Entrevista con el doctor Antonio Becali Garrido, presidente del Inder, de cara a Río de Janeiro
Justo hoy, cuando buena parte de la delegación cubana
a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, parte hacia esa ciudad, el
doctor Antonio Becali Garrido, presidente del Inder y Jefe de la Misión
Cubana al magno evento deportivo mundial, responde a Granma
—¿Cómo llega la delegación cubana a estos Juegos en comparación con la edición precedente? ¿Pudiera argumentarnos las principales diferencias entre esos dos momentos?
—Comencemos por decir que ningún escenario es igual a otro, y que lo sucedido hace cuatro años confirmó a Cuba en una posición que expresa el nivel que le distingue a escala mundial. Por eso la intención de hacerlo mejor en Río de Janeiro constituye un reto importante, en función del cual hemos trabajado aprovechando al máximo la capacidad de nuestro potencial humano, que resulta el mayor recurso de que dispone un deporte sin el sustento económico que abunda en las grandes potencias.
De ahí las precisiones realizadas en la labor metodológica, la actualización de conocimientos, el apego a la actividad de nuestros científicos e investigadores, el estudio de contrarios, la estadística y la planificación de los recursos que con tanto esfuerzo pone a nuestra disposición el país, consciente de lo que representa el deporte para millones de compatriotas.
En síntesis, más que hablar de diferencias debemos significar que hemos hecho lo que consideramos oportuno en el actual contexto, e insistir en la constancia con la que han trabajado atletas, entrenadores, médicos, fisioterapeutas, psicólogos y otros muchos expertos. Pero también familiares, docentes y otros compañeros de manera anónima, dando opciones a todos los que aspiraron a integrar la delegación.
—Cuba pudiera terminar con un resultado, desde el ángulo proporcional no en ubicación en el medallero, mucho mejor al de los pasados Juegos Panamericanos. ¿A qué se debe esto, si los Olímpicos tienen más envergadura que unos Panamericanos?
—Volvemos a las peculiaridades de cada evento, porque uno y otro demandan resultados diferentes para aspirar a ubicaciones importantes, y los Juegos Olímpicos, por ejemplo, pueden dejar un balance significativo a partir de la labor de un solo deporte y pocos competidores.
Por eso, sin desconocer que también somos más fuertes en unas disciplinas que en otras, asignamos importancia al hecho de contar con 120 clasificados en 18 deportes, convencidos de que constituye muestra de una solidez abarcadora que no le está permitida a muchas naciones.
Recordemos que superamos en número de atletas y deportes nuestra representación en Londres 2012, pese al incrementado rigor de los procesos clasificatorios, cada vez requeridos de más erogaciones económicas como consecuencia del crecimiento de los eventos a cubrir, mayoritariamente organizados fuera del continente americano.
Si bien es cierto que el cuarto lugar de Toronto 2015 nos dejó deseos de más, también estamos convencidos de que se hizo todo por la victoria y con ese mismo espíritu vamos a Río de Janeiro.
—Si le pidiéramos resumir en solo tres cualidades la preparación de nuestra delegación, ¿cuáles destacaría? ¿Cómo valora el movimiento deportivo cubano el actual momento del deporte en el mundo y cuáles son los principios para que Cuba continúe siendo una potencia deportiva en el planeta?
—El trabajo, ante todo, se ha caracterizado por el concepto de equipo, abriendo espacios a todas las alianzas necesarias y ponderando la importancia de la labor diferenciada a partir de las peculiaridades y las posibilidades de cada atleta.
Otra arista importante ha sido la participación de las comisiones y los colectivos técnicos en la administración de los recursos de que hemos dispuesto, en aras de trazar las rutas que permitieran, ajustando opciones competitivas y económicas, intentar el mayor número de plazas posibles.
Pero ningún balance estaría completo si no destacamos el seguimiento y apoyo constantes ofrecidos por la máxima dirección del país y el Comité Olímpico Cubano, sin los cuales no sería posible asegurar todo lo que demanda el alto rendimiento actual, desde el entrenamiento hasta el soporte médico, el chequeo antidoping, los componentes dietéticos o la satisfacción de otras necesidades.
También es necesario señalar la contribución de otros organismos e instituciones, y las organizaciones políticas y de masas, desde las provincias y los municipios, sin desconocer limitaciones que imponen realidades.
En cuanto a la situación internacional del deporte, lamentamos que sea sacudido por escándalos vinculados al dopaje y otros males que nada tienen que ver con su esencia, a partir de intereses sustentados en cifras millonarias provocadores de todos esos males.
