La Habana.—El 2016 culmina para Cuba con el signo luctuoso de la desaparición física del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, y el compromiso social de perfeccionar y consolidar el rumbo socialista iniciado en el país hace 58 años.
El mejor monumento a sus ideales y obra es hacer realidad cada día los postulados contenidos en su brillante definición del concepto de Revolución, expresó recientemente el presidente Raúl Castro al referirse al legado del fundador del proyecto socialista en la isla, fallecido en noviembre pasado.
Esos principios, expuestos por Fidel Castro en el año 2000, constituyen el pilar deontológico para construir un socialismo autóctono, autónomo y solidario, con la unidad nacional como baluarte de resistencia frente a la hostilidad de Estados Unidos.
Los desafíos actuales y por venir deberán enfrentarse teniendo en cuenta el ideario de Fidel Castro, cuyo espíritu de lucha, de acuerdo con el mandatario cubano, permanecerá en la conciencia de todos los revolucionarios, de hoy, de mañana y de siempre.
El pasado 27 de diciembre el Parlamento cubano consagró en ley la voluntad expresada por Fidel Castro de que su nombre y su figura nunca sean utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigir en su memoria monumentos, bustos, estatuas u otras formas similares de tributo.
Con esa decisión, el desaparecido líder testó en favor de la vasta obra social y solidaria erigida por la Revolución sobre la base de postulados éticos humanistas, y subrayó su confianza en la capacidad de resistencia demostradas por los cubanos desde el inicio de las luchas por su soberanía e independencia, en el siglo XIX.
El próximo 2 de enero, en la capitalina la Plaza de la Revolución José Martí, una parada militar y marcha popular celebrará el aniversario 60 del desembarco del yate Granma en costas cubanas (el dos de diciembre de 1956) con el núcleo del Ejército Rebelde que inició la lucha armada comandada por Fidel Castro.
Será una oportunidad para reafirmar la voluntad mayoritaria de la población de la isla y de sus Fuerzas Armadas Revolucionarias de continuar la senda de desarrollo independiente trazada por ese paradigmático líder desde 1959, y destacar el rol de la juventud cubana en ese empeño.
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