El proyecto de la CIA Génesis, dirigido a provocar o
al menos a contribuir a la derrota de la Revolución Cubana, ha sido tema
de debates, conferencias, charlas en universidades cubanas y de otros
países. El enemigo mimetizando, aprendiendo de la derrota y buscando
variantes más efectivas, continúa su desarrollo; hoy extiende sus
tentáculos por varios lugares y de diversas formas.
Existen alternativas posibles a Génesis. La denuncia del 2011 a través de la serie Las Razones de Cuba fue un duro golpe a esos planes; otros proyectos similares han surgido por doquier. Las nuevas condiciones internacionales y nacionales les han permitido variaciones tácticas, pero la estrategia continúa siendo la misma.
El uso de nuevas plataformas mediáticas, la aparición de sitios, portales, revistas, aparentemente inofensivas, de perfil bajo, están ancladas firmemente en estereotipos probados de guerra cultural. El pago a periodistas mediante estrategias para atraer a personas con prestigio en el mundo de la prensa cubana, la aplicación de técnicas probadas de mercadeo que permiten una rápida difusión de los materiales elaborados por estos, formas de pago superiores, por mucho, a las posibilidades de nuestros medios, el enmascaramiento de las reales intenciones tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión, son algunas de las nuevas tácticas aplicadas. Siempre han pagado a los mercenarios de la pluma y la palabra, solo que ahora pagan un poco más y enmascaran las intenciones para adormecer la ética de algunos y darles la posibilidad de autojustificar el suicidio ético.
En el mundo de hoy casi nada es espontáneo, mucho menos lo que ocurre en Internet, y menos aún en las redes sociales. Recuerdo los días previos a la salida al aire de la denuncia conocida como Las Razones de Cuba en el 2011; el capítulo final estaba listo para transmitirse por la televisión el 4 de abril y le comenté a Iroel Sánchez: creo que debemos imprimir y guardar todo lo que aparece en Google sobre el agente de los Órganos de la Seguridad del Estado que aparecerá en la denuncia. Fue una acertada idea, porque horas después de la revelación pública contra los planes del gobierno de Estados Unidos y en especial de la CIA contra Cuba, miles de menciones, cientos de artículos, comentarios, escritos por o sobre el intelectual, supuestamente contrarrevolucionario ahora conocido como combatiente revolucionario, desaparecieron como por arte de magia y había dejado de existir en Internet.
Equipos de trabajo dirigidos directamente desde los centros de operaciones de guerra sicológica de los servicios especiales de Estados Unidos preparan y llevan adelante los planes contra Cuba. El rumor prefabricado, la calumnia, la falsa noticia, todo es utilizado para crear zozobra, sembrar el desengaño, la duda, el miedo, la confusión; las redes sociales son manipuladas ampliamente y se construyen líderes de opinión espurios que trabajan con perfiles falsos, equipos de una decena de personas, comparten uno o varios seudónimos. Algunos de esos cibermercenarios cuentan con varios perfiles, verdaderos maestros del chisme, del rumor y de la mentira surgidos de esas filas.
Se trata de un sistema bien articulado, actúan sincronizados sin importar la imagen o el disfraz mediático que utilicen; todos trabajan con el mismo objetivo y obedecen las órdenes del mismo amo.
La intentona de crear una blogosfera contrarrevolucionaria no dio resultado. La creación de una plataforma cubana de blog y el surgimiento de una blogosfera revolucionaria convirtió ese escenario en muy complejo para los enemigos de la Revolución. La llamada «Prensa Independiente» formada, entrenada y pagada desde Estados Unidos, a través de la SINA en La Habana, no logró nunca ser creíble; desprestigiada y disminuida entró en una crisis sin salida y dejó de ser útil.
El cambio de estrategia contra Cuba, motivado por el fracaso de más de 50 años de planes para derrotar a la Revolución, tiene como base la creación de una pequeña y mediana clase burguesa opuesta a la Revolución; se dirige a organizar sectores socialdemócratas, neoanexionistas y plattistas, y a personas desconectadas de la realidad del mundo en que viven y del país.
Esta clase, esta nueva contrarrevolución necesita de una nueva prensa, necesita de una prensa de alquiler, requiere comprar periodistas, conciencias, «convencer» a algunos con los argumentos del pensamiento neoliberal, con las argucias del fin de la historia, del hombre de Musil, el nada vale y todo se vale, el sálvese quien pueda, esencia de la doctrina burguesa primigenia.
