29 de Mar 2017 | 9:57 pm »
Fuente Cubaperiodista .cu
A la par del bloqueo económico, comercial y financiero que tanto
perjuicio ocasiona a la economía y la estabilidad del pueblo, la
desmesura alcanzada por la corrupción, la malversación y otras formas de
saquear los bienes de la nación provocan daños inconmensurables al país
y ponen en riesgo la sobrevivencia misma de la Revolución.
Sugiero que la prensa debiera tratar con transparencia los hechos
gravísimos de corrupción que a través de los años, han enriquecido
ilegalmente a quienes sustraen de las arcas de la nación.
La percepción del pueblo en este terrible asunto es generalizada. La
población advierte, sin mucho esfuerzo, cómo no pocos se enriquecen
mediante el robo continuado de los recursos del Estado y otras formas de
saquear la economía nacional.
Consciente de las consecuencias morales, éticas y económicas de ese
proceder, se demandan medidas más enérgicas contra estos truhanes,
algunos de los cuales enmascaran su proceder fingiéndose
revolucionarios, mientras otros, más libertinos, ni siquiera se
preocupan de emplear tal simulación.
Rara vez nuestra prensa publica el nombre, el cargo que detenta o la
sanción impuesta a estos delincuentes, de cualquier nivel, que
incurrieron en semejante delito.
¿Qué impide ventilar públicamente la magnitud de los daños económicos
que los émulos del imperialismo le ocasionan a nuestra economía? ¿Por
qué nuestra prensa no da a conocer, con lujo de detalles, la magnitud de
los perjuicios que causaron estos bandidos; por qué no se publican sus
fotos en los medios; los años a que fueron sancionados; el decomiso de
los bienes adquiridos con el dinero que robaron? ¿Qué nos lo impide?
Puede que detrás de la morosidad en hacer público estos delitos
exista la intención de no dañar la imagen del país; tratar de que el
enemigo no se entere de que en Cuba, como en cualquier otro lugar del
mundo, hay corrupción y se combate.
Nadie como nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro se enfrentó a este
modo de ver las cosas. Al esfuerzo por esconder realidades que saltan a
la vista: ¡sí, en Cuba hay corrupción como la hay en cualquier otro
país del mundo!
Durante el proceso de rectificación de errores y tendencias
negativas, Fidel encaró públicamente este problema. Y cito: “Estoy
convencido de que no nos debilita el que lavemos los trapos al aire
libre (…); estoy convencido de que lo que nos asfixia, nos infecta, nos
ahoga, es no lavar nunca trapos sucios por el temor de que el enemigo se
entere allá en Miami, o allá, los imperialistas, y utilicen esto para
atacarnos. Estoy convencido, pero convencido como de pocas cosas, de que
airear todos estos problemas libremente dentro de una crítica
socialista, revolucionaria, que no está inspirada en todas las
porquerías del capitalismo, nos da una fuerza tremenda. Estoy
convencido.
“Yo creo que lo más importante es que tengamos conciencia de que
debemos usar la prensa en esta batalla, que es la batalla de la
Revolución ahora y en el futuro… Los periodistas son un destacamento de
la Revolución, y tratan de servir a la Revolución de la forma en que
ellos creen que la sirven mejor y en las condiciones en que desenvuelven
su trabajo, y nuestro problema consiste en saber cómo utilizar ese
destacamento de la Revolución. Ese es nuestro problema, cómo utilizar de
la manera más eficiente ese destacamento de la Revolución, porque no lo
estamos usando de la manera más eficiente”.
Jesús Mena Aragón / Tomado de 5 de septiembre
Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.
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