Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

lunes, 8 de junio de 2015

Un hombre del tiempo


José Rubiera intercambió con el colectivo de Granma como parte de las actividades por el aniversario 50 del diario
Rubiera durante el intercambio con el colectivo del periódico Granma. Foto: Jose M. Correa
José Rubiera entre periodistas se siente como pez en el agua. Debe ser por esa cualidad de comunicador que ha sabido cultivar por muchos años entrando a los hogares cubanos a través de la televisión para darnos el parte del tiempo.
En Granma pudimos disfrutar de esa maestría cuando nos hizo la deferencia de venir a intercambiar con el colectivo del diario como parte de las actividades, que por estos días se celebran en los predios del rotativo, por su medio siglo de fundado.
Meteorólogo de profesión, pero comunicador y fotógrafo también, este hombre sencillo, dueño de la palabra, revolucionario en el amplio sentido y fidelista de corazón, nos llevó de la mano de su profesión y de parte de la historia de la Revolución, contada entre ciclones y huracanes, porque más de un cubano se ha sentido seguro con sus pronósticos, aunque hayan sido tiempos de inminente peligro.
San Antonio de Río Blanco, en Jaruco, lo vio nacer y todavía se emociona con las noticias de su pueblo, como le sucediera hace po­co con el recibimiento de uno de sus coterráneos, integrante de la brigada médica que fue a combatir el ébola en tierras africanas.
HURACANES Y PERIODISMO
El primer recuerdo que tiene de un huracán se remonta a 1948, cuando uno de categoría 3 pasó sobre La Habana.Vivía en casa de los abuelos, y le vienen a la memoria los brazos de su mamá que lo sostenía, mientras se escuchaban los vientos del huracán.
También de su pueblo tiene el recuerdo de las fiestas del 13 de junio que le unen irremediablemente a sus inicios en la fotografía, su hobby de toda la vida.
En el animado intercambio no faltaron las anécdotas: “Hice la secundaria en el central Camilo Cienfuegos y me parece estar viendo salir de entre los cañaverales a dos hombres completamente tiznados y con sus mochas en las manos. Eran el Che y Raúl Roa que venían del corte”, cuenta.
Luego vinieron los tiempos del preuniversitario, y de su creciente pasión por la física y la meteorología.
“Recortaba y guardaba todo lo que salía respecto al tema en la prensa, y entre mis re­liquias estaba el primer número de Granma. También en la edición del 4 de oc­tubre de 1965 salió la noticia de la creación del Instituto de Meteorología, lo que fuera antes el Obser­vatorio Nacional”, dice y asegura que el rotativo incidió mucho en su formación vocacional.
En el 67 decide comenzar a estudiar Li­cenciatura en Física en la Universidad de La Habana, y a finales del segundo año, otra vez Granma jugó un papel importante en lo que sería su definitiva profesión.
“Se publicó un artículo en el que se anunciaba el inicio de un curso de Meteorología. No tuve que pensarlo dos veces. Éramos 350 y luego de tres o cuatro días de exámenes, aprobamos 82 y de esos, cinco años después, nos graduamos 20”, narra.
No se olvida de la primera tarea que tuvieron: la zafra del 70 en Los Palos. Ni tampoco olvida que fue un año muy frío con temperaturas registradas de 8,5 grados en La Habana y en otros lugares bajó hasta 1,2. “El campo de caña a las nueve de la mañana estaba cubierto de escarcha”.
Además de la mucha matemática que tuvo que estudiar y la física tan difícil, siempre hubo algo por lo que sintió curiosidad y una atracción especial: los medios de difusión masiva.
“En 1969 en mi pequeño pueblo, el Partido quería tener un medio y un señor muy entusiasta, Juan Benítez, dijo que haría una emisora, y con un radioaficionado comenzó lo que fue Radio Experimental de Jaruco, del que me consideran uno de sus fundadores porque ahí llegué a hacer el programa de la Juventud, los CDR, hice notas de prensa, remotos… Fue mi primera experiencia en los medios”.
En el 72 escribe su primer artículo de meteorología y en el 74 “un compañero muy entusiasta me comenta que quería que la meteorología saliera en la televisión. Ese hombre era Danilo Sirio, el actual presidente del ICRT. En ese momento no salió, pero la idea quedó para después.
“En 1980 se hace el Segundo Congreso del Partido, y hubo una tesis muy interesante sobre los medios. Me la estudié y escribí un proyecto de cómo tenía que ser un parte del tiempo en televisión”.
El 13 de enero de 1981 le mostró el proyecto al en­tonces vicepresidente del ICRT, Ovidio Cabrera, a quien le gustó mucho y esa misma noche estaba saliendo al aire en vivo. “A la hora de decidir quién lo haría, enseguida dijeron: Rubiera”.
Y ahí comenzó la aventura de los mapas hechos a mano para la televisión, las fotos de satélites en papel sujetadas con precinta que se despegaba con el calor y la locura de buscar un saco que no tenía.
Entonces el gancho estaba en el pronóstico de fin de semana. Y llegaron luego los reportes diarios y la experiencia, entre otras, de la Revista de la mañana, que tantas madrugadas le robó.
Estudios de postgrado en la Unión Soviética entre 1982 y 1983 y en Estados Unidos en 1989, así como tres misiones internacionalistas, cuenta en su haber, ayudando con su experiencia en otros lugares como Nicaragua y viviendo en carne propia, que “como cubano, cuando sales a cumplir una misión, estás representando a tu país, y más de una vez tienes que enfrentarte a situaciones excepcionales y hacer de meteorólogo y de lo que la Patria necesite también”.

