Este es un espacio de intercambio y reflexión, para demostrar la valía de un pueblo que se enfrenta al Imperio más poderoso del planeta con la seguridad absoluta en la Victoria porque le asiste la razón. Esas son las Razones de Cuba
Guayacánes el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.
domingo, 25 de octubre de 2015
El gobierno “invisible” de Estados Unidos y la Crisis de Octubre (Segunda parte)
Se
intensificaron las acciones encubiertas y subversivas, el gobierno de
Estados Unidos continuó su guerra secreta contra Cuba, pues no aceptaba
el fracaso de la invasión a Girón
La participación del pueblo en las tareas de la defensa fue uno de los capítulos brillantes de los días de la Crisis. Foto:Korda, Alberto
Tras el fracaso de la invasión a Girón, el gobierno
de Estados Unidos continuó su guerra secreta contra Cuba y con ese
propósito se elaboraron nuevos planes agresivos y se intensificaron las
acciones encubiertas y subversivas. En noviembre de 1961, la
administración norteamericana engendró un nuevo proyecto
contrarrevolucionario denominado Operación Mangosta, cuya ejecución se
extendería durante 1962. Este incluyó todas las formas posibles de
agresión: bloqueo económico, aislamiento político-diplomático,
subversión interna, intentos de asesinatos de líderes cubanos
—particularmente el de Fidel Castro—, guerra psicológica y finalmente,
invasión militar. En consecuencia en solo ocho meses realizaron 5 870
actos terroristas, sabotajes y asesinatos dentro de Cuba. EL DESPLIEGUE DE COHETES SOVIÉTICOS EN CUBA
Foto: Korda, Alberto
Este accionar contrarrevolucionario de Estados Unidos presagió, en
ese año, la invasión militar directa al país y sirvió de argumento para
justificar la propuesta de la dirección soviética de desplegar cohetes
de alcance medio e intermedio, pues consideraba que Cuba no tenía la
capacidad para detener y resistir una agresión de la magnitud que se
preparaba.
Esta iniciativa, que tuvo en el máximo dirigente de la Unión
Soviética de aquel entonces, Nikita S. Jruschov, a su principal mentor,
estuvo íntimamente relacionada también a la amenaza que significaba para
la seguridad de la URSS y del campo socialista la disparidad
estratégica existente en ojivas nucleares y sus medios portadores con su
principal adversario, a la instalación de bases militares
estadounidenses a su alrededor, en especial la de los cohetes Júpiter en
Turquía e Italia. Después de un proceso de consulta y discusión en el
seno de la más alta dirigencia política y militar soviéticas se acordó
realizar la propuesta a la dirección cubana.
A finales de mayo de 1962 fue presentada esta iniciativa a la máxima
dirección de la Revolución Cubana, que después de analizarla, tomó la
decisión de aceptarla, pues esa medida sería un importante aporte
internacionalista de Cuba al fortalecimiento de la capacidad defensiva
del campo socialista en su conjunto y, de hecho, contribuiría a la
defensa del país al ser un importante disuasivo.
Al rememorar aquellos hechos, el Comandante en Jefe ha explicado que
él percibió de inmediato en esa propuesta algo que podía mejorar el
poder defensivo de todo el campo socialista o que contribuiría a ello.
Desde ese punto de vista se inclinó a aceptarla, aunque estaba
convencido que para defender a Cuba no eran imprescindibles los cohetes,
porque un pacto militar que expresara claramente que una agresión
armada al país equivaldría a un ataque a la URSS, hubiera podido obtener
los mismos fines. “A nosotros no nos gustaban los cohetes. Si de
nuestra defensa exclusiva se hubiera tratado, nosotros no hubiésemos
aceptado los proyectiles” —expresó Fidel.1 Al responder
afirmativamente a la propuesta soviética, la dirección cubana expresó
la necesidad de elaborar un acuerdo militar y hacerlo público en el
momento más conveniente.
Jruschov era del criterio y creía que el traslado y despliegue de
estos armamentos podía efectuarse de manera secreta y oculta y no
publicar el acuerdo hasta que esto no estuviera concluido. A diferencia
de Fidel y Raúl que, al conocer con más detalle la magnitud de toda la
operación y el tamaño de los cohetes, dudaron de la posibilidad de que
los servicios especiales estadounidenses no los detectaran. Fue por ello
que durante la visita que realizó, en el mes de julio a la URSS, el
Ministro de las FAR, Raúl Castro, para discutir los detalles del acuerdo
militar y la operación, llevó la encomienda directa del Comandante en
Jefe, de preguntarle directamente a Jruschov, qué ocurriría si la
operación era descubierta antes que concluyera y, de esa manera,
alertarlo ante tal situación. La respuesta del líder soviético no fue
muy convincente, pues ante esa posibilidad dijo que no se preocuparan
que si sucedía enviaría a Cuba la Flota del Báltico.
