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Publicado : 20/02/2014
A partir del triunfo de la Revolución en 1959, el tema
migratorio entre Estados y Cuba tuvo un impacto significativo, ello fue
consecuencia de las nuevas medidas que pone en práctica la
administración de Dwight David Eisenhower
en función de sus objetivos contra el joven proceso revolucionario.
Desde dicho momento Cuba fue víctima desde 1959 del despojo
indiscriminado de sus más calificados técnicos y profesionales, los
cuales fueron alentados a emigrar para impedir el desarrollo económico y
social de un país, asediado desde entonces por poderosas campañas
mediáticas dirigidas a sembrar la confusión en la opinión pública
internacional y demonizar la revolución. Un ejemplo ilustrativo de ello
fueron los profesionales de la salud (6 mil médicos presentes en la
isla, 3 mil se marcharon hacia el vecino del Norte).
Tras la ruptura de las relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961, los cubanos que deseaban dejar la isla fueron eximidos de visa estadounidense, lo que acrecentó considerablemente el número de inmigrantes ilegales. Esa decisión, tomada el 17 de enero de 1961 de común acuerdo con el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia, permitió a numerosas personas llegar a Estados Unidos por diversas vías.
Como resultado de esa política, se asegura que 49 mil 961 personas emigraron a Estados Unidos en 1961 y el año siguiente, 78 mil 611. Bastaba decir que se huía el régimen «comunista» para ser acogidos en los EE.UU.
Siguiendo la misma línea, el presidente demócrata John Fitzgerald Kennedy, aprueba el Programa de Refugiados Cubanos (Cuban Refugee Program), destinado a facilitar la integración de los «exiliados» de la isla.
El objetivo era ayudar a toda persona que «huía del régimen» y ponerla en las mejores condiciones posibles para adaptarse y disponer de un mejor nivel de vida, además de comprometerla con el gobierno yanqui en sus acciones agresivas contra la Revolución.
El programa estaba conformado por nueve puntos fundamentales:
1. Proporcionar toda la asistencia posible a los voluntarios de las agencias de socorro, en cuanto a las necesidades cotidianas de los numerosos refugiados, la reinstalación del mayor número posible, y la obtención de empleos.
2. Conseguir la asistencia de las agencias gubernamentales y privadas para proporcionar adecuadas oportunidades de empleo a los refugiados cubanos, correspondiendo a la situación general del empleo en vigor en la Florida.
3. Proporcionar fondos suplementarios destinados a la integración de los refugiados en las otras regiones del país, incluyendo los costos de transporte y de adaptación a las nuevas comunidades y por su eventual regreso a Miami para repatriación.
4. Proporcionar una asistencia financiera para atender a las necesidades básicas de subsistencia de las familias de refugiados cubanos que así lo necesiten en la región de Miami, exigido en las comunidades de integración administradas por los canales federales, del Estado y locales, y basados en los estándares utilizados en la comunidad correspondiente.
5. Prever los servicios de salud a través del programa de asistencia financiera completados por los servicios de salud para niños y los servicios de salud pública y otras disposiciones necesarias.
6. Prever una asistencia federal para los costos de explotación de las escuelas públicas locales conexas al impacto imprevisto de los niños de refugiados sobre las infraestructuras escolares locales.
7. Establecer las medidas necesarias para acrecentar las oportunidades de formación y de enseñanza para los refugiados cubanos, los médicos, profesores, y otros medios profesionales incluidos.
8. Proporcionar una ayuda financiera para la atención y la protección de los niños no acompañados, (Operación Peter Pan) el grupo más vulnerable y más perturbado entre la población de refugiados.
9. Emprender un programa de distribución de alimentos adicional que será administrado por el departamento de protección social del Condado, con los suplementos nutricionales distribuidos por las agencias públicas y voluntarias a los refugiados necesitados.
El programa financiaba a los contrarrevolucionarios cubanos que ejecutaban múltiples acciones terroristas contra Cuba, gracias a la guerra clandestina promovida por la administración de Dwight Eisenhower y estaba destinado a derrocar al Gobierno cubano, con el empleo del potencial político de los «refugiados».