Nosotros, fieles a la esencia humanista que hace de este sector un derecho del pueblo, enfrentamos el reto de ser cada vez más eficientes y explotar mejor el conocimiento emergido de las facilidades creadas por la Revolución, al tiempo que sigamos dando pasos en el escenario propiciado por la posibilidad de inserción en ligas extranjeras y otras vías de intercambios que nos acerquen a los niveles máximos de fogueo y preparación de atletas y especialistas.
—¿Ha tenido Cuba referencia de las instalaciones de competencia y de la Villa de los Atletas, cuál es su opinión en cuanto a calidad y organización de los Juegos de Río?
—La información que poseemos avala escenarios de primer nivel y una logística ajustada al rango de un certamen de esta naturaleza, y aunque todos hemos estado al tanto de situaciones vinculadas a tensiones presupuestarias, atrasos en determinadas obras y otros inconvenientes, esperamos que esto no impida un saldo general positivo para el que será el regreso de este evento a nuestro continente.
—¿Dónde están centradas las principales aspiraciones de Cuba?
—Para nadie es un secreto que el boxeo volverá a ser una pieza clave a partir de su tradición y el tremendo nivel conseguido por este equipo, prestigiado por campeones y medallistas olímpicos y mundiales.
Igualmente esperamos buenas noticias del atletismo, la lucha y el judo, que también cuentan con figuras con ese rango, como sucede con otras disciplinas como el taekwondo, la gimnasia artística, el tiro, el remo, el ciclismo o el canotaje, dejando en claro que cada cual saldrá a cumplir su rol.
—Más allá de una predicción o un pronóstico, qué puede esperar el pueblo de Cuba de la presentación de sus atletas en Río
—Lo único que no va a faltar es convicción de triunfo, entrega, compromiso, responsabilidad con la misión asumida con un pueblo que merece todo el esfuerzo y las alegrías que seamos capaces de tributarle en premio a su humildad y sentido del patriotismo.
Estén seguros de que cada salida a los escenarios será animada por el propósito de ser dignos de lo que significan Fidel, a quien deseamos regalar muchas alegrías en su cumpleaños 90, y Raúl, que nos ha llamado a crecernos mientras más dura sea la batalla.
El lema que enarbolaremos, ‘Comprometidos con nuestra historia’, encierra todo el simbolismo con que defenderemos la bandera recibida al pie del monumento al Héroe Nacional José Martí.
—¿Cómo llega la delegación cubana a estos Juegos en comparación con la edición precedente? ¿Pudiera argumentarnos las principales diferencias entre esos dos momentos?
—Comencemos por decir que ningún escenario es igual a otro, y que lo sucedido hace cuatro años confirmó a Cuba en una posición que expresa el nivel que le distingue a escala mundial. Por eso la intención de hacerlo mejor en Río de Janeiro constituye un reto importante, en función del cual hemos trabajado aprovechando al máximo la capacidad de nuestro potencial humano, que resulta el mayor recurso de que dispone un deporte sin el sustento económico que abunda en las grandes potencias.
De ahí las precisiones realizadas en la labor metodológica, la actualización de conocimientos, el apego a la actividad de nuestros científicos e investigadores, el estudio de contrarios, la estadística y la planificación de los recursos que con tanto esfuerzo pone a nuestra disposición el país, consciente de lo que representa el deporte para millones de compatriotas.
En síntesis, más que hablar de diferencias debemos significar que hemos hecho lo que consideramos oportuno en el actual contexto, e insistir en la constancia con la que han trabajado atletas, entrenadores, médicos, fisioterapeutas, psicólogos y otros muchos expertos. Pero también familiares, docentes y otros compañeros de manera anónima, dando opciones a todos los que aspiraron a integrar la delegación.
—Cuba pudiera terminar con un resultado, desde el ángulo proporcional no en ubicación en el medallero, mucho mejor al de los pasados Juegos Panamericanos. ¿A qué se debe esto, si los Olímpicos tienen más envergadura que unos Panamericanos?
—Volvemos a las peculiaridades de cada evento, porque uno y otro demandan resultados diferentes para aspirar a ubicaciones importantes, y los Juegos Olímpicos, por ejemplo, pueden dejar un balance significativo a partir de la labor de un solo deporte y pocos competidores.
Por eso, sin desconocer que también somos más fuertes en unas disciplinas que en otras, asignamos importancia al hecho de contar con 120 clasificados en 18 deportes, convencidos de que constituye muestra de una solidez abarcadora que no le está permitida a muchas naciones.
