Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

martes, 17 de noviembre de 2015

La muerte viaja sobre ruedas

Los accidentes sí pueden evitarse. Foto: Carlos Cánovas
Aunque el tema de los accidentes, sus causas y sus registros lamentables son abordados sistemáticamente en nuestros medios masivos de comunicación, para despertar la conciencia y fomentar hábitos seguros y conductas responsables en todos los usuarios de la vía (entiéndase conductores, pasajeros o peatones), todavía persisten irresponsables que “juegan a ser Dios” y se creen dueños de la vida de muchas personas.
Permanecen frescos en la memoria los últimos accidentes masivos del tránsito, que arrojaron saldos que llenaron de luto y dolor a varias familias cubanas.
Además, estos sucesos incidieron negativamente en los resultados que se venían alcanzando desde la aplicación del plan para disminuir los accidentes y sus consecuencias, aprobado por la Comisión Nacional de Seguridad Vial. Baste re­cordar lo ocurrido con un ómnibus Gi­rón en la carretera de Soroa; aquel camión particular de transporte de pasajeros en la carretera de Santa Cruz; o el del ómnibus Yutong interprovincial mientras cubría la ruta Camagüey-San­tiago.
Ciertamente, como informa la Dirección Na­cional de Tránsito, se han incrementado los controles y las revisiones técnicas a los vehículos en las diferentes vías a todo lo largo del país, acciones que avalan que más del 30 % de los vehículos inspeccionados no están aptos técnicamente para circular. En consecuencia, y cumpliendo lo establecido en la Ley 109, se les retiran las chapas, la circulación y el certificado de revisión técnica (si lo poseen) hasta tanto no reparen los desperfectos técnicos señalados y muestren el certificado expedido por la Empresa de Re­visión Técnica que acredite el óptimo estado técnico del vehículo.
No obstante, un hecho ocurrido en la tarde del jueves 5 de noviembre, pudo haber terminado como el de la carretera de Santa Cruz (con saldo de 13 fallecidos y 20 heridos), o con resultados aun peores, de no haber sido detectado por la Policía de Tránsito y adoptarse las medidas correspondientes.
RELATO DE UNA NEGLIGENCIA
Terminal La Coubre, La Habana, 1:00 p.m.: 40 personas con destino a Santiago de Cuba abordan un camión marca Internacional, con matrícula P017672, fabricado en el año 1948, propiedad del ciudadano Dionel Ruano Barrera, residente en la ciudad de Camagüey, poseedor de una Licencia de Operación del Transporte. El vehículo era conducido por Arnaldo Rivero Labanino y figurando como ayudante Rodolfo Gómez Hernández.
6:47 p.m.: a la altura del kilómetro 424 de la Carretera Central, se detecta el camión transitando a una velocidad aproximada a los 120 km/h. Ade­lantamientos indebidos, incluso a más de un vehículo en una misma maniobra, y el exceso de velocidad caracterizaron la conducción de Arnaldo Rivero Labanino, de forma tal que el flujo de vehículos en sentido contrario y la velocidad que desarrollaba, impidieron detenerlo hasta su llegada a la entrada de Cie­go de Ávila, donde la policía motorizada le es­peraba.
Los agentes, al consultar el sistema automatizado Expediente del Conductor, se percatan que Arnaldo Rivero Labanino, durante los últimos cuatro meses, había sido multado en cuatro ocasiones por no respetar los límites de velocidad, otras por adelantamiento indebido y por exceso de pasajeros; tres en Mayabeque y una en Granma. Por si esto fuera poco, tenía igual número de multas de tránsito sin pagar y estaba pendiente de cumplir sanción administrativa. Inmediatamente le retiraron la licencia de conducción y la licencia operativa. Estamos seguros que recibirá la máxima sanción por su irresponsable conducta.

APRENDER SIEMPRE de LAS EXPERIENCIAS
Sin embargo, ante las reiteradas indisciplinas vinculadas con las medidas de seguridad para la transportación de pasajeros cabría preguntarse: ¿por qué el titular de una licencia operativa para el transporte de pasajeros, en vehículos destinados al transporte de carga, se desentiende de su responsabilidad y permite que su vehículo sea conducido por alguien tan irresponsable e irrespetuoso de las regulaciones del tránsito, poniendo en peligro la vida de tantas personas? ¿Ten­drán derecho a mantener la titularidad de una licencia de transporte de pasajeros aquellos que no se preocupen por quienes conducen estos medios sin la seguridad que exige esta labor? ¿Por qué esgrimiendo como pretexto las dificultades existentes con el transporte interprovincial continuamos autorizando que estos “dinosaurios” gigantes, trans­for­mados y modificados, hagan viajes tan largos du­rante tantas horas?
Por ejemplo, estos camagüeyanos que salieron desde La Habana hacia Santiago, y quién sabe hacia dónde se dirigirán, porque su licencia es nacional, ¿dónde descansan? ¿Quién controla la cantidad de horas de conducción? ¿Cuán­to duermen? ¿Quién revisa el camión antes de iniciar el viaje y certifica su estado técnico? ¿Có­mo es posible que un camión con 67 años de ex­plotación “vuele” por nuestras carreteras, y hoy corra más que cuando estaba nuevo?
¿Quién autoriza los cambios de motor y las modificaciones? ¿Cómo?
Conocimos por uno de los pasajeros que la policía ofreció explicaciones e informó de la conducta irresponsable del conductor, que procederán a la suspensión de la licencia de conducción de Arnaldo Rivero Labanino, y propondrá a las autoridades provinciales de Transporte en Ca­magüey la cancelación de la Licencia de Ope­ración de Transporte de pasajeros expedida a Dionel Ruano Barrera, quien además sería citado a la Unidad Provincial de Tránsito de este territorio para someter al vehículo a una revisión por la empresa especializada y dictaminar su estado técnico. Pero cabría preguntarse ¿será este un asunto que solo debe preocuparle a la policía?
Si resulta necesario rectificar la ley y sus normas complementarias, si los funcionarios y autoridades tienen que apretar la mano; adelante, la sociedad lo agradecerá. Con ello se estará protegiendo el bien más sagrado que tiene el ser humano, que es la vida.
Y terminamos tal como empezamos, haciendo un llamado a tomar conciencia y a adoptar una conducta responsable porque los accidentes ni son tan casuales y sí son evitables, estoy seguro, que entre todos podemos lograrlo.

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