El tópico ha sido explicado en sendos artículos por Luis Alberto Rodríguez, periodista mexicano en sendos artículos reproducidos aquí.
El sueño no alcanza para todos aquí. La próxima Cumbre de las Américas que tendrá lugar, entre el 13 y el 14 de abril, en Lima, Perú, ha creado un clima de alta tensión, primero, por la llegada de Donald Trump y segundo, por su encuentro con países a quien el titular de la Casa Blanca ha tildado de adversarios como Venezuela, Cuba, Bolivia…
Tal agitación no es exclusiva de la cumbre de presidentes, lo es también entre la sociedad civil que se verá las caras en tierra peruana, por un lado, las organizaciones asiduas a la Casa Blanca y, por el otro, quienes mantienen una política a contracorriente de Trump.
Es así como la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia, —la Redlad, asociada a la Organización de Estados Americanos—, ha operado la iniciativa llamada “Participación de la Sociedad Civil en la Cumbre de las Américas”, también conocida como Proyecto PASCA.
Auspiciada por la Fundación Freedom House, la Redlad ha causado estragos entre los organizadores del encuentro ciudadano de la Cumbre de Perú. Su intención es darle foro a voces que abiertamente proponen la re-anexión de Cuba a Estados Unidos. Esto, como era de esperase, ha levantado las críticas de varios países latinoamericanos y tiranteado el transcurrir del evento. Lima es hoy —y en buena parte, debido a eso—, un terreno minado para la política exterior americana.
¿Por qué el empeño de la Redlad en estirar así el contexto de la Cumbre de Perú? Quizá porque el Proyecto PASCA fue diseñado para eso, al ser parte de un proyecto más grande de la Freedom House: la iniciativa “Buiding Bridges for Civil Society in Cuba”, cuyo objetivo es dar foro a anexionistas cubanos en eventos como los de Lima, y generar impacto mediático que sirva a la política exterior de la Casa Blanca.
La historia de la Freedom House es conocida: nació en la guerra fría como brazo político del Departamento de Estado frente al comunismo. Y de esto parece obvio que Donald Trump saca provecho.
La Cumbre de Perú medirá la influencia efectiva del mandatario estadunidense sobre Latinoamérica y el Caribe. Es la primera vez que el presidente sale al encuentro del resto del continente y la política exterior de la Casa Blanca está valiéndose de todas sus herramientas para asegurarle a Trump una estancia favorable. Al respecto, el Proyecto PASCA hace su parte.
Desde ya, la Redlac en conjunción con asociaciones como la peruana Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo —asociada a la Cancillería de Perú—, dan el visto bueno a quienes tendrán reflectores en los foros sociales de la Cumbre. Los medios aguardamos pacientes y el binomio Trump-Cuba prende en automático los micrófonos.
¿Podrá el presidente beneficiarse de esto? Lo que puede advertirse es que, lo que ocurra en Lima determinará la política de Estados Unidos hacia el sur del continente por el resto de la era Trump. Latinoamericanismo o Washington: Las cámaras están listas.
Las cosas se mueven rumbo a la próxima Cumbre de las Américas, a realizarse del 13 al 15 de abril en Perú. Será el primer gran intento de Donald Trump por separar a los “buenos” de los “malos” en el continente; donde los “buenos” son aquellos países que atienden los mandatos de la Casa Blanca y los malos, a saber, los no alineados.
Las tácticas utilizadas por Trump son específicas. Algunas muy básicas, como no invitar a Venezuela a la cumbre. Otras, más elaboradas, como la que Washington dedica a Cuba, otro de los “bad guys” de América, según el gobierno de EE.UU.
Se trata del proyecto “Buiding Bridges for Civil Society in Cuba”, financiado por el Departamento de Estado, el cual promueve la participación de grupos anti-cubanos en los foros regionales de la Organización de Estados Americanos (OEA). La idea es que estos grupos se inserten en la Cumbre de las Américas de Perú para hablar mal del gobierno de Cuba y que esto impacte en los medios; claro, con dinero de por medio y a través del conocido Proyecto PASCA.
