Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

domingo, 29 de noviembre de 2015

#Cuba contra el terrorismo



Por Arthur González
Cuba se opone al terrorismo, porque su pueblo lo ha sufrido y aún sufre en carne propia, con un alto número de víctimas y pérdidas materiales; por eso la solidaridad inmediata con Francia ante los terribles sucesos acontecidos el viernes 13.11.2015.terror paris
Ahora los países del primer mundo conocen lo que duelen esas acciones criminales que cercenan la vida de personas inocentes, y los cuantiosos daños materiales que causan, pero los cubanos lo sufren desde hace medio siglo y su principal responsable es el gobierno de Estados Unidos y la CIA, en su infructuoso intento por destruir el proceso revolucionario, al no ser aceptable para su política.
El 04.03.1960 La Habana se estremeció por la explosión del buque de bandera francesa “La Coubre”, el cual transportaba desde Bélgica, una carga de 44 toneladas de granadas para fusiles FAL y 31 de municiones compradas para su defensa, ante informaciones de planes organizados desde Estados Unidos para invadirla, como se ejecutó el 17.03.1961 por las playas de Bahía de Cochinos.

Durante ese primer acto terrorista murieron 101 personas, principalmente trabajadores del puerto y marineros, más de 200 heridos y un número indeterminado de desaparecidos.
La coubre
Cientos de petacas explosivas cargadas con C-4, fueron colocadas en los principales centros comerciales del país, para causar daños y terror entre la población civil; el más lujoso nombrado “El Encanto”, fue incendiado totalmente y una de sus empleadas murió carbonizada. Cines, teatros, lugares públicos fueron blancos preferidos de la CIA.
Solo en el cine Riesgo, en la provincia de Pinar del Río, una bomba hirió a 26 niños y 14 adultos.
La CIA creó numerosas bandas en las montañas cubanas, sus integrantes asesinaron a maestros voluntarios, alfabetizadores, campesinos y sus familiares, entre ellos decenas de niños. Desde Estados Unidos les enviaban armas y medios para sus acciones.
Desde el 28 de septiembre de 1960 hasta el mes de abril de 1961, según informes desclasificados, la CIA introdujo ilegalmente en Cuba 75 toneladas de explosivos y armamentos, mediante 30 misiones aéreas, más 46,5 toneladas en 33 misiones de infiltración marítima, para abastecer a grupos terroristas urbanos y bandas de alzados en zonas montañosas.
Un documento desclasificado elaborado por el Coronel Jack Hawkins, jefe de la sección de personal paramilitar en el centro de operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, en la denominada “Operación Cubana”, señala sin el más mínimo pudor:
[…] “Durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos, se colocaron más de 200 bombas. Se descarrilaron 6 trenes, se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar. Se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña”.
“…Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares e infiltraron y sacaron a un gran número de personal”.
“Algunas de las armas entregadas se utilizaron para pertrechar parcialmente a 400 guerrilleros (léase bandidos) que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, zona montañosa de la provincia Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera…”
Para ilustrar aún más los actos terroristas ejecutados contra la Revolución, basta señalar el documento desclasificado No. 346, preparado por la Agencia Central de Inteligencia para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, el 8 de junio de 1963, titulado: Política encubierta y programa integrado de acciones propuestas, el que en su introducción afirma entre otras cuestiones:
CIA
“…se anexa un Programa Encubierto para Cuba dentro de la competencia de la CIA. Algunas partes del programa ya han sido aprobadas y están siendo puestas en práctica. Estando estrechamente interrelacionadas, el impacto total acumulativo de estas variantes de acción planteadas en este programa, dependen de la ejecución coordinada simultánea de los cursos de acción individuales”.
Según dicho plan de terrorismo de Estado, los aspectos desarrollados fueron:
“Acciones de propagada para estimular sabotajes simples de bajo riesgo y otras formas de resistencia pasiva y activa. Aprovechamiento y estimulación de desafección en los centros de poder militar y otros. Acciones negativas económicas sobre una base creciente. Sabotaje general y hostigamiento. Apoyo a los grupos cubanos anticastristas autónomos para su complemento y ayuda en la ejecución de los cursos de acción expuestos arriba”.
[…] “El objetivo es promover la fragmentación del régimen y posiblemente que conduzca a un golpe interno que desaloje a Castro y a su séquito, y haga posible eliminar a los comunistas cubanos de las posiciones de poder y forzar la retirada de la presencia militar soviética y la terminación de su vida económica. Varias operaciones prometedoras ya están realizándose”.
[…] Sabotaje general y hostigamiento:
“Los sabotajes en este programa son tanto un arma económica como un estímulo a la resistencia, debe existir una visible y dramática evidencia del sabotaje para que sirva como un símbolo del creciente desafío popular al régimen de Castro. Esas operaciones serán realizadas lo mismo por agentes CIA controlados desde afuera, ahora disponibles o por los agentes internos o aquellos que se consignan”.
“Los tipos de sabotaje considerados apropiados para este programa son:
-Sabotajes simples de poco riesgo en una larga escala estimulados por los medios de propaganda (aprobado y que ya se puso en práctica).
-Sabotajes a los barcos cubanos fuera de las aguas cubanas (aprobado y poniéndose en práctica).
-Ataques de “muerde y huye” montados externamente contra blancos seleccionados apropiadamente.
-Apoyo de los elementos de resistencia interna, brindando material y personal para permitir que ellos realicen una variedad de operaciones y sabotajes y hostigamiento”.
“Debe admitirse que ningún acto de sabotaje aislado por sí mismo puede afectar materialmente la economía o estimular una resistencia significativa. Sin embargo, es nuestra opinión que una serie de esfuerzos de sabotajes bien planeados, ejecutados adecuadamente, a su tiempo producirán el efecto que buscamos”.
“Cada acción tendrá sus peligros: habrá fracasos con la consecuente pérdida de vidas y acusaciones contra EEUU que resultarán en críticas en casa y afuera. Ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacernos cambiar nuestro curso si el programa expuesto puede esperarse tenga éxito”.
[…] “Las amplias categorías de blancos contra los cuales las operaciones de sabotaje-hostigamiento serán organizadas son: Energía eléctrica, Petróleo, Aceite y Lubricantes, Transportes, Instalaciones procesadoras de productos y de fabricación, entre ellos el complejo niquelífero de Nicaro, las plantas de cemento, las destilerías y la miríada de industrias asociadas con el abastecimiento de alimentos, ropas y casas, los cuales son blancos valiosos porque la parada o disminución de sus salidas debilitarán la economía y producirán descontento contra el régimen”.
La lista de hechos es muy larga, entre ellos la voladura de un avión civil cubano en pleno vuelo en 1973, cuyo autor, Luis Posada Carriles, vive en Miami con protección del gobierno, más actos contra embajadas, consulados y oficinas comerciales cubanas en el exterior.
Por eso la inmediata solidaridad cubana con los familiares de las víctimas de Francia, porque Cuba conoce perfectamente el dolor causado por el terrorismo y, aun así, tuvo que soportar la infamia de verse incluida en una lista de países que apoyan el terrorismo, cuando no ha dejado nunca de ser una víctima de aquellos que dicen ser “paladines y campeones” de los derechos humanos.
Y tal como aseveró José Martí:
“La relación entre los mismos afligidos disminuye la aflicción…y cuando hayamos un hermano de la pena ya no estamos solos”.

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