do del PeriPublicado el Domingo, 08 Noviembre 2015 00:17
aFotos Miguel Rubiera (AIN)
Desde los puntos de entrada al territorio, el Puerto Guillermón Moncada y la Marina Marlin, se extreman las medidas para trabajadores y visitantes, acorde con la rápida y eficiente actuación de control epidemiológico indicada por las autoridades cubanas para velar por la salud del pueblo.
Esta es solo una de las garantías para que los que lleguen al territorio no corran el riesgo de contraer ningún tipo de enfermedad que lacere su estancia en la ciudad.
El doctor Luis Armando Domínguez Nieto, jefe de Sección Puerto y Marina perteneciente al Departamento de Control Sanitario Internacional de la vice Dirección de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, destacó a Sierra Maestra que se cumple disciplinadamente con el control de tráfico y seguridad, acorde con los índices y exigencias sanitarias internacionales.
Además se trabaja por garantizar un cuadro ambiental adecuado en todas las instalaciones, con la eliminación de amenazas para la salud del personal que allí permanece.
Según explicó, se informan diariamente a los trabajadores de la rada acerca de la situación internacional, específicamente de los países arribantes al territorio, con la identificación y descripción detallada de los riesgos aparejados al posible contacto con ellos.
Señaló que es de estricto cumplimiento el control con la identificación de viajeros y tripulantes que atraviesan las fronteras, así como la vigilancia epidemiológica que garantice la identificación de personas enfermas o cargas infestadas, destinadas para el consumo de la población o de la masa animal.
Igualmente indicó la importancia de la Declaración Marítima de Sanidad, documento obligatorio que se recibe de las embarcaciones y permite conocer las condiciones sanitarias y de salud antes del atraco.
En caso de sintomatologías declaradas trazamos estrategias de evacuación y tratamiento inmediato por los médicos y especialistas, así evitamos la proliferación de cualquier enfermedad en tierra, subrayó Domínguez Nieto.
De acuerdo con la información ofrecida por el epidemiólogo, en caso de que algún capitán de buque que llegue a territorio nacional oculte alguna enfermedad, se le impone el Decreto Ley 104, reglamento que contiene las disposiciones e infracciones en el Control Sanitario Internacional, y además se auxilian de la Resolución Ministerial 215, que rige las acciones de inspección sanitaria estatal.
Una vez los barcos en puerto, se prosigue al control sistemático las 24 horas del día durante el tiempo de estancia en el recinto, lo cual incluye el diagnóstico físico a cada tripulante y la revisión de las embarcaciones para determinar el desenlace de enfermedades incubadas
durante la travesía.
durante la travesía.
A su vez, los portuarios deben cumplir normas para evitar la trasmisión de enfermedades, entre ellas la desinfección mediante el lavado sistemático de las manos con jabón e hipoclorito, además de crear condiciones favorables en el lugar donde se realiza la carga y descarga.
Muy importante es la eliminación de residuales sólidos que generan las embarcaciones durante la travesía, considerados de alto riesgo para la población por su procedencia. Para este fin se trasladan por vía marítima hasta un incinerador ubicado en las afueras de la ciudad, donde los epidemiólogos supervisan la eliminación de los desechos.
Por las fronteras cubanas fluyen anualmente unos siete millones de personas en ambos sentidos, según cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, por lo que resulta vital el cumplimiento riguroso de medidas preventivas que eviten la propagación de epidemias.
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