domingo 26 de marzo de 2017
Manuel López de la Portilla es el
primer mártir de nuestros Órganos de la Seguridad del Estado. Fue
asesinado salvajemente, con apenas 20 años de edad, luego de conocerse
su condición de agente de la Seguridad, en la madrugada del 16 de julio
de 1960, en el Arenal de Jijira, en Vía Blanca, Santa Cruz del Norte,
una zona de arrecifes ubicada en la costa norte de La Habana.
Luego de ser golpeado con saña criminal, su cuerpo recibió varios disparos de arma de fuego.
Su misión fue la penetrar a una organización contrarrevolucionaria
dirigida por Jaime Vega, de amplia ramificación en diversas provincias,
el joven teniente contribuye a conocer una gran número de complotados y
contribuir a la detención de cerca de 160 de los mismos, sobre todo a
los ubicados en su principal zona de operaciones en Jaruco, al norte de
La Habana. Su fachada era la de un mecánico de aviación desafecto a la
Revolución.
Fue un activo luchador revolucionario, participando en
manifestaciones y protestas estudiantiles contra la dictadura de
Batista. Recibió varias heridas sumamente serias en los enfrentamientos
con las fuerzas policiales del tirano. Una de ellas fue la fractura del
cráneo, lo que lo obligó a tener un casco de plata en la cabeza.
Miembro del M-26-7, participa en un grupo de acción y sabotaje, dirigido
por el ahora mártir Gerardo Abréu Fontán. Estuvo en la clandestinidad
hasta que le sorprendió el triunfo de la Revolución el primero de enero
de 1959.
Con su muerte validó una frase dicha a su madre, quien
preocupada por su suerte, le recriminó sus llegadas tardes a casa: “Tú
eres algo muy importante para mí, pero la patria también lo es; porque
la patria es tu madre y la mía.”
Hoy Manolo es parte del martirologio fecundo de nuestra Seguridad del Estado.
Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.
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