El 7 de febrero de 1962, el entonces Presidente de los Estados
Unidos, J. F. Kennedy, mediante la Sección 620a de la Ley de Ayuda
Extranjera, de septiembre de 1961, declaró el bloqueo total contra Cuba.
Los antecedentes de esta legislación se remontan al año 1959, cuando
Estados Unidos empieza a aplicar políticas de bloqueo contra Cuba,
dirigidas esencialmente a socavar puntos vitales de la defensa y la
economía de la isla.
El 1 de enero de 1959, las luchas revolucionarias en Cuba contra el
régimen dictatorial de Fulgencio Batista culminaron victoriosamente y
llegó al poder el movimiento revolucionario liderado por Fidel Castro.
Las medidas adoptadas por el Gobierno Revolucionario destinadas a
recuperar las riquezas del país y a ponerlas al servicio del pueblo
afectaron los intereses de los grandes monopolios norteamericanos que
durante más de medio siglo habían saqueado los recursos de la isla e
influido en su política interna. Desde 1909, en la Conferencia Naval de
Londres, quedó definido como principio del derecho internacional que el
“bloqueo es un acto de guerra”. La política de bloqueo califica como
“crimen internacional de genocidio”, conforme a lo definido en la
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio,
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de
diciembre de 1948.
El bloqueo contra Cuba viola los derechos humanos del
pueblo caribeño. Esta medida contraviene los principios y derechos
fundamentales del Derecho internacional: Principio de igualdad soberana,
Principio de no intervención, Principio de la Independencia y Derecho a
la nacionalización. Por esta razón, es ilegal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario