Se mantendrá la subversión
Arthur González
Barack
Obama fue preciso y esclarecedor en su histórica intervención
televisiva el 17 de diciembre, cuando aseguró: “…continuaremos haciendo
en aquellos temas relacionados con la democracia y los derechos humanos
en Cuba”. “…podemos hacer más para apoyar al pueblo cubano y promover
nuestros valores…” La reafirmación de tales
objetivos la hizo el pasado 19 de mayo la vocera del Departamento de
Estado, Susan Bridenstein, al declarar: “Estados Unidos seguirá
ofreciendo los cursos de periodismo que se imparten en la Sección de
Intereses en La Habana, porque son parte de programas especiales que se
desarrollan en todo el mundo”; lo cual fue una respuesta a las palabras
del presidente cubano Raúl Castro, cuando cuestionó las acciones
subversivas desarrolladas dentro de la Sección de Intereses.
Es conocida la preparación que brindan
los diplomáticos norteamericanos a la contrarrevolución creada,
abastecida y financiada por su Gobierno y la CIA, dentro de esa Sección
de Intereses, representada por la embajada de Suiza.
Allí se imparten varios cursos, entre
ellos uno para formar líderes comunitarios que puedan desarrollar
captaciones de contrarrevolucionarios entre los jóvenes cubanos; de
organización civil, computación y periodismo, este último con el
propósito de enseñarle a los “disidentes” cómo buscar información,
procesarla y enviarla a Washington a través de las computadoras
instaladas dentro del recinto diplomático.
Para el entrenamiento a esos “disidentes”
en los últimos años crearon tres Centros denominados: Lincoln, Eleonor y
Benjamín, hecho que viola los principios y acuerdos tomados en 1977
para la apertura de dicha Sección, la que tiene un carácter puramente
consular.
Ese actuar para subvertir el orden
constitucional cubano las autoridades estadounidenses no se lo
permitirían a los diplomáticos cubanos acreditados en la misión cubana
en Washington, y menos aun instalar múltiples antenas de comunicación
satelital, como las que poseen en la Habana sin contrato con la empresa
cubana que brinda ese servicio.
Mediante esas antenas se establecen
videoconferencias desde los Estados Unidos, para impartir cursos de
periodismo a los “opositores”; las graduaciones de tales elementos
pueden constatarse en fotos publicadas en Internet, en el sitio de la
Sección.
Susan Bridenstein explicó que: “dichos
cursos forman parte de una política implantada a nivel mundial por
Estados Unidos, especialmente en países donde no existe la libertad de
prensa o se intimida a los periodistas independientes y seguiremos
utilizando esas vías para promover la libertad de expresión…”
Pero lo que olvidó la vocera del
Departamento de Estado es que Cuba y Estados Unidos no tienen relaciones
diplomáticas, comerciales, ni culturales, por tanto su actuación para
subvertir el sistema socialista cubano es violatoria no solo de los
acuerdos que dieron origen a las Secciones de Intereses, sino también la
Convención de Viena de 1961, la cual deja bien definido en su artículo
41 que:
41.1 “Sin perjuicio de sus privilegios e
inmunidades, todas las personas que gocen de ellos deberán respetar las
leyes y reglamentos del Estado receptor. También están obligados a no
inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado”.
41.3 “Los locales de la misión no deben
ser utilizados de manera incompatible con las funciones de la misión,
tal como están enunciadas en la presente Convención, en otras normas del
derecho internacional general o en los acuerdos particulares que estén
en vigor entre el Estado acreditante y el Estado receptor”.
Estados Unidos carece de facultades para
instalar dentro de su Sección de Intereses un centro educacional, al no
existir acuerdos bilaterales firmados entre ambos gobiernos.
Su accionar viola lo establecido en las
normas diplomáticas y es una prueba de la prepotencia imperial de
querer, como bien dijo Obama varias veces en su discurso, promover sus
valores.
Ese propósito reiterado en su
intervención del 17.12.2014, es similar a lo escrito por el ex jefe de
la CIA, Allen W. Dulles, en su libro “El Arte de la Inteligencia”, donde
afirmó:
“Sembrando el caos en la Unión Soviética
sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos y les
obligaremos a creer en ellos…”
[…] “Estados Unidos debe imponerle su visión, estilo de vida e intereses particulares al resto del mundo…”
[…] “El objetivo final de la estrategia a
escala planetaria, es derrotar en el terreno de la ideas, a las
alternativas a nuestro dominio mediante el deslumbramiento y la
persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del
imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y
libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las
víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos”.
Si eso es lo que pretenden hacerle a Cuba, bien difícil les resultará pues como avizoró José Martí:“! Los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas¡ Es hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”.