El Nuevo Herald de Miami acaba de publicar, firmado por Nora Gámez Torres, un artículo
que parece un anuncio político pagado; se titula “Los cubanoamericanos
detrás del cambio de política hacia Cuba”. En este artículo hay algunas
cosas que deseo contestar.
Lo que básicamente hace la periodista, o lo que le pidieron que hiciera, es celebrar al Cuba Study Group de Carlos Saladrigas, al CubaNow de Rick Herrero
(pero que en la vida real también dirige Saladrigas) y algunos otros
grupos de reciente creación, como si fueran los verdaderos promotores
del tipo de política que el presidente Obama ha decidido seguir hacia
Cuba, y que ante todo obedece a la evidencia histórica de que la
Revolución Cubana no cedería ni un milímetro de su soberanía, y que
cualquier intento de tratarla con presión o por la fuerza sería inútil.
El Nuevo Herald quiere presentar los hechos como si Carlos Saladrigas y Tomás Bilbao hubieran persuadido al presidente Obama de no repetir la política de George W. Bush, solapando el hecho de que cuando Barack Obama era senador por el estado de Illinois ya criticaba el embargo a Cuba; otro que tenía esa idea en su cabeza era el senador John Kerry, hoy Secretario de Estado. Quizás no lo hicieron desde el principio por motivos electorales, pero lo pensaban y lo dijeron.
Desde que el Cuba Study Group de Carlos
Saladrigas dijo que iba a cabildear en serio contra el bloqueo, a que
realmente hizo algo de cierto peso, pasó mucho tiempo; siempre esperó a
que no hubiera riesgos. Saladrigas se cuidó las espaldas en todo
momento. Es cierto que en ocasiones dijo que era mejor levantar el
embargo (jamás pronuncia bloqueo); pero, ¿por qué quiere Saladrigas que
eso suceda?
Lo confesó en una entrevista a Fernando Ravsberg, cuando este trabajaba para BBC Mundo:
porque “la confrontación y el embargo han sido extremadamente útiles
para el gobierno cubano” y “ha ayudado al régimen cubano a obtener una
legitimidad, que no ha podido obtener por otras formas”. La receta de
Saladrigas, tan ilusa como traicionera, es dinamitar el prestigio de la
Revolución Cubana, para echarle encima los mercenarios del llamado golpe
suave.
Cuando hizo alguna crítica a los
extremistas de la derecha de Miami que quieren mantener el inhumano
bloqueo a Cuba, enseguida se tapó con una crítica demagógica a la
Revolución. Como esa vez en que lanzó la malintencionada consigna de
oponerse a los “histéricos” de fuera pero también a los de dentro;
ofensa que le contesté en el artículo titulado “Las contradicciones de Carlos Saladrigas”, publicado el 5 de abril del 2012
Todo esto debe tenerse en cuenta pues el
artículo de Nora Gámez Torres trata de proyectar a Carlos Saladrigas y
el Cuba Study Group como el supuesto líder y la organización donde
deberían verse reflejados todos los cubanoamericanos que desean una
mejor relación con Cuba.
Esto es una falacia y voy a explicar por
qué. Desvencijada como anda la Fundación Nacional Cubano Americana, con
la nulidad y falta de miras que muestran los congresistas
cubanoamericanos del sur de la Florida, con la inoperancia del llamado
Consejo por la Libertad de Cuba (CLC) y la carencia de estrategia de las
demás organizaciones contrarrevolucionarias, me parece que aprovechar
esta situación general para auto proponerse con la ayuda de un medio y
de una periodista como la organización representativa de la comunidad
cubana es el peor de los oportunismos y una gran mentira; porque detrás
de los (insuficientes) cambios de la política hacia Cuba no están los
cubanoamericanos que se pasean por los medios, fiestas y eventos
promoviéndose a sí mismos; hay cubanoamericanos, es cierto, pero
aquellos que constituyen esa mayoría trabajadora y patriótica que no ha
dado la espalda a su país, que siguió visitando Cuba en los más
difíciles momentos, como en la época de George W. Bush, en que había que ir por terceros países y bajo grandes presiones.
Ellos hicieron una convincente diplomacia
informal y demostraron lo impopular y absurdo que era restringir los
viajes a Cuba. Esos son los representantes de la comunidad cubana. Somos
todos; no un grupo particular de unas pocas personas.
En el artículo de El Nuevo Herald se
recogen varias opiniones; entre ellas algunas muy respetuosas como la
del profesor Guillermo Grenier, quien reconoce a estos nuevos grupos
cierta importancia. Puede ser, pero esto es una lucha de la emigración
cubana que tiene 56 años.
Ahora bien, de todos los criterios recogidos en ese artículo de El Nuevo Herald,
la opinión más sincera, la que yo más respeto en esta ocasión, y todo
el mundo sabe lo que yo pienso de este personaje, es la de Lincoln Díaz-Balart.
Como es un viejo truhán de la derecha cubanoamericana, no se deja pasar
el artículo pantalla a favor de Saladrigas y el Cuba Study Group, hecho
para confundir a la comunidad (porque al gobierno cubano no lo van a
poder timar).
Díaz-Balart dice que desde el primer
momento las propuestas de Saladrigas eran mercantiles, para hacer
dinero, algo que no se respeta en el Congreso, al que entonces
Díaz-Balart pertenecía. En su esfuerzo por magnificar la significación
de Saladrigas El Nuevo Herald dice que este donó 10 mil dólares
para las dos campañas de Obama, una cifra ridícula con la que no se
hace política en Estados Unidos.
Díaz-Balart reconoce que sus enemigos,
los que siempre se opusieron a su política de sanciones a Cuba, son los
que él llama despectivamente “procastristas”; en verdad patriotas
vinculados a la Alianza Martiana, Progreso Semanal, La tarde se mueve
y otros colectivos que siempre han abogado por el levamiento del
embargo y la normalización de relaciones, por patriotismo y justicia.
(www.latardesemueve.com / @edmundogarcia65)
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