¿Qué es el Proyecto PASCA? Es el proyecto llamado “Participación de la Sociedad Civil en la Cumbre de las Américas” que busca crear un “foro ciudadano” en la Cumbre de Perú.
Es operado por la Red Latinoamericana y del Caribe por la Democracia –la Redlad—y he ahí lo interesante, pues esta recibe dinero de la Fundación Freedom House, organización radicada en Washington la cual, a su vez, funciona con dinero del Departamento de Estado de EE.UU. para regar financiamiento a iniciativas como el “Building Bridges…”.
¿A quienes pretende llevar el Proyecto PASCA a hablar mal de Cuba en la Cumbre de las Américas?
Aquí una lista de invitados. Apréndaselos porque los veremos salir en los canales y periódicos cumpliendo el propósito para el cual les han pagado:
Yusmila Reyna Ferrera, Fernando Edgardo Palacio Mogar, Navid Fernández Cabrera, Guillermo Fariñas Hernández, Boris González Arenas, Claudio Fuentes Madan, Alexei Gamez Alonso, Rolando Rodríguez Lobaina, Egberto Angel, Cristina Rodríguez Penton, Antonio Rodiles, Elizardo Sánchez, Henry Constantin Ferreiro, Erick Álvarez Gil, Camilo Ernesto Oliveira, Roberto de Jesús Guerra Pérez, Acelia Carvajal Montaine, Juan del Pilar Goberna Hernández, Magalys Norbis Otero Suárez, Nelson Manuel Álvarez Matute, Angel Hurtado Porro, Tairhit Rivero Álvarez, Sandra Margarita Borges García, Eroisis González Suárez, Zuleidys Lisbet Pérez Velázquez, José Daniel Ferrer, Manuel Silvestre Cuesta Morúa.
Empieza la Tercera Reunión Ordinaria de 2018 del Grupo de Revisión e Implementación de Cumbres (GRIC) en Lima, Perú. Nuestra directora ejecutiva, @Ginitastar, hace presencia para participar activamente como una de las voces de la sociedad civil.
El sueño no alcanza para todos aquí. La próxima Cumbre de las Américas que tendrá lugar, entre el 13 y el 14 de abril, en Lima, Perú, ha creado un clima de alta tensión, primero, por la llegada de Donald Trump y segundo, por su encuentro con países a quien el titular de la Casa Blanca ha tildado de adversarios como Venezuela, Cuba, Bolivia…
Tal agitación no es exclusiva de la cumbre de presidentes, lo es también entre la sociedad civil que se verá las caras en tierra peruana, por un lado, las organizaciones asiduas a la Casa Blanca y, por el otro, quienes mantienen una política a contracorriente de Trump.
Es así como la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia, —la Redlad, asociada a la Organización de Estados Americanos—, ha operado la iniciativa llamada “Participación de la Sociedad Civil en la Cumbre de las Américas”, también conocida como Proyecto PASCA.
Auspiciada por la Fundación Freedom House, la Redlad ha causado estragos entre los organizadores del encuentro ciudadano de la Cumbre de Perú. Su intención es darle foro a voces que abiertamente proponen la re-anexión de Cuba a Estados Unidos. Esto, como era de esperase, ha levantado las críticas de varios países latinoamericanos y tiranteado el transcurrir del evento. Lima es hoy —y en buena parte, debido a eso—, un terreno minado para la política exterior americana.
¿Por qué el empeño de la Redlad en estirar así el contexto de la Cumbre de Perú? Quizá porque el Proyecto PASCA fue diseñado para eso, al ser parte de un proyecto más grande de la Freedom House: la iniciativa “Buiding Bridges for Civil Society in Cuba”, cuyo objetivo es dar foro a anexionistas cubanos en eventos como los de Lima, y generar impacto mediático que sirva a la política exterior de la Casa Blanca.