El presupuesto del programa fue de 4 millones de dólares en 1961, de 38 millones de dólares en 1962, hasta alcanzar la cifra de 136 millones de dólares en 1972. Este programa duró 15 años y le costó más de mil millones de dólares al Tesoro estadounidense.
Jamás una comunidad se benefició de tantos regalos financieros por parte del gobierno norteamericano y nunca el contribuyente estadounidense ha gastado tanto dinero a favor de una minoría presente en su territorio.
Tomado de la Revista digital Caliban
Tras la ruptura de las relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961, los cubanos que deseaban dejar la isla fueron eximidos de visa estadounidense, lo que acrecentó considerablemente el número de inmigrantes ilegales. Esa decisión, tomada el 17 de enero de 1961 de común acuerdo con el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia, permitió a numerosas personas llegar a Estados Unidos por diversas vías.
Como resultado de esa política, se asegura que 49 mil 961 personas emigraron a Estados Unidos en 1961 y el año siguiente, 78 mil 611. Bastaba decir que se huía el régimen «comunista» para ser acogidos en los EE.UU.
Siguiendo la misma línea, el presidente demócrata John Fitzgerald Kennedy, aprueba el Programa de Refugiados Cubanos (Cuban Refugee Program), destinado a facilitar la integración de los «exiliados» de la isla.
El objetivo era ayudar a toda persona que «huía del régimen» y ponerla en las mejores condiciones posibles para adaptarse y disponer de un mejor nivel de vida, además de comprometerla con el gobierno yanqui en sus acciones agresivas contra la Revolución.
El programa estaba conformado por nueve puntos fundamentales:
1. Proporcionar toda la asistencia posible a los voluntarios de las agencias de socorro, en cuanto a las necesidades cotidianas de los numerosos refugiados, la reinstalación del mayor número posible, y la obtención de empleos.
2. Conseguir la asistencia de las agencias gubernamentales y privadas para proporcionar adecuadas oportunidades de empleo a los refugiados cubanos, correspondiendo a la situación general del empleo en vigor en la Florida.
3. Proporcionar fondos suplementarios destinados a la integración de los refugiados en las otras regiones del país, incluyendo los costos de transporte y de adaptación a las nuevas comunidades y por su eventual regreso a Miami para repatriación.
4. Proporcionar una asistencia financiera para atender a las necesidades básicas de subsistencia de las familias de refugiados cubanos que así lo necesiten en la región de Miami, exigido en las comunidades de integración administradas por los canales federales, del Estado y locales, y basados en los estándares utilizados en la comunidad correspondiente.
5. Prever los servicios de salud a través del programa de asistencia financiera completados por los servicios de salud para niños y los servicios de salud pública y otras disposiciones necesarias.
6. Prever una asistencia federal para los costos de explotación de las escuelas públicas locales conexas al impacto imprevisto de los niños de refugiados sobre las infraestructuras escolares locales.
7. Establecer las medidas necesarias para acrecentar las oportunidades de formación y de enseñanza para los refugiados cubanos, los médicos, profesores, y otros medios profesionales incluidos.
8. Proporcionar una ayuda financiera para la atención y la protección de los niños no acompañados, (Operación Peter Pan) el grupo más vulnerable y más perturbado entre la población de refugiados.
9. Emprender un programa de distribución de alimentos adicional que será administrado por el departamento de protección social del Condado, con los suplementos nutricionales distribuidos por las agencias públicas y voluntarias a los refugiados necesitados.
El programa financiaba a los contrarrevolucionarios cubanos que ejecutaban múltiples acciones terroristas contra Cuba, gracias a la guerra clandestina promovida por la administración de Dwight Eisenhower y estaba destinado a derrocar al Gobierno cubano, con el empleo del potencial político de los «refugiados».
El presupuesto del programa fue de 4 millones de dólares en 1961, de 38 millones de dólares en 1962, hasta alcanzar la cifra de 136 millones de dólares en 1972. Este programa duró 15 años y le costó más de mil millones de dólares al Tesoro estadounidense.
Jamás una comunidad se benefició de tantos regalos financieros por parte del gobierno norteamericano y nunca el contribuyente estadounidense ha gastado tanto dinero a favor de una minoría presente en su territorio.
Tomado de la Revista digital Caliban
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