La densa red de medios y redes sociales tejida en torno a Cuba con aliados internos y colaboradores, gente que un día es capaz de escribir en la prensa popular revolucionaria, en Granma, Juventud Rebelde, u otros y al siguiente en la prensa enemiga; gente capaz de negar lo que afirmaron con fuerza horas antes, por conveniencia; gente que piensa y escribe según el dictado de quien le pague más; gente que escribe para medios privados al servicio del capital, tiene un único fin, de-sacreditar al Estado revolucionario, debilitar los pilares que sostienen la institucionalidad de la Revolución.
Cuadros jóvenes de la UJC, la FMC y el PCC son blanco de campañas bien organizadas, preparadas meticulosamente, articuladas desde los grandes medios y desde los digitales de última creación, que actúan de conjunto para construir una imagen negativa de los cuadros revolucionarios, los intelectuales, los artistas comprometidos con su pueblo y su Revolución.
Necesitan «sacar del juego» a personas como Randy Alonso, Iroel Sánchez y tantos otros periodistas y comunicadores sociales que no alquilan su vergüenza y su honor; necesitan desacreditarlos a como dé lugar y para eso se valen de los recursos más bajos del jornalismo paparazzi, les hacen blanco de sátiras en las redes sociales, tergiversan lo que dicen y usan la mentira sin recato.
El blanco es la Revolución y sus defensores. La estrategia de «golpe suave» establece como una de sus reglas fundamentales destruir los pilares básicos que sostiene el Estado. ¿No es eso lo que están intentando hacer?
Verdades, medias verdades, mentiras flagrantes, calumnias, rumores, lo «mejor» del arsenal propagandístico contrarrevolucionario se mezcla en una pesada andanada; mentir, mentir y volver a mentir, el dinero fluye de las arcas del imperio y hay almas que se venden barato.
El blanco es la Revolución y su futuro inmediato, por eso no quieren dejar piedra sobre piedra; por eso intentan sembrar la confusión, el desaliento, la desmovilización; por eso promueven el egoísmo, la falta de fe, la baja autoestima nacional.
Los jinetes del apocalipsis cabalgan por la Isla, no importa el nombre que lleven, no importa el disfraz que se pongan, las máscaras que usen; son los mensajeros de la restauración del capitalismo, única forma de intentar destruir a la Revolución y, al fin, robar el alma de Cuba.
Existen alternativas posibles a Génesis. La denuncia del 2011 a través de la serie Las Razones de Cuba fue un duro golpe a esos planes; otros proyectos similares han surgido por doquier. Las nuevas condiciones internacionales y nacionales les han permitido variaciones tácticas, pero la estrategia continúa siendo la misma.
El uso de nuevas plataformas mediáticas, la aparición de sitios, portales, revistas, aparentemente inofensivas, de perfil bajo, están ancladas firmemente en estereotipos probados de guerra cultural. El pago a periodistas mediante estrategias para atraer a personas con prestigio en el mundo de la prensa cubana, la aplicación de técnicas probadas de mercadeo que permiten una rápida difusión de los materiales elaborados por estos, formas de pago superiores, por mucho, a las posibilidades de nuestros medios, el enmascaramiento de las reales intenciones tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión, son algunas de las nuevas tácticas aplicadas. Siempre han pagado a los mercenarios de la pluma y la palabra, solo que ahora pagan un poco más y enmascaran las intenciones para adormecer la ética de algunos y darles la posibilidad de autojustificar el suicidio ético.
En el mundo de hoy casi nada es espontáneo, mucho menos lo que ocurre en Internet, y menos aún en las redes sociales. Recuerdo los días previos a la salida al aire de la denuncia conocida como Las Razones de Cuba en el 2011; el capítulo final estaba listo para transmitirse por la televisión el 4 de abril y le comenté a Iroel Sánchez: creo que debemos imprimir y guardar todo lo que aparece en Google sobre el agente de los Órganos de la Seguridad del Estado que aparecerá en la denuncia. Fue una acertada idea, porque horas después de la revelación pública contra los planes del gobierno de Estados Unidos y en especial de la CIA contra Cuba, miles de menciones, cientos de artículos, comentarios, escritos por o sobre el intelectual, supuestamente contrarrevolucionario ahora conocido como combatiente revolucionario, desaparecieron como por arte de magia y había dejado de existir en Internet.