La historia de la Freedom House es conocida: nació en la guerra fría como brazo político del Departamento de Estado frente al comunismo. Y de esto parece obvio que Donald Trump saca provecho.
La Cumbre de Perú medirá la influencia efectiva del mandatario estadunidense sobre Latinoamérica y el Caribe. Es la primera vez que el presidente sale al encuentro del resto del continente y la política exterior de la Casa Blanca está valiéndose de todas sus herramientas para asegurarle a Trump una estancia favorable. Al respecto, el Proyecto PASCA hace su parte.
Desde ya, la Redlac en conjunción con asociaciones como la peruana Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo —asociada a la Cancillería de Perú—, dan el visto bueno a quienes tendrán reflectores en los foros sociales de la Cumbre. Los medios aguardamos pacientes y el binomio Trump-Cuba prende en automático los micrófonos.
¿Podrá el presidente beneficiarse de esto? Lo que puede advertirse es que, lo que ocurra en Lima determinará la política de Estados Unidos hacia el sur del continente por el resto de la era Trump. Latinoamericanismo o Washington: Las cámaras están listas.
Las cosas se mueven rumbo a la próxima Cumbre de las Américas, a realizarse del 13 al 15 de abril en Perú. Será el primer gran intento de Donald Trump por separar a los “buenos” de los “malos” en el continente; donde los “buenos” son aquellos países que atienden los mandatos de la Casa Blanca y los malos, a saber, los no alineados.
Las tácticas utilizadas por Trump son específicas. Algunas muy básicas, como no invitar a Venezuela a la cumbre. Otras, más elaboradas, como la que Washington dedica a Cuba, otro de los “bad guys” de América, según el gobierno de EE.UU.
Se trata del proyecto “Buiding Bridges for Civil Society in Cuba”, financiado por el Departamento de Estado, el cual promueve la participación de grupos anti-cubanos en los foros regionales de la Organización de Estados Americanos (OEA). La idea es que estos grupos se inserten en la Cumbre de las Américas de Perú para hablar mal del gobierno de Cuba y que esto impacte en los medios; claro, con dinero de por medio y a través del conocido Proyecto PASCA.
¿Qué es el Proyecto PASCA? Es el proyecto llamado “Participación de la Sociedad Civil en la Cumbre de las Américas” que busca crear un “foro ciudadano” en la Cumbre de Perú.
Es operado por la Red Latinoamericana y del Caribe por la Democracia –la Redlad—y he ahí lo interesante, pues esta recibe dinero de la Fundación Freedom House, organización radicada en Washington la cual, a su vez, funciona con dinero del Departamento de Estado de EE.UU. para regar financiamiento a iniciativas como el “Building Bridges…”.
¿A quienes pretende llevar el Proyecto PASCA a hablar mal de Cuba en la Cumbre de las Américas?
Aquí una lista de invitados. Apréndaselos porque los veremos salir en los canales y periódicos cumpliendo el propósito para el cual les han pagado:
Yusmila Reyna Ferrera, Fernando Edgardo Palacio Mogar, Navid Fernández Cabrera, Guillermo Fariñas Hernández, Boris González Arenas, Claudio Fuentes Madan, Alexei Gamez Alonso, Rolando Rodríguez Lobaina, Egberto Angel, Cristina Rodríguez Penton, Antonio Rodiles, Elizardo Sánchez, Henry Constantin Ferreiro, Erick Álvarez Gil, Camilo Ernesto Oliveira, Roberto de Jesús Guerra Pérez, Acelia Carvajal Montaine, Juan del Pilar Goberna Hernández, Magalys Norbis Otero Suárez, Nelson Manuel Álvarez Matute, Angel Hurtado Porro, Tairhit Rivero Álvarez, Sandra Margarita Borges García, Eroisis González Suárez, Zuleidys Lisbet Pérez Velázquez, José Daniel Ferrer, Manuel Silvestre Cuesta Morúa.