Recordemos que superamos en número de atletas y deportes nuestra representación en Londres 2012, pese al incrementado rigor de los procesos clasificatorios, cada vez requeridos de más erogaciones económicas como consecuencia del crecimiento de los eventos a cubrir, mayoritariamente organizados fuera del continente americano.
Si bien es cierto que el cuarto lugar de Toronto 2015 nos dejó deseos de más, también estamos convencidos de que se hizo todo por la victoria y con ese mismo espíritu vamos a Río de Janeiro.
—Si le pidiéramos resumir en solo tres cualidades la preparación de nuestra delegación, ¿cuáles destacaría? ¿Cómo valora el movimiento deportivo cubano el actual momento del deporte en el mundo y cuáles son los principios para que Cuba continúe siendo una potencia deportiva en el planeta?
—El trabajo, ante todo, se ha caracterizado por el concepto de equipo, abriendo espacios a todas las alianzas necesarias y ponderando la importancia de la labor diferenciada a partir de las peculiaridades y las posibilidades de cada atleta.
Otra arista importante ha sido la participación de las comisiones y los colectivos técnicos en la administración de los recursos de que hemos dispuesto, en aras de trazar las rutas que permitieran, ajustando opciones competitivas y económicas, intentar el mayor número de plazas posibles.
Pero ningún balance estaría completo si no destacamos el seguimiento y apoyo constantes ofrecidos por la máxima dirección del país y el Comité Olímpico Cubano, sin los cuales no sería posible asegurar todo lo que demanda el alto rendimiento actual, desde el entrenamiento hasta el soporte médico, el chequeo antidoping, los componentes dietéticos o la satisfacción de otras necesidades.
También es necesario señalar la contribución de otros organismos e instituciones, y las organizaciones políticas y de masas, desde las provincias y los municipios, sin desconocer limitaciones que imponen realidades.
En cuanto a la situación internacional del deporte, lamentamos que sea sacudido por escándalos vinculados al dopaje y otros males que nada tienen que ver con su esencia, a partir de intereses sustentados en cifras millonarias provocadores de todos esos males.
Nosotros, fieles a la esencia humanista que hace de este sector un derecho del pueblo, enfrentamos el reto de ser cada vez más eficientes y explotar mejor el conocimiento emergido de las facilidades creadas por la Revolución, al tiempo que sigamos dando pasos en el escenario propiciado por la posibilidad de inserción en ligas extranjeras y otras vías de intercambios que nos acerquen a los niveles máximos de fogueo y preparación de atletas y especialistas.
—¿Ha tenido Cuba referencia de las instalaciones de competencia y de la Villa de los Atletas, cuál es su opinión en cuanto a calidad y organización de los Juegos de Río?
—La información que poseemos avala escenarios de primer nivel y una logística ajustada al rango de un certamen de esta naturaleza, y aunque todos hemos estado al tanto de situaciones vinculadas a tensiones presupuestarias, atrasos en determinadas obras y otros inconvenientes, esperamos que esto no impida un saldo general positivo para el que será el regreso de este evento a nuestro continente.
—¿Dónde están centradas las principales aspiraciones de Cuba?
—Para nadie es un secreto que el boxeo volverá a ser una pieza clave a partir de su tradición y el tremendo nivel conseguido por este equipo, prestigiado por campeones y medallistas olímpicos y mundiales.
Igualmente esperamos buenas noticias del atletismo, la lucha y el judo, que también cuentan con figuras con ese rango, como sucede con otras disciplinas como el taekwondo, la gimnasia artística, el tiro, el remo, el ciclismo o el canotaje, dejando en claro que cada cual saldrá a cumplir su rol.
—Más allá de una predicción o un pronóstico, qué puede esperar el pueblo de Cuba de la presentación de sus atletas en Río
—Lo único que no va a faltar es convicción de triunfo, entrega, compromiso, responsabilidad con la misión asumida con un pueblo que merece todo el esfuerzo y las alegrías que seamos capaces de tributarle en premio a su humildad y sentido del patriotismo.
Estén seguros de que cada salida a los escenarios será animada por el propósito de ser dignos de lo que significan Fidel, a quien deseamos regalar muchas alegrías en su cumpleaños 90, y Raúl, que nos ha llamado a crecernos mientras más dura sea la batalla.
El lema que enarbolaremos, ‘Comprometidos con nuestra historia’, encierra todo el simbolismo con que defenderemos la bandera recibida al pie del monumento al Héroe Nacional José Martí.
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