Entre finales de julio y octubre de 1962, se desplegó en Cuba un
fuerte contingente militar soviético compuesto por aproximadamente 42
000 efectivos, de todos los tipos de armas y fuerzas. La llegada de
estos medios a Cuba provocó en Estados Unidos, desde mediados de agosto,
un ascendente escándalo en la prensa y los círculos políticos de ese
país que, según la acertada evaluación de Fidel, pronosticaba la génesis
de una peligrosa crisis.
Ante aquellas circunstancias, el Comandante en Jefe se reunió con la
máxima dirección política y militar cubana para analizar la
conveniencia de salirle al paso a las campañas propagandistas
norteamericanas que comenzaban a desarrollarse, con la publicación
inmediata del acuerdo militar, pues su validez, justeza y legalidad
eran indiscutibles.
Por esa razón, acordó enviar a Moscú al Comandante Ernesto Che
Guevara y al capitán Emilio Aragonés a discutir estos puntos de vista,
de manera directa, con Nikita S. Jruschov. Sin embargo, nuevamente el
líder soviético no tuvo en cuenta la alerta cubana.
Era sumamente difícil que una operación militar como “Anadyr” —nombre
clave de la operación de traslado y despliegue de las tropas y medios
soviéticos a Cuba— no fuera descubierta antes de ser concluida. Sin
embargo, los servicios de inteligencia de Estados Unidos no pudieron
detectar la magnitud de la Agrupación de Tropas Soviéticas. El 22 de
octubre, cuando estalló la crisis, los funcionarios de inteligencia
estadounidenses calculaban entre ocho o diez mil soviéticos en la Isla,
cuando había más de 40 000 dotados con todos sus armamentos y medios de
combate. A pesar de la exploración de todo tipo a que fue sometido el
territorio nacional cubano y sus mares, no obtuvieron evidencias exactas
del despliegue de los cohetes de alcance medio hasta mediado del mes de
octubre, cuando un número de ellos eran operacionales.
Igualmente, desconocían lo referido a las ojivas nucleares que nunca
lograron detectar cómo llegaron al país, dónde se ubicaron y cuántas
eran. ESTALLA LA CRISIS
Desde finales del mes de agosto —ante el aumento de tráfico naval
entre la Unión Soviética y Cuba, las denuncias de elementos
contrarrevolucionarios que emigraban hacia Estados Unidos sobre la
existencia de armamento soviético en la Isla y otras fuentes de
inteligencia— el presidente Kennedy había ordenado el incremento de los
vuelos de reconocimiento fotográfico a gran altura sobre territorio
cubano que fue en aumento en septiembre e inicios de octubre, pero el
mal estado del tiempo impedía obtener evidencia del despliegue de los
cohetes de alcance medio. Sin embargo, el descubrimiento de cohetes
antiaéreos en la provincia de Pinar del Río hizo que los servicios de
inteligencias norteamericanos prestaran especial atención a esta región
del país.
El 14 de octubre, cuando las condiciones meteorológicas mejoraron, se
produjo el vuelo de un avión U-2 que fotografió los sitios de los
cohetes de alcance medio en la región occidental. El día 16 fue
informado Kennedy de ese hallazgo. A lo largo de una semana se reúne la
alta dirección político militar de Estados Unidos para decidir cómo
eliminar esos sitios, si mediante un bloqueo naval, golpes aéreos o la
invasión a Cuba. El 22 de octubre, el presidente norteamericano anuncia
públicamente su decisión de imponer el bloqueo naval a Cuba y exige la
retirada incondicional y bajo inspección de los misiles soviéticos. El
Comandante en Jefe, en la noche del 23 de octubre comparecerá, ante la
radio y televisión cubanas, para explicarle al pueblo la situación
existente y refutar las imputaciones hechas por el mandatario
norteamericano. Fidel dejó claramente sentado que el gobierno cubano no
tenía obligación de rendirle cuenta a Estados Unidos y negó que ese
país tuviera derecho a decidir la clase y el número de armas que Cuba
debía tener. Advirtió categóricamente que se habían tomado “[...] las
medidas pertinentes para resistir y [...] rechazar cualquier agresión
directa”. También se opuso a la pretensión de Kennedy de inspeccionar el
país, porque “[...] jamás renunciaremos a la prerrogativa soberana de
que dentro de nuestras fronteras somos nosotros los que decidimos... y
nadie más”. 2
Las noticias públicas y secretas que llegaban a Cuba desde Moscú, ese
día 23, mostraban la determinación de la dirección soviética de no
permitir la materialización de las acciones norteamericanas y no ceder
ante sus exigencias. “[...] la idea del retroceso nunca pasó por nuestra
mente”3, dijo Fidel años más tarde. A los cubanos nos
quedaba claro que la tarea era prepararse bien para resistir con
firmeza la agresión imperialista y así se hizo. Notas y referencias 1 Fidel Castro Ruz: Transcripciones de la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre, La Habana, enero de 1992. 2 Fidel Castro Ruz: Comparecencia por la radio y la televisión cubana, martes 23 de septiembre de 1962. Noticias de Hoy, miércoles 24 de septiembre de 1962, p. 5. 3 Fidel Castro Ruz: Conferencia Tripartita... Doc. citado.
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