Equipos de trabajo dirigidos directamente desde los centros de operaciones de guerra sicológica de los servicios especiales de Estados Unidos preparan y llevan adelante los planes contra Cuba. El rumor prefabricado, la calumnia, la falsa noticia, todo es utilizado para crear zozobra, sembrar el desengaño, la duda, el miedo, la confusión; las redes sociales son manipuladas ampliamente y se construyen líderes de opinión espurios que trabajan con perfiles falsos, equipos de una decena de personas, comparten uno o varios seudónimos. Algunos de esos cibermercenarios cuentan con varios perfiles, verdaderos maestros del chisme, del rumor y de la mentira surgidos de esas filas.
Se trata de un sistema bien articulado, actúan sincronizados sin importar la imagen o el disfraz mediático que utilicen; todos trabajan con el mismo objetivo y obedecen las órdenes del mismo amo.
La intentona de crear una blogosfera contrarrevolucionaria no dio resultado. La creación de una plataforma cubana de blog y el surgimiento de una blogosfera revolucionaria convirtió ese escenario en muy complejo para los enemigos de la Revolución. La llamada «Prensa Independiente» formada, entrenada y pagada desde Estados Unidos, a través de la SINA en La Habana, no logró nunca ser creíble; desprestigiada y disminuida entró en una crisis sin salida y dejó de ser útil.
El cambio de estrategia contra Cuba, motivado por el fracaso de más de 50 años de planes para derrotar a la Revolución, tiene como base la creación de una pequeña y mediana clase burguesa opuesta a la Revolución; se dirige a organizar sectores socialdemócratas, neoanexionistas y plattistas, y a personas desconectadas de la realidad del mundo en que viven y del país.
Esta clase, esta nueva contrarrevolución necesita de una nueva prensa, necesita de una prensa de alquiler, requiere comprar periodistas, conciencias, «convencer» a algunos con los argumentos del pensamiento neoliberal, con las argucias del fin de la historia, del hombre de Musil, el nada vale y todo se vale, el sálvese quien pueda, esencia de la doctrina burguesa primigenia.
La densa red de medios y redes sociales tejida en torno a Cuba con aliados internos y colaboradores, gente que un día es capaz de escribir en la prensa popular revolucionaria, en Granma, Juventud Rebelde, u otros y al siguiente en la prensa enemiga; gente capaz de negar lo que afirmaron con fuerza horas antes, por conveniencia; gente que piensa y escribe según el dictado de quien le pague más; gente que escribe para medios privados al servicio del capital, tiene un único fin, de-sacreditar al Estado revolucionario, debilitar los pilares que sostienen la institucionalidad de la Revolución.
Cuadros jóvenes de la UJC, la FMC y el PCC son blanco de campañas bien organizadas, preparadas meticulosamente, articuladas desde los grandes medios y desde los digitales de última creación, que actúan de conjunto para construir una imagen negativa de los cuadros revolucionarios, los intelectuales, los artistas comprometidos con su pueblo y su Revolución.
Necesitan «sacar del juego» a personas como Randy Alonso, Iroel Sánchez y tantos otros periodistas y comunicadores sociales que no alquilan su vergüenza y su honor; necesitan desacreditarlos a como dé lugar y para eso se valen de los recursos más bajos del jornalismo paparazzi, les hacen blanco de sátiras en las redes sociales, tergiversan lo que dicen y usan la mentira sin recato.
El blanco es la Revolución y sus defensores. La estrategia de «golpe suave» establece como una de sus reglas fundamentales destruir los pilares básicos que sostiene el Estado. ¿No es eso lo que están intentando hacer?
Verdades, medias verdades, mentiras flagrantes, calumnias, rumores, lo «mejor» del arsenal propagandístico contrarrevolucionario se mezcla en una pesada andanada; mentir, mentir y volver a mentir, el dinero fluye de las arcas del imperio y hay almas que se venden barato.
El blanco es la Revolución y su futuro inmediato, por eso no quieren dejar piedra sobre piedra; por eso intentan sembrar la confusión, el desaliento, la desmovilización; por eso promueven el egoísmo, la falta de fe, la baja autoestima nacional.
Los jinetes del apocalipsis cabalgan por la Isla, no importa el nombre que lleven, no importa el disfraz que se pongan, las máscaras que usen; son los mensajeros de la restauración del capitalismo, única forma de intentar destruir a la Revolución y, al fin, robar el alma de Cuba.
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