Comienzo por ponderar las luces del estadio Latinoamericano, hacía tiempo no teníamos una iluminación de esa calidad. Y seguimos con Ciego de Ávila, Industriales y Granma, la manera en que esos elencos le han entrado a la Serie, ya no solo la apuntalan como favoritos, sino que con su desempeño están haciendo que la afición regrese al estadio, pese a la juventud de la campaña.
Siete equipos juegan para más de 500 de average y entre ellos ya está Matanzas, un inquilino habitual de la sala del cuarteto vanguardista en las últimas cuatro series.
Mientras eso ocurre, la Dirección Nacional de Béisbol (DNB) ha analizado más de 70 propuestas de calendario para la siguiente temporada. Digo calendario, porque las variaciones no deben ceñirse al vocablo estructura, pues al béisbol y a sus certámenes hay que verlos como un sistema, en el cual habiten diferentes competiciones. Por supuesto, la más mediática, la de la categoría élite copa la atención. Sin embargo, si en los niveles inferiores no se juega sería imposible aspirar a la calidad en el escalón superior.
¿Por qué formato nuevo? La campaña nacional está urgida de mayor nivel, más rivalidad y en consecuencia de un mejor espectáculo. Pero el propósito enfrenta un poderoso inconveniente: en este minuto nadie sabe cuál será el futuro de los procesos de contrataciones de los peloteros cubanos en ligas foráneas, ni cuántas de ellas, además de la independiente de Canadá y la japonesa, acogerían a los hombres de la Mayor de las Antillas.
Esa causa dejó a tres variantes de modelos competitivos para la próxima contienda en calidad de finalistas, por decirlo de alguna manera. El primero: provinciales de abril a junio (30 desafíos); la Sub-23, de junio a agosto (36 choques); Serie Nacional, de octubre a diciembre con 16 escuadras y el mismo esquema de 45 partidos en una vuelta de todos contra todos y ocho clasificados a la segunda fase con semifinales y finales en enero, y el campeón acudiría a la Serie del Caribe. Torneo élite en abril y mayo, con seis planteles a dos vueltas todos contra todos (40 duelos en subseries de cuatro) y final en junio.
El segundo: provinciales de abril a junio (30 juegos); Serie Nacional de 16 conjuntos, integrados por 15 jugadores Sub-23 y 17 por encima de esa edad y un round robin, con subseries de cuatro porfías, para 60 desafíos; esa etapa clasificatoria sería de junio a agosto, con semifinal y final en ese mismo mes y parte de septiembre. Una segunda lid, de élite, de octubre a diciembre a dos vueltas todos contra todos, 40 choques y entre diciembre y enero semifinal y final. El campeón iría a la Serie del Caribe.
El tercero: provinciales de abril a junio (30 encuentros); Sub-23, en junio y julio (36 cotejos con 16 equipos) y Serie Nacional de 16 plantillas, del 14 de agosto al 14 de octubre para su primera vuelta, igual a la que tiene lugar hoy, pero en lugar de clasificar ocho solo lo harían seis, que también se reforzarían y entrarían del 29 de octubre al 28 de diciembre en una segunda etapa de tres vueltas todos contra todos en subseries de tres encuentros, que sumarían 45 desafíos. Antes habría juegos de las estrellas (22 y 23 de octubre). Concluiría con semifinal y final en enero y el campeón iría a la Serie del Caribe.
Quienes siguen a Tirándole, saben que somos partidarios de la segunda variante, pues con un solo certamen de 16 podrían ahorrarse recursos en pos de destinarlos a dos lides de mayor envergadura. Mas, no dejamos de reconocer el hándicap que representa el actual estado de indefiniciones en cuanto a la inserción de los beisbolistas en torneos extrafronteras.
La tercera proposición, que la DNB comenzará a analizar con las provincias para su implementación, logra en un espacio de tiempo similar al de ahora que asistamos a la Serie del Caribe con un equipo recién titulado y en caso de Clásico Mundial aportaría a la preparación, pues terminaría muy pegado al inicio de este. La exigencia se incrementaría aún más, porque si en 45 juegos para ocho clasificados ya era alta, buscando seis es trepidante: equipo que arranque mal no se recupera y eso demanda calidad y entrega total desde el mismo primer desafío. A ella se adicionaría que los clasificados estrenen nuevos uniformes. Ejemplos: si Industriales entra en el sexteto, en sus franelas se leería Leones, si se incluye Villa Clara, pues Azucareros… también la DNB buscaría incentivos de mayor remuneración para ese segmento.
Un sexteto con buena selección de refuerzos, enfrentando nueve veces a cada adversario, presupone mayor concentración del talento. Al ser una modificación dentro de una misma competencia posibilitaría, para cuando se alcance las definiciones mencionadas, incluir otra lid a la temporada, como reza la segunda propuesta. En mi opinión se avanza, no todo lo que necesitamos, pero sí rumbo a una elevación del nivel del sistema competitivo de la pelota cubana.
Nota: El segundo juego LTU-MAY fue suspendido a causa de la lluvia y se jugará este jueves, como parte de un doble programa desde las 10:00 a.m., en el estadio Nelson Fernández. Al cierre se enfrentaban IND-SCU, en un juego demorado a causa de fallas en el alumbrado del estadio Guillermón Moncada.
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