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Guantánamo, 8 may (AIN) La necesidad de reivindicar la personalidad de Mariana Grajales, más allá de sus méritos como Madre de los Maceo, la subrayó en esta ciudad la investigadora cubana Damaris Torres durante un taller dedicado al bicentenario del natalicio de la Heroína.
  Especialista del Centro de Estudios Maceístas, de Santiago de Cuba, Torres opinó que ha sido poco divulgado el papel de aquella patriota en la inteligencia mambisa, en la creación de hospitales de campaña y en otros servicios prestados a la Revolución, alguno de ellos inéditos.
   La también profesora de la Universidad de Oriente y presidenta  de la filial de la Unión Nacional  de Historiadores de Cuba en el vecino territorio, anunció la aparición, en ocasión de la importante efemérides de una recopilación titulada Mariana Grajales 200 años en la historia y la memoria, que reúne artículos de una treintena de autores, dedicado a la prócer que con su ejemplo contribuyó a forjar una pléyade de combatientes contra el colonialismo español.
   La investigadora, una erudita en aspectos relativos a la vida de la madre de los Maceo, fue una de las personalidades entrevistadas en la primera biografía cinematográfica sobre la Heroína, dirigida por Teresita Gómez Acosta, con guión del periodista Pedro Antonio González, y estrenada en 2012 por la productora cubana de audiovisuales Mundo Latino.
   Durante el taller describió aspectos de la estancia guantanamera de Mariana, cuya efigie domina el conjunto escultórico de la Plaza de la Revolución que lleva su nombre.
   En territorio guantanamero, tanto en la Guerra Grande, como en la iniciada en 1895, sus hijos Antonio y José tuvieron protagónica participación, particularmente en la toma de Baracoa, durante la contienda de 1868, y en el desembarco por Duaba, el primero de abril de 1895, para levantar en armas a la región de Baracoa e incorporarla a la guerra que ya ardía en la isla desde el 24 de febrero  de ese año.
   Pero no fueron solamente fieles a sus enseñanzas y a la Patria  el Titán de Bronce y el León de Oriente, sino Rafael,  Miguel, Julio, Tomás y Marcos (los Maceo), y los de apellido Regüiferos (Felipe, Fermín, Manuel y Justo).
   Según conocedores de la trayectoria de esta egregia mujer, nacida el 12 de julio de 1815 en Santiago de Cuba, su intransigencia constituye un ejemplo de los valores que una madre puede trasmitir a su prole.
   Junto a su valentía, la distinguieron  su vocación revolucionaria y la simpatía, sacrificio y abnegación hacia la Revolución iniciada por Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de octubre de 1868 en Demajagua, actitud que solo pudo truncar su deceso en Jamaica, el 27 de noviembre de 1893, luego de un largo exilio.