Triste papel el de aquellos que le vendieron su alma al diablo y al final se han quedado sin barco ni espigón donde amarrarlo.
Así le sucede a Antonio González-Rodiles, quien pasó de un fugaz estrellato a un olvidado acompañante de las “Damas” de Blanco, presididas por la inculta y corrupta Berta Soler.
González-Rodiles quien recibió buena educación en su seno familiar y posteriormente en escuelas cubanas, fue a residir a México con su esposa mexicana rodeado de un ambiente de clase media, pero su ambición por el dinero lo hizo caer en manos de oficiales de los servicios de inteligencia estadounidenses, quienes le vendieron un proyecto subversivo que no pudo llevar a cabo.
Creyéndose que lograría ser un líder de la “opinión” interna, regresó a La Habana dejando atrás a hijos y esposa mexicanos, para iniciar el frustrado proyecto Estado de Sats, el cual no tuvo la menor incidencia en la sociedad cubana, por lo que terminó caminando los domingos por una avenida de la capital cubana, rodeado de mujeres de baja catadura moral que dicen ser “opositoras”, a cambio de cobrar 25 pesos cubanos enviados desde Estados Unidos.
En el actual panorama político de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, González Rodiles confesó a la prensa de Miami “sentirse frustrado ante la supuesta indolencia de la administración del presidente Barack Obama, y el total desconocimiento que ha hecho la actual, encabezada por el presidente Donald Trump”.
Tanto Rodiles como los demás servidores de los yanquis, entre ellos los integrantes de la mafia terrorista anticubana de Miami, pretenden presionar al Presidente Trump a cambiar la dirección política hacia la Habana, para lo cual llevan meses desarrollando una cruzada mediática sobre el inventado “aumento de la represión” en la Isla, algo que no comprueban los cientos de miles de norteamericanos que la visitan.
Lo primero que descalifica esa ficticia represión, es la constante presencia de los principales contrarrevolucionarios en los Estados Unidos, disfrutando gracias al dinero de los contribuyentes norteamericanos, los que sin saberlo pagan con sus impuestos viajes, hoteles, alimentación y salarios de los “disidentes” cubanos.
Tanto González-Rodiles como José Daniel Ferrer, Berta Soler, Guillermo Fariñas y otros más, son presentados ante los medios de prensa norteamericanos vistiendo costosos trajes comprados con el presupuesto que asigna anualmente la Casa Blanca, pues en Cuba no los usan.
A pesar de pasearlos por Miami, otras ciudades estadounidenses, e incluso en Europa para participar en Foros internacionales con el fin de desprestigiar la obra de la Revolución cubana, no han logrado que la actual administración se pronuncie contra Cuba.
En primer lugar, porque no es prioridad en la actual política de los Estados Unidos; segundo, los integrantes de la mafia anticubana en el Congreso no apoyaron la elección de Trump y tercero, porque los problemas que confronta el nuevo Presidente son tantos que no puede darse el lujo de perder tiempo en esos “disidentes” que dan más pérdida que beneficios.
En un desesperado intento por llamar la atención, el Nuevo Herald publica entrevistas de esos “disidentes” a su paso por Miami, en las que sin el menor sonrojo Rodiles se califica como “actores legítimos del escenario cubano”, algo que las agencias de inteligencias estadounidenses y el Departamento de Estados saben que es totalmente falso.
Para comprobar el motivo por el cual no son tomados en serio por los funcionarios de Estados Unidos en su política hacia Cuba, basta leer los informes enviados por sus diplomáticos designados en La Habana, divulgados en el sitio WikiLeaks, donde afirman:
[…] Pese a sus afirmaciones de que representan a “miles de cubanos”, nosotros vemos muy pocas evidencias de ese apoyo…no vemos plataformas diseñadas para llegar a amplios sectores de la sociedad cubana, más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores…”
Informaciones comprobadas por la misión diplomática yanqui en La Habana descalifican a esa llamada “oposición” como actores legítimos del pueblo cubano, en casi 60 años no han obtenido un solo resultado de unidad, y menos aún lograron una disidencia entre la juventud cubana; han envejecido viviendo una dulce vida con los cientos de miles de dólares enviados desde Miami y a partir del 2012 disfrutan de la posibilidad de viajar por el mundo con los gastos pagados.
Si algo tiene la actual Administración de Estados Unidos es conocimientos suficientes en finanzas y costos; por tanto, nadie dude que uno de los próximos recortes sea precisamente parte de los 20 millones anuales que asignaba Obama para el trabajo subversivo contra Cuba, si obtener resultados.
Rodiles declaró al Nuevo Herald: “hemos sido marginados e invisibilizados por las delegaciones de funcionarios estadounidenses y diplomáticos europeos, por no aplaudir la normalización”.
Esa posición de los altos funcionarios de Estados Unidos es la mejor prueba de que ellos no representan nada en la sociedad cubana y que sus contactos tienen que ser con altos funcionarios de Cuba, tal y como propuso Jonathan Farrar cuando estuvo al frente de la misión diplomática de Washington en La Habana, al asegurar:
[…] “es preciso que busquemos en otra parte, incluso dentro del propio gobierno, para identificar a los más probables sucesores del régimen de Castro…”
Otra prueba de que la “disidencia” no tiene ni presente ni futuro, es su ausencia de unidad, reafirmado por Gonzales-Rodiles ante a la prensa de Miami al criticar las estrategias de otros “opositores”, entre ellos a la “refugiada política” Rosa María Payá Acevedo, al calificar de fantasía su campaña por un plebiscito en Cuba, y al proyecto “Otro 18”, por intentar postular candidatos opositores en las próximas elecciones del Poder Popular en Cuba.
Rodiles asegura que ahora son marginados e invisibilizados y la respuesta a ese trato de Senadores y Representantes, la dio José Martí cuando afirmó:
“Se respeta lo que se ve unido y lo que no se ve unido no se le respeta”
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