Este es un espacio de intercambio y reflexión, para demostrar la valía de un pueblo que se enfrenta al Imperio más poderoso del planeta con la seguridad absoluta en la Victoria porque le asiste la razón. Esas son las Razones de Cuba
Guayacánes el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.
sábado, 24 de octubre de 2015
Rehabilitar los sueños
Historias de Montaña
A
casi un año de un grave accidente que lo llevó a una compleja cirugía,
Yoan Alexi Torres se recupera satisfactoriamente, gracias a la atención
recibida tanto en el hospital provincial de Granma Carlos Manuel de
Céspedes, como en la sala de rehabilitación del municipio de Pilón
Yoan Alexi, junto a su rehabilitador Juan Luis Quesada, mientras realiza una actividad de coordinación. Foto:Yudy Castro Morales
GRANMA.—La noticia del accidente y de la compleja
cirugía recorrió el país hace casi un año. Resultaba increíble entonces
que Yoan Alexi Torres, el joven de 15 años del municipio granmense de
Pilón, lograra recuperarse y retomar el curso habitual de la vida que
por algunos instantes pareció perder.
Un arpón, de 60 centímetros de largo y uno de diámetro, le había
atravesado la cabeza de lado a lado. A ello se sumó un trauma por
inmersión pues el accidente ocurrió en el mar, y el muchacho fue
rescatado a casi dos metros de profundidad. A estas alturas ya Yoan
ha recuperado prácticamente las funciones neurológicas que el impacto
del arma le dañó. Y logró graduarse como técnico en
elaboración de alimentos, un oficio que pretende continuar.
Ganar en destreza constituye, quizá, el punto de mira actual de la
rehabilitación. Por fortuna, ya el sobresalto no acecha a cada minuto,
si bien parecen pocos todos los cuidados, a veces en demasía.
Yoan minutos antes de la cirugía, con el arpón impactado en la cabeza. Foto: Carlos Manuel de Céspedes, Cortesía del Hospital
DE VUELTA A LA VIDA
La operación duró tres horas y 45 minutos. Tres horas y 45 de
tensión, reitera, casi un año después, el doctor Maikel García Chávez,
especialista en Medicina General Integral y Neurocirugía, quien fuera
el cirujano principal del caso.
“El Sistema Integrado de Urgencias Médicas de Pilón le había
brindado todas las medidas de soporte vital y alrededor de las cuatro
de la tarde, del 14 de noviembre del 2014, recibimos a Yoan en el
hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo”, rememora
Maikel, quien con sus 34 años comanda el Servicio de Neurocirugía de
esta institución de salud.
Cuenta que el paciente llegó en estado de coma profundo a causa del
traumatismo craneoencefálico perforante sufrido. Entonces la cirugía,
siempre compleja, lo fue más por la longitud del arpón, dotado de una
espoleta de diez centímetros que quedó impactada dentro del tejido
nervioso.
Según Maikel, “el arpón atravesó los dos hemisferios cerebrales, el
derecho y el izquierdo, en un plano bastante profundo, cerca de
estructuras neurovitales de gran importancia”.
Habla y le parece revivirlo: lo primero fue extraer el objeto del
interior de la cavidad craneana sin ocasionar nuevas lesiones vasculares
y nerviosas; luego correspondió el tratamiento de todas las lesiones
asociadas, y por último: lograr una continuidad anatómica y funcional de
las membranas envolventes del cerebro para evitar otras afectaciones.
“Los integrantes del equipo que intervenimos en la cirugía le pusimos
mucho empeño y aplicamos todos los principios científicos posibles; no
obstante, hubo un toque de improvisación porque para estas operaciones
no existe un diseño establecido. Se trata de encontrar la lesión y
resolverla”, agrega.
Recuerda que el muchacho salió para terapia intensiva bastante
estable y eso los hizo pensar que iba a recuperarse, máxime cuando a las
24 horas comenzó a tener movimientos activos de las extremidades, con
reflejos de tallo cerebral. Del tercer al quinto día tuvo apertura
ocular espontánea y al octavo empezó a tener comunicación gestual.
