La información del llamado “nuevo coronavirus” llegó acompañada, muchas veces de cierto tono burlón, por parte de algunos usuarios de las redes sociales. En solo semanas se convirtió en una tragedia para el pueblo chino y más tarde, una emergencia sanitaria que alcanzó a casi todo el planeta, catalogada de Pandemia, el 11 de marzo, por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Parecía estar muy lejos, pero llegó el momento que muchos temíamos y en el fondo sabíamos inevitable: varios casos positivos al COVID-19 han sido confirmados en Cuba. Esta realidad conlleva a permanecer alertas y nuestra percepción de riesgo es el primer paso para ganar la batalla a este nuevo flagelo.
Así lo ha declarado el director provincial de Salud en La Habana, el doctor Carlos Alberto Martínez Blanco, quien recalcó la importancia de la labor que desde todos los frentes puedan ejercer los diversos actores (profesores, comunicadores, personal de servicio) en la socialización de información verídica y de interés en cuanto a síntomas de la enfermedad y medidas para evitar su propagación, entre las cuales sobresalen la higiene de manos, objetos y superficies.
Aparejados a las disposiciones emitidas por los organismos gubernamentales para reforzar la vigilancia en frontera (aeropuertos, puertos y otros), los sistemas de capacitación a entidades y el despliegue tecnológico para apoyar el Sistema de Salud en todos los niveles, debemos andar los cubanos apegados a la sensatez y la disciplina que el momento exige.
Sin cruzar la delgada línea entre el pánico y la despreocupación, es menester mantenerse enterados de las indicaciones emitidas por las autoridades del tema y acatarlas. Al respecto, Martínez Blanco llamó a conservar la mesura y a utilizar de forma efectiva los recursos, sin ceder al derroche, al tiempo que convocó a mantener la confianza en el Sistema de Salud Pública cubano. No permitir el reinado del caos, pero ser consecuentes ante el COVID-19 no es solamente una cuestión de protección personal, sino de compromiso y responsabilidad hacia la salud de todos. Solidaridad e higiene, en sus sentidos más amplios, son ahora las mejores armas.
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