CUBA 1960
Así expresó Fidel en la noche del 7
de junio de 1960, y desde entonces esa consigna ha estado acompañando
la decisión de Patria o Muerte de nuestro pueblo
Por PEDRO ANTONIO GARCÍA
Fotos: Archivo de BOHEMIA
Fotos: Archivo de BOHEMIA
6 de junio de 2015
“Si tratan de invadirnos, serán
derrotados”, vaticinó Fidel en
aquel discurso
Muchos de nuestros compatriotas que nacieron después
de 1959, es decir, la abrumadora mayoría de la actual población de la
Isla, desde que han tenido uso de razón han escuchado a Fidel y a otros
dirigentes del país terminar sus discursos con la frase: ¡Patria o
Muerte! ¡Venceremos!
Tal vez algunos de los más jóvenes
ignoren que esa consigna, que resume la disposición de lucha de
nuestro pueblo, fue fruto de la conjunción de dos momentos históricos:
la primera exclamación nació cuando el Comandante en Jefe, al
intervenir en la despedida de duelo de las víctimas del sabotaje al
vapor La Coubre, proclamó la decisión del pueblo de defender
la soberanía nacional hasta las últimas consecuencias. La segunda,
complemento de aquella, cuando meses más tarde, en medio de la
agudización del diferendo entre Cuba y los Estados Unidos, se avecinaba
una serie de agresiones económicas imperialistas, en represalia por la
cada vez más notoria radicalización del proceso revolucionario.
Desde los primeros días del
triunfo, en 1959, Fidel ya había alertado a nuestro pueblo de que, con
la Revolución en el poder iba a empezar una etapa mucho más difícil que
la de la insurrección contra la tiranía. Las leyes adoptadas por el
Gobierno Revolucionario, sobre todo la promulgación de la Reforma
Agraria el 17 de mayo de 1959, atrajo la ira del imperialismo
norteamericano, que desde entonces comenzó a preparar planes para el
derrocamiento del gobierno.
El difícil segundo año de la Revolución
En los primeros meses de 1960, con
la complicidad de los monopolios yanquis, Washington pretendía asfixiar
a Cuba al cesar arbitrariamente la importación y el suministro de
combustibles a la Isla. A pesar de las advertencias de las autoridades
cubanas, las transnacionales persistían en su actitud, entre otras
cosas porque sabían del respaldo con que contaban en la administración
estadounidense de turno. El Gobierno Revolucionario comenzó entonces a
hacer gestiones para la compra de petróleo en otras latitudes. La Unión
Soviética ofreció precios razonables, mucho más bajos que los que
usualmente cobraban las compañías yanquis. Al comunicársele a estas la
posibilidad de refinar el crudo soviético en sus empresas, se negaron
rotundamente.
El Gobierno Revolucionario les
recordó que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 44 de la Ley
de Minerales y Combustibles (en vigor desde el 9 de mayo de 1938), se
estipulaba la obligación de procesar todo el petróleo crudo que fuese
suministrado por el Estado cubano a dichas compañías. Rápidamente, en
Estados Unidos se oyeron voces de congresistas y periodistas tarifados
que clamaron por fuertes represalias si al Estado cubano se le ocurría
aplicarle las leyes vigentes a las firmas yanquis.
Fue entonces, en los primeros días
del junio de 1960, que al Departamento de Estado se le ocurrió enviar
una nota agresiva e insultante al Gobierno Revolucionario Cubano,
donde, además de veladas amenazas, se calumniaba la Reforma Agraria. De
ahí que, cuando se enunció la presencia de Fidel en la jornada de
clausura del Congreso Nacional de la Federación de Barberos y
Peluqueros, todos esperaran la contundente respuesta del líder de la
Revolución a la prepotencia de los vecinos norteños.
El evento sindical
En Girón, en la lucha contra bandidos, en las misiones
internacionalistas, el pueblo, siempre victorioso,
ha enarbolado muy en alto esa consigna
Durante sus sesiones de trabajo, el Congreso de
Barberos y Peluqueros había ratificado plenamente el fervor patriótico
de los trabajadores del giro, al lograrse la elección de un comité
ejecutivo nacional que reflejaba y respondía al criterio
abrumadoramente unitario del sector. En las intervenciones de los
delegados resaltaban los llamados a la unidad de la clase obrera cubana
y se convocaba a “pensar en revolucionario más que como dirigente
laboral”.
En el teatro de la CTC, en la noche
de clausura (7 de junio de 1960), se impuso un imponente silencio,
solo se oía la voz de Fidel, quien al iniciar su intervención, expuso
la gran importancia que, desde el punto de vista revolucionario, tenía
el sector. “Sé que en las peluquerías las compañeras tienen grandes
discusiones defendiendo a la Revolución”, expresó.
“La Revolución tiene entre ustedes los más
constantes defensores, es por lo cual contamos con este sector”, añadió.
Y al referirse a la nota soez de Washington, comentó: ““Tal vez creen
todavía que pueden asustar a los cubanos… ¿Pretenden que la Revolución
retroceda, que le devolvamos a las compañías yanquis las tierras que el
pueblo ha recuperado, que volvamos a elevar las tarifas eléctricas,
que nuestra economía siga siendo colonial y de país subdesarrollado al
servicio de los trusts norteamericanos?”.
“Lo sentimos mucho pero no podemos
complacerlos”, dijo y una ovación cerrada se oyó en la sala. “Si tratan
de invadirnos, serán derrotados”, vaticinó. Tras puntualizar que Cuba
es ejemplo y a la vez primera trinchera contra el imperialismo en
nuestra América, reiteró: “¡Esa trinchera no la tomarán jamás los
enemigos de nuestras nacionalidades y de nuestros hermanos de América
Latina!... Los que tenemos el privilegio de estar en esa trinchera, no
la perderemos; los que tenemos el privilegio de jugar este rol que Cuba
está jugando en la historia de este continente, sabremos estar a la
altura de las circunstancias, con la seguridad de que venceremos,
vencerá nuestro pueblo”.
“Seremos vencedores en cualquier
circunstancia, lo mismo frente a la agresión económica que frente a la
agresión militar… Con nuestra victoria puede ser que los pueblos
hermanos de América Latina también despierten… Y esos pueblos, tarde o
temprano, seguirán el camino de Cuba”.
Una vez más el líder expresaba su
confianza en que el pueblo cubano está decidido hasta las últimas
consecuencias a defender las conquistas de la Revolución, porque
tiene “el valor, el patriotismo y la unión que en una hora como esta se
necesita, porque sus hijos han dicho: ¡Patria o Muerte!”. Los
asistentes prorrumpieron en una cerrada ovación. El líder de la
Revolución no esperó a que los aplausos amainaran y su voz se escuchó
por encima de ellos: “Y han dicho ¡Patria o Muerte!, porque esa es la
consigna de cada cubano… Para cada uno de nosotros, individualmente, la
consigna es: ¡Patria o Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga
saldrá victorioso, la consigna es: ¡Venceremos!”.
Desde aquella noche esa consigna ha
estado acompañando la decisión de ¡Patria o Muerte! de nuestro pueblo
en estos años de luchas y victorias.
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