Por Arthur González / El Heraldo Cubano¿Cómo es posible que un desempleado en Cuba pueda viajar tanto por el mundo?, simplemente trabajando para la CIA en campañas de guerra psicológica.
Uno de esos asalariados es Antonio Enrique González-Rodiles, quien el 27 de octubre impartió una conferencia en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, nada menos que referente a los “Presos políticos, métodos de encarcelación versus estrategias para su liberación”, algo que el Gobierno estadounidense desea hacérseles creer a sus estudiantes universitarios.
Sin embargo, cuando los cinco anti terroristas cubanos estuvieron 17 años en cárceles norteamericanas, confinados durante meses en celdas solitarias y dos de ellos sin poder recibir la visita de sus esposas, no se impartieron conferencias sobre la verdad de sus causas manipuladas por un tribunal de Miami y menos aun cuando se trata del preso portorriqueño desde hace 34, Oscar López Rivera.
https://heraldocubano.wordpress.com/2015/09/30/los-bien-pagados/
Para Rodiles el Departamento de Estado aprueba con inmediatez su visa de entrada, algo muy diferente a lo que tienen que esperar académicos cubanos cuando solicitan viajar a intercambios académicos, e incluso a los eventos de LASA, y no son pocos los intelectuales de la Isla, de renombre internacional, que se les niega su entrada en Estados Unidos.
De dónde sale el financiamiento para que González-Rodiles, la inculta y grosera Berta Soler, jefa de las “Damas” de Blanco, Guillermo Fariñas, am
igo
del terrorista y asesino connotado Luis Posada Carriles, autor de la
voladura de un avión civil cubano donde murieron 73 inocentes, o Jorge
Luis “Antúnez” García, íntimo del asesino del Che Guevara, viajen y
disfruten de lujosos hoteles y boletos de avión, solo para difamar en
contra de Cuba.Del bolsillo de los contribuyentes estadounidenses que con sus impuestos abastecen a esa sarta de mentirosos al servicio de las agencias de inteligencia yanqui.
La historia es larga y gran parte de ella consta en los documentos desclasificados de la CIA y del Departamento de Estado.
Pero lo mejor del cuento es que esas historias inventadas sobre Cuba se desboronan cuando cientos de estudiantes de Estados Unidos arriban a la Habana, donde no encuentran por parte alguna la represión que dicen padecer los asalariados de la Casa Blanca, ni ven policías con cascos, escudos, gases lacrimógenos, armas largas, y palos para agredir a los que piensan diferente al socialismo.
Ese es uno de los motivos por el cual Barack Obama no hace uso de sus prerrogativas presidenciales y levanta la prohibición de los viajes a Cuba de todos los ciudadanos de su país, pues primeramente dejarían miles de dólares para la economía, algo que la Casa Blanca no quiere, y además comprobarían como han sido engañados durante 56 años por la propia propaganda norteamericana.
Mientas más falsedades les digan a los estudiantes los salariados de Washington, más pronto quedarán como embusteros sin respaldo alguno.
Por esa razón sus días están contados, pero mientras eso llegue van disfrutando de la buena vida que les brinda el oficio de ser voceros de Estados Unidos al servicio de políticas añejas y fracasadas.
Quizás adelantándose al tiempo José Martí expreso:
“…ver para juzgar después”.
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