Con orgullo sano refiere que la herida cicatrizó sin problemas,
resultado del trabajo de muchas manos. “A partir de ahí fue recuperando
de a poco sus funciones neurológicas y luego sobrevino la otra parte
del proceso: la rehabilitación, tan importante como la propia cirugía”.
A los seis meses le hicimos una evaluación y la respuesta fue
bastante buena, recapitula, principalmente en la recuperación del
movimiento, la función visual, así como las capacidades de articulación y
lenguaje.
“Hoy Yoan es parte de nuestra familia”, insiste Maikel. Y la frase
también quiere suscribirla el especialista en Neurocirugía Osmán
Ramírez, quien fue el primer ayudante en la operación. “Conocer
sobre sus avances, y que lleva una vida bastante cercana a lo normal es
un premio al esfuerzo y a la tensión de aquellas tres horas y 45
minutos. Es algo que nos viene a confirmar que en esta especialidad,
como en otras tal vez, ninguna enfermedad es tan simple como para
restarle importancia ni tan compleja como para perder la esperanza”,
concluyen.
RECUPERANDO EL ALMA
Yoan llegó en silla de ruedas a la sala de rehabilitación de Pilón.
Era enero del 2015 cuando el doctor Juan Luis Quesada Castillo,
especialista de primer grado en Medicina Física y Rehabilitación,
comenzó a atenderlo. Entonces no fueron suficientemente optimistas
los augurios ante su hemiplejia (parálisis) del lado izquierdo.
Luego de ser evaluado por un equipo multidisciplinario que labora en
la sala, integrado por defectólogos, logopedas, rehabilitadores,
psicólogos… los especialistas convinieron en partir de cero, pues Yoan
apenas respondía a un 25 % de los objetivos de la rehabilitación.
Nos trazamos objetivos bien precisos, explica Juan Luis, encaminados
a desarrollar la comunicación, realizar actividades de la vida diaria,
aumentar la fuerza muscular, mejorar la coordinación y prepararlo para
la vida futura.
“La adecuación psicológica fue fundamental, subraya. Fuimos poco a
poco fortaleciendo el hemicuerpo afectado y a los tres meses logramos
que se parara y caminara, unido a la independencia que fue adquiriendo
en las actividades escolares y de la vida diaria.
“Ya a los seis meses este jovencito andaba sin apoyo. Por su edad,
nuestro interés no es solo una marcha funcional, sino estética y eso
también lo vamos logrando”.
A juicio del doctor Juan Luis, Yoan se encuentra ahora en la fase
final de su rehabilitación, pues se ha cumplido la mayoría de los
propósitos iniciales: ha mejorado sobremanera su caligrafía, realiza
acciones didácticas de coordinación, corre y hasta monta bicicleta.
Quizá por ello los cirujanos hayan valorado, en su justa medida, el
impacto de la rehabilitación y no dudan en calificar la evolución de
Yoan de
“ampliamente satisfactoria”, e incluso aseguran que les ha dado muchas sorpresas.
“Por las características funcionales y anatómicas de la lesión este
joven podía haber quedado con secuelas motoras más amplias. Sin embargo,
en estos momentos solo le falta adquirir algunas destrezas en el
movimiento, fundamentalmente”, sentencian. Habilidades que, al menos
para los padres de
Yoan, parecen nimias, teniendo en cuenta las fatales consecuencias que podrían haberse derivado de aquel accidente. “Agradecimiento…
agradecimiento infinito a quienes lo operaron y a todos los que han
participado en su recuperación”, dice nerviosa Anabel, la madre del
muchacho, desde una esquina de la casa.
Y también Yoan se muestra agradecido, sonriente. Conversa sobre sus
cirujanos, a quienes considera como padres, y sobre la rehabilitación
que según cuenta, “marcha bien”.
Cuando a su historia todavía le colgaban demasiadas incertidumbres,
ya este joven granmense fue noticia. Y también lo fueron sus médicos.
Casi un año después vuelven a serlo, pero desde una perspectiva
diferente: la de las manos que convirtieron en certeza aquella
esperanza primera.
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