Para esta iniciativa del Departamento de Estado, trabajan en la División LAC de Freedom House: Alejandra P. Argueta, Tony Pérez, pablo Viera, Elisa López, Alexander Brockwehl y Paloma Rivera, quienes se mantienen en contacto con los cubanos entrenados en el Proyecto PASCA, al igual que la directora de la Redlad, Gina Romero.
El equipo de la Redlad lo componen también Brian Alvarado Pino, asesor de comunicaciones. Yolima Apolonia García Jaramillo, especialista en diseño. Hans Tippenhauer, representante de la organización y del Proyecto PASCA en el Caribe y asistente del ex presidente de Haití, Michel Martelly. Luis Angel Roa Zambrano y Cindi García, coordinadores de proyectos. Y Rosa Quintana, coordinadora general.
Hay que recordar que el propósito de todo esto es meter a estos personajes a hablar mal de Cuba en la Cumbre de las Américas ¿Cómo pretenden hacerlo? Quizá esto es lo más triste de la historia pues han logrado doblegar a la Cancillería de Perú para tales propósitos, a través del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO) representado por Molvina Zeballos, Carola Tello y Eduardo Toche.
Por si fuera poco, está involucrada la opositora venezolana María Mercedes de Freitas, de la organización “Transparencia Venezuela”; todos, coordinados por el Departamento de Estado, en una primera instancia por Nicholas Miller -quien actualmente desempeña otras funciones–, presumiblemente reemplazado por la funcionaria Kathreen Duffin.
Claro que Freedom House ha tratado de mantener un bajo perfil en este proyecto, por lo cual le asignaron el seudónimo “Cafe” a su organización para las comunicaciones con los cubanos entrenados. ¿Por qué ocultar su relación con esto? Quizá es el temor a que este proyecto falle, como tantos otros fabricados desde el gobierno de Estados Unidos para intentar una subversión en Cuba.
Para esta iniciativa del Departamento de Estado, trabajan en la División LAC de Freedom House: Alejandra P. Argueta, Tony Pérez, pablo Viera, Elisa López, Alexander Brockwehl y Paloma Rivera, quienes se mantienen en contacto con los cubanos entrenados en el Proyecto PASCA, al igual que la directora de la Redlad, Gina Romero.
El equipo de la Redlad lo componen también Brian Alvarado Pino, asesor de comunicaciones. Yolima Apolonia García Jaramillo, especialista en diseño. Hans Tippenhauer, representante de la organización y del Proyecto PASCA en el Caribe y asistente del ex presidente de Haití, Michel Martelly. Luis Angel Roa Zambrano y Cindi García, coordinadores de proyectos. Y Rosa Quintana, coordinadora general.
Hay que recordar que el propósito de todo esto es meter a estos personajes a hablar mal de Cuba en la Cumbre de las Américas ¿Cómo pretenden hacerlo? Quizá esto es lo más triste de la historia pues han logrado doblegar a la Cancillería de Perú para tales propósitos, a través del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO) representado por Molvina Zeballos, Carola Tello y Eduardo Toche.
Por si fuera poco, está involucrada la opositora venezolana María Mercedes de Freitas, de la organización “Transparencia Venezuela”; todos, coordinados por el Departamento de Estado, en una primera instancia por Nicholas Miller -quien actualmente desempeña otras funciones–, presumiblemente reemplazado por la funcionaria Kathreen Duffin.
Claro que Freedom House ha tratado de mantener un bajo perfil en este proyecto, por lo cual le asignaron el seudónimo “Cafe” a su organización para las comunicaciones con los cubanos entrenados. ¿Por qué ocultar su relación con esto? Quizá es el temor a que este proyecto falle, como tantos otros fabricados desde el gobierno de Estados Unidos para intentar una subversión en Cuba.
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