La Guerra No Convencional de EE.UU. contra Cuba (III)
Aplastado el intento de fortalecer un movimiento de resistencia o guerrilla que fuera capaz de derrocar al gobierno revolucionario, las formas y métodos de agresión subversiva contra Cuba por parte de EE.UU. evolucionaron y se diversificaron. En lo adelante, habiendo comprendido que no existían en la Isla condiciones propicias para el éxito de una campaña de Guerra No Convencional (GNC), sucesivas administraciones yanquis, independientemente de su discurso político y en grado variable, han dedicado sus esfuerzos a intentar crear en nuestro país un escenario más propicio para sus intereses.La GNC contra Cuba, luego del fin de las bandas armadas, no alcanzaría más su objetivo de articular una resistencia violenta o guerrilla, que pudiera recibir el apoyo directo de EE.UU. No obstante, el aliento a la contrarrevolución interna, con el objetivo de conducirla a tal fin y las acciones tendentes a crear las condiciones favorables para ello, van a caracterizar la política yanqui hacia Cuba a partir de la década de los setenta.
Ya desde 1960¹ existían planes de agresión radioelectrónica contra la Isla, que fueron reforzados bajo la administración Reagan en 1982, con la creación de lo que luego sería la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, responsable de las mal llamadas Radio y TV Martí.
La agresión radial y televisiva contra nuestro país, que el Comandante en Jefe ha caracterizado como “una loca y fracasada aventura”², se inscriben en lo que la doctrina de la GNC define como Actividades de Información, dirigidas a “influir en las emociones de una audiencia determinada”³, con el fin de subvertir su ideología. Aunque la doctrina la sitúa como un esfuerzo organizado por una probable resistencia, a falta de esta, contra Cuba se ha realizado como política del Gobierno de EE.UU., a través de sus instituciones y con el dinero del contribuyente estadounidense.
La guerra económica contra Cuba tampoco puede aislarse de la estrategia de agresión no convencional. El bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla debemos situarlo como parte de los esfuerzos que pueden ser de carácter político, diplomático, informacionales, militares y económicos, mediante los cuales EE.UU. ejerce su poderío nacional en función de sus objetivos estratégicos.
Como sabemos, la GNC persigue explotar las vulnerabilidades del adversario y en el caso de Cuba, la economía ha sido objeto de ataque permanente, a fin de erosionar las bases de nuestra construcción socialista, presentando como única alternativa el retorno al capitalismo. El bloqueo puede considerarse el esfuerzo de GNC de más larga data en esta triste historia de agresiones subversivas.
Las décadas de los setenta, ochenta y noventa del pasado siglo, tienen otro signo que las identifica y que tampoco se desvincula de la GNC como forma de agresión. Para “preparar el ambiente” en Cuba, EE.UU. ha promovido, autorizado o no ha impedido, acciones de sabotaje, piratería, guerra biológica, atentados, secuestros, etcétera
La doctrina de la GNC define el sabotaje como “el acto dirigido a dañar, interferir u obstruir las defensas nacionales de un país, dañando o destruyendo de forma voluntaria materiales de guerra o defensivos, recursos, bienes, incluidos recursos humanos y naturales”.⁴ Desde la voladura del vapor La Coubre , pasando por la agresión biológica al sector agrícola o contra la población misma, hasta las bombas en los hoteles en los años 90, los sabotajes han sido una herramienta no convencional frecuente en la guerra contra Cuba. El capítulo más triste de esa etapa: la explosión de un avión civil cubano en pleno vuelo, con 73 víctimas mortales, el 6 de octubre de 1976. El autor confeso de ese crimen vive libre en las calles de Miami.
El derrumbe del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo exacerbaron en EE.UU. efímeras esperanzas de que la Revolución no resistiera tales embates. El incentivo a la contrarrevolución y la inestabilidad interna en Cuba también recibió en esta etapa otra vuelta de tuerca, mientras las carencias económicas generaban en el pueblo descontento y dificultades en escala sin precedentes.
El objetivo de todo ello fue señalado por Fidel en su alocución al pueblo, a raíz de los sucesos del 5 de agosto de 1994. Fidel señaló: “Ellos, naturalmente, quieren que se produzcan escenas sangrientas, quieren que haya una balacera, que haya muertos, para utilizarlos como instrumento de propaganda, en primer lugar; como instrumento de subversión, y, finalmente, como instrumento de intervención en nuestro país. La estrategia imperialista es crear una situación, crear el máximo de descontento dentro de nuestro país, dividir a la población, crear las condiciones más difíciles posibles y conducir a nuestro país a un conflicto, a un baño de sangre. ¡Sueñan con eso, añoran eso!”⁵
Es este el contexto en que surge la Ley Helms-Burton, aprobada el 12 de marzo de 1996, utilizando como pretexto fundamental el derribo de las avionetas de la organización contrarrevolucionaria Hermanos al Rescate y que tenía entre sus objetivos esenciales el “apoyo para una Transición Democrática en Cuba”.
Desde el punto de vista político, la llamada Ley de la libertad cubana y solidaridad democrática pretendía aumentar el clima de hostilidad en la política de EE.UU. hacia Cuba, para forzar la destrucción de la Revolución y desde el punto de vista económico, intimidar por todos los medios posibles a los empresarios extranjeros, para tratar de evitar las inversiones y el comercio internacional con Cuba.⁶
El fracaso de este y otros engendros anteriores como la Ley Torricelli (23 de octubre de 1992), no ha significado el fin de la agresión de EE.UU. contra Cuba ni la renuncia a uno de sus métodos fundamentales: La Guerra No Convencional.
Las causas de los fracasos permanecen invariables: no hay en Cuba condiciones para el funcionamiento de estas estrategias. Medio siglo de agresiones directas han probado su ineficacia para crearlas y es seguramente esa la causa de que asistamos hoy al momento histórico del cambio de método, anunciado por la administración Obama en su “nuevo rumbo para Cuba” el 17 de diciembre de 2014. ¿Quedará en el pasado la Guerra No Convencional?
Referencias.
1. El 17 de marzo de 1960, el presidente Eisenhower aprobó un plan presentado por la CIA para, entre otras cosas, crear una estación de radio de onda media que transmitiera propaganda sucia hacia Cuba, daba inicio a la larga y activa historia de la agresión radioelectrónica de EE.UU.
2. Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, presidente de la República de Cuba, en el acto central por el Aniversario 52 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en el teatro Karl Marx, el 26 de julio de 2005.
3. Publicación de Técnicas del Ejército ATP 3-05.1 “Guerra No Convencional”, Escuela y Centro de Guerra Especial del Ejército de EE.UU. John F. Kennedy, Septiembre de 2013. Ver en http://www.cubadefensa.cu/sites/default/files/atp_3-05.1_gnc_esp.pdf
4. Ibídem.
5. Comparecencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz ante la televisión cubana y las ondas internacionales de Radio Habana Cuba, efectuada el día 5 de agosto de 1994. (Versiones taquigráficas-Consejo de Estado)
6. Enciclopedia Colaborativa Cubana Ecured, consultada el 20 de marzo de 2015.
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