DE PRONÓSTICOS Y METEOROLOGÍA
Ha vivido la evolución de la tecnología y el avance de los medios de pronóstico, pero asegura que la experiencia de los especialistas para analizarlos es decisiva a la hora de emitir un parte.
“Dentro del éxito de la meteorología cubana está la cultura del pueblo que sigue la información, y que el trabajo hecho ha servido para incrementar ese conocimiento”, asegura.
Su labor dentro del Comité de Huracanes —un grupo de trabajo de Naciones Unidas que estudia y proporciona información sobre estos fenómenos meteorológicos y donde están re­presentados todos los países del Ca­ribe, junto a los de Centroamérica, México, Ca­nadá, Ve­nezuela, Colombia y Estados Uni­dos—, lo llevó a ser su vicepresidente has­ta hoy.
“Hubo momentos en los que las relaciones eran tirantes con Cuba, pues en Estados Uni­dos radican además, el Centro Regional y Mundial de Meteorología, y siempre defendimos la tesis de que la atmósfera no tiene fronteras y el intercambio entre los países se hace necesario para salvar vidas”, comenta.
Aun así Cuba, aunque no puede tener directamente asociación con Estados Unidos, tiene relaciones con Finlandia y la Asociación del Caribe, lo que le ha permitido actualizar su tecnología. “Estamos ahora en una posición favorable, con conectividad de los radares y los satélites”.
Por otro lado, asegura Rubiera que para un meteorólogo es tan duro equivocarse en un pronóstico como para un médico errar en el diagnóstico de un paciente, “aunque tenemos la posibilidad de decir que en Cuba hemos logrado una eficiencia por encima del 92 % en nuestros pronósticos”.
No deja de recordar al Comandante en Jefe  Fidel Castro durante los días difíciles de los huracanes y ciclones que azotaron al país. Evoca los momentos del Lili y el George y la preocupación de Fidel por tocar y ver de cerca los lugares afectados en el país, con la insistencia siempre de que se le explicara todo con detalles al pueblo.
Del huracán Lili cuenta que había terminado una etapa muy poco activa y que desde 1985 no había huracanes. El cono se había trazado desde La Habana hasta Sancti Spíritus y la trayectoria podía ser norte o nordeste, y hubo un momento en que se quedaron sin comunicaciones.
“Gracias a un compañero de Aguada de Pasajeros que llamó y por la descripción que nos dio supimos que estaba pasando el ojo por allí. En efecto, así pudimos saber que había cogido al nordeste y al final saldría por Caibarién”, cuenta.
Pero estaba claro que no podía irse sin que le preguntaran sobre la temporada ciclónica de este año: “Se prevé que sea muy poco activa, pero sí pueden haber ciclones y huracanes. No se puede bajar la guardia”, concluyó.

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