Esbozada a grandes rasgos —pero sin olvidar los
momentos más significativos de una organización que en pocos días
llegará a sus 56 años— la historia que protagonizaron fundadoras de la
Federación de Mujeres Cubanas (FMC) fue motivo que convocó ayer a una
tarde de recuentos y emociones agolpadas, en la sede de dirección
nacional de la FMC.
“La incorporación de la mujer a la vida laboral y pública del país desde los primeros años de Revolución, su inserción en espacios complejos como el de los centrales azucareros, el desarrollo y la superación de la mujer campesina, la profesionalización e irrupción del gremio femenino en todos los ámbitos de la sociedad han sido logros esenciales en los que nuestra organización ha tenido una activa participación, subrayó Mercedes Albuquerque, quien pertenece a esa primera generación que rectoró el trabajo de la Federación.
El recuento de los días iniciales de la FMC incluyó el análisis de cómo se desarrolló el proceso de integración de las distintas organizaciones femeninas que existían al triunfo de la Revolución, el reconocimiento del papel desempeñado por el Partido Socialista Popular en el logro de la unidad de este gremio, la incidencia de la concepción integracionista y unitaria del Comandante en Jefe Fidel Castro y el liderazgo ejemplar de Vilma Espín.
Teresa Amerelle Boué, miembro del Buró Político y secretaria general de la FMC, reflexionó en torno al complejo contexto sociopolítico que caracterizó ese momento inicial del periodo revolucionario, cuando se llamó a pensar el futuro de la mujer desde una organización unificadora de los esfuerzos y las voces a favor de la nueva sociedad que se edificaría.
Quienes asisten a este homenaje, mujeres todas que ostentan una distinguida carrera de sacrificio y pasión, reconocen que ellas han formado parte de un proyecto humanista —“una Revolución dentro de la Revolución”—, que se fundó sobre sólidos cimientos y en el que tomaron parte muchas otras que hoy no están.
Carmen del Busto menciona nombres que, dice, “merecen ser recordados y que no se perdonaría pasar por alto en estos días. Señala que fueron luchadoras revolucionarias, defensoras de su fe y su compromiso con la Patria, cultas, de pensamiento vanguardista, ‘raíces de un árbol frondoso’”.
En este sentido, la general de brigada Delsa Esther Puebla enfatizó en la continuidad de ese árbol que es la Federación, en las nuevas expresiones del trabajo de la FMC, en su redefinición desde la base, a partir de las comunidades donde está uno de sus núcleos y razón de ser de la organización: la familia.
“La incorporación de la mujer a la vida laboral y pública del país desde los primeros años de Revolución, su inserción en espacios complejos como el de los centrales azucareros, el desarrollo y la superación de la mujer campesina, la profesionalización e irrupción del gremio femenino en todos los ámbitos de la sociedad han sido logros esenciales en los que nuestra organización ha tenido una activa participación, subrayó Mercedes Albuquerque, quien pertenece a esa primera generación que rectoró el trabajo de la Federación.
El recuento de los días iniciales de la FMC incluyó el análisis de cómo se desarrolló el proceso de integración de las distintas organizaciones femeninas que existían al triunfo de la Revolución, el reconocimiento del papel desempeñado por el Partido Socialista Popular en el logro de la unidad de este gremio, la incidencia de la concepción integracionista y unitaria del Comandante en Jefe Fidel Castro y el liderazgo ejemplar de Vilma Espín.
Teresa Amerelle Boué, miembro del Buró Político y secretaria general de la FMC, reflexionó en torno al complejo contexto sociopolítico que caracterizó ese momento inicial del periodo revolucionario, cuando se llamó a pensar el futuro de la mujer desde una organización unificadora de los esfuerzos y las voces a favor de la nueva sociedad que se edificaría.
Quienes asisten a este homenaje, mujeres todas que ostentan una distinguida carrera de sacrificio y pasión, reconocen que ellas han formado parte de un proyecto humanista —“una Revolución dentro de la Revolución”—, que se fundó sobre sólidos cimientos y en el que tomaron parte muchas otras que hoy no están.
Carmen del Busto menciona nombres que, dice, “merecen ser recordados y que no se perdonaría pasar por alto en estos días. Señala que fueron luchadoras revolucionarias, defensoras de su fe y su compromiso con la Patria, cultas, de pensamiento vanguardista, ‘raíces de un árbol frondoso’”.
En este sentido, la general de brigada Delsa Esther Puebla enfatizó en la continuidad de ese árbol que es la Federación, en las nuevas expresiones del trabajo de la FMC, en su redefinición desde la base, a partir de las comunidades donde está uno de sus núcleos y razón de ser de la organización: la familia.
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