Por Manuel H. Lagarde
Aun cuando ni siquiera los ciudadanos de la colonia de Puerto Rico cuentan con la prerrogativa de elegir al presidente de la metrópoli norteña, los mercenarios cubanos, sin el menor pudor, se reúnen, cada cuatro años, en la casa del Jefe de turno de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana para votar, “simbólicamente”, por el mandatario que aprobará, en el próximo periodo presidencial, las millonarias partidas de laUSAID dedicadas a inventar una “oposición” en Cuba.
No importa quién sea el ganador. Demócratas o republicanos, lo mismo da. Los anexionistas a sueldo en La Habana votan por George Washington (1 $) o por Ulysses S. Grant ($ 50), siempre que sus rostros sean los que aparezcan en los billetes con que, por su condición mercenaria, los recompensa el imperio.
(Tomado de Cambios en Cuba)
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