SANTIAGO DE CUBA.—Fruto del desvelo de la Revolución por el ser humano, la efectiva atención a 384 pacientes de esta provincia, que aquejados de insuficiencia renal crónica exigen tratamiento de diálisis y hemodiálisis, dispone desde hace diez años del sensible apoyo que en su transportación brindan los choferes de Cubataxi.
Si bien mucho se ha divulgado el incremento del servicio en Salud Pública, a través de un mayor número de máquinas, centros que lo brindan y médicos especializados en la dolencia, también debe significarse que el territorio dispone de 58 carros, entre autos y vehículos rurales, con igual número de conductores a su disposición.
Para el ingeniero Jaime Codorniú Furet, director de la unidad empresarial de base Taxis-Santiago de Cuba, se trata de la más hermosa tarea que a diario asume el colectivo con choferes seleccionados, quienes desde la madrugada y hasta altas horas de la noche enlazan el hogar de los enfermos con los centros de salud.
“Esa es la razón de ser de este personal —destaca—, y apoyamos con los recursos técnicos a nuestro alcance, el combustible subsidiado por el Estado que diariamente asciende a 1 160 litros de gasolina, y los carros de refuerzo necesarios, este servicio que el país brinda gratuitamente a todo el que lo requiera”.
Entre los 225 pacientes del municipio de Santiago de Cuba los hay de la ciudad, del El Cobre, El Cristo y Baconao, mientras que según el taxista Walfrido Fernández Romero, en Songo la Maya se localizan hasta en Ti Arriba y Jarahueca, y al decir del sanluisero Yoandri Matarán Castellano, allá puede recogerlos en Los Guayacanes o en El Manguito.
Con más de 50 años como conductor, para el taxista Manuel Martínez Despaigne la jornada comienza a las cuatro de la madrugada con la revisión técnica del carro, antes de las cinco está frente a la puerta de la primera recogida y después de cinco o seis casos más con el regreso a la casa en su mayoría, concluye tras 12 horas de labor.
“Llevo alrededor de diez años en esta actividad —confiesa—, y creo que a pesar de la tristeza que provoca la pérdida de algún paciente, es lo mejor que he hecho en mi vida, pues requiere de responsabilidad, de sensibilidad humana, para junto a sus más allegados lograr con nuestra actitud a formar una gran familia”.
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