber de seguir defendiendo por el bien de Cuba y del resto del mundo.
Sin embargo, muchos de estos jóvenes, que solo conocen el capitalismo cruel por los libros de historia de Cuba, se enfrentan hoy a la avalancha de propaganda pro-imperialista que se declara a favor del consumismo y estimula el desánimo para no seguir luchando por mantener los principios de nuestra sociedad socialista.
Algunos de ellos sueñan con irse de la Isla a vivir en el país “de las oportunidades”, y solo al llegar allá comprenden que la verdad es muy diferente, viéndose obligados a trabajar largas jornadas por míseros salarios para sostener su vidas.
Tenemos también, por otro lado, a aquellos que dicen ser “apolíticos”, porque consideran que no es necesario hacer política y defender a Cuba de las agresiones ideológicas y económicas a las que está sometida. Aquellos que aún hoy no perciben que si los cubanos de estos tiempos no hacemos nuestra propia guerra contra los enemigos de Cuba, los enemigos no dudarán en hacérnosla a nosotros.
Que nadie crea jamás que el interés del imperio es ayudar a los cubanos. Su verdadero interés es el interés de unos cuantos cubanos de Miami que vendrían a repartirse lo que antaño fueron sus propiedades, y que nuestro líder indiscutible Fidel Castro Ruz, puso a disposición de todos los de esta Isla.
Los cubanos, de todas las generaciones, tenemos el sagrado deber de perfeccionar nuestro socialismo, de luchar contra la inmovilidad de algunos y contra la corrupción de otros. De trabajar para el pueblo mano a mano para seguir defendiendo lo que hoy es una quimera para la mayoría de los hombres de la tierra, salud y educación gratuita, estatal, universal de calidad, seguridad social y equidad.
* Médico cubana, especialista de I Grado en Medicina General Integral, Máster en Atención Integral a la Mujer y Profesora Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río.
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