22 NOVIEMBRE, 2015

Serían alrededor de las 12:35 pasado meridiano del 22 de noviembre de 1963, cuando una noticia conmovería al pueblo de Estados Unidos y estremecería buena parte del mundo, el presidente de ese país John F. Kennedy había sido asesinado, mientras realizaba un recorrido en automóvil por la ciudad de Dallas, Texas, como parte de su campaña por un nuevo mandato en la Casa Blanca.
Las primeras sospechas del supuesto autor del hecho recayó en Lee Harvey Oswald, detenido horas después del crimen, un controvertido personaje quien había sido operador de radar en el cuerpo de marine para espionar a la antigua Unión Soviética, después, pidió asilo en esa nación, donde se caso, y posteriormente regreso a Estados Unidos donde se relacionó con varios personaje del Buró Federal de Investigaciones, (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA), contrarrevolucionarios cubanos que se hallaban Nueva Orleáns, a la vez montaba diversas escenas de un supuesto y nada creible apoyo a la Revolución.
El mundo hubiera conocido toda la verdad, si al día siguiente Oswald, no hubiese sido a su vez asesinado a manos de Jack Ruby, un reconocido hombre del bajo mundo norteamericano, en plena comisaría de Dallas y ante la vista de la propia policía y decenas de fotógrafos, periodistas y miles, tal vez millones de espectadores que seguían el traslado del prisionero a través de las cámaras de televisión.
Desde entonces y hasta la fecha, la teoría de la conspiración para el asesinato del XXXV presidente estadounidense crece cada día con las investigaciones realizadas por el Congreso de esa nación, así como personas que han aportado sus conocimientos al estudio del caso.
Por ello las conclusiones de la comisión Warren, la cual llevó el nombre del magistrado Earl Warren jefe de la Corte Suprema de los Estados Unidos, a cargo de la investigación, es cada vez más cuestionada por lo inverosímil de algunos aspectos, como el de la famosa bala que hirió a Kennedy, reboto varias veces e hirió luego al gobernador de Texas John Bowden Connally Jr.
Lo cierto es que para ese momento de la historia en el cua fue ejecutado por manos hasta ahora desconocidas a la vista de la humanidad, el mandatario norteamericano había acumulado muchos enemigos dentro del sistema, en un amplio abanico donde estaba los propios “duros” del Partido Demócratas, los acérrimos rivales del Partido Republicano, algunos personeros que vieron limitadas sus acciones como el tenebroso Allán Dulles, defenestrado como director de la CIA, y luego llamado increíblemente para formar parte de la Comisión Warren, quién sabe si para encubrir los tentáculos del crimen, el propio John Edgar Hoover, director de la FBI, la mafia, los generales del Pentágono que no le perdonaban a Kennedy el no haber dado la orden de atacar a Cuba tras el fiasco de Playa Girón y la Crisis de los Misiles, y los propios contrarrevolucionarios de origen cubano, que se sintieron defraudados por esa acción presidencial.
En fin el gobierno invisible que se esconde detrás de la oficina Oval de la Casa Blanca, y que resulta el poseedor del verdadero poder el cual mueve los hilos del Imperio yanqui, poco le importa asesinar hasta uno de los suyos con tal de imponer su hegemonía a escala global.
Cabría preguntarse ¿hubo o no hubo conspiración en el magnicidio de Dallas?. Aún habrán de pasar varias décadas para que los documentos que son velados celosamente puedan ser desclasificados y entonces la verdad resplandecerá sobre la faz de la tierra.
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