BAYAMO, Granma.—Notorio improvisador y uno de los compositores más prolíferos de la Isla, Cándido Fabré cuenta, en más de tres décadas y media de carrera, con una cifra superior a los 2 000 temas creados, los cuales han recorrido el mundo no solo por medio de su voz, sino versionados por grandes como Oscar de León, José Alberto “El Canario”, Juan Formell, y Adalberto Álvarez.
Sin embargo, lo que verdaderamente hace especial a Fabré es la capacidad que tiene de adueñarse de las veladas, sobre todo, en fiestas populares. Como pocos, comienza a tocar a la medianoche y saluda el amanecer.
—¿Cómo logra, con más de cinco décadas, mantenerse tantas horas en el escenario y atrapar la atención del público?
—Lo principal es que amo lo que hago, y eso se lo transmito al público. A pesar del indiscutible desgaste físico derivado del almanaque, me entrego en cada presentación, como si fuera la primera vez. También esa resistencia en el escenario ha sido propicia por la vida saludable que llevo, porque me gusta hacer ejercicios, y no bebo, ni fumo, en fin, mi único vicio es la música.
“En cuanto a lo de captar la atención del público se debe, en gran medida, a la interrelación que logro con la gente, sobre todo por la improvisación”.
—¿Qué surge primero, el Fabré cantante o el improvisador?
—¿Qué surge primero, el Fabré cantante o el improvisador?
—Soy un creador que improvisa, no un improvisador que crea. Nací con el alma musical. A los siete años comencé a hacer mis primeras canciones y al cabo de 56 veranos, ese arte constituye el centro de mi universo.
—Fue en La Original de Manzanillo donde se dio a conocer nacional e internacionalmente.¿Cómo recuerda esa etapa?
—Fue una época inolvidable. A La Original de Manzanillo le debo los primeros grandes triunfos de mi carrera artística. Cuando me sumé a la agrupación, esta ya acumulaba 20 años de éxitos, y era querida por la gracia de su sonoridad y de sus contagiosos estribillos. Entre las grandes cosas que le agradezco, no solo está haberme servido de plataforma para lanzar mi carrera artística. También con esa agrupación grabé siete discos, y aunque ya era un colectivo con figuras establecidas, pude impregnarle mi estilo.
—¿Por qué dejar una orquesta ya consolidada para apostar por un nuevo proyecto?
—En la vida hay que correr riesgos para triunfar. La banda debutó el 19 de octubre de 1993 en Bayamo, y desde entonces ha marcado un giro importante en mi carrera musical, que va acumulando éxitos y seguidores a diario.
—¿Se siente entonces un artista realizado?
—Sí. Faltan cosas aún por conseguir, pero gracias a Dios el mundo conoce a Fabré, sobre todo los amantes del son, la salsa, y de la música cubana en general, aunque mis frutos no sean tan promocionados en la radio o la televisión nacional, posibilidad que sí tienen otros artistas. Tampoco soy de los que entrevistan con frecuencia en medios informativos nacionales, pero igual tengo lo más importante que es el reconocimiento del público. Lo mejor es que para triunfar no necesité una cara bonita o un cuerpo atlético, características que hoy en día abren muchas puertas.
—¿Cuál considera su mayor logro?
—Tener visión al escoger los temas de mis canciones, ser certero, dar en el gusto popular. Ello me ha permitido seguir siendo arrollador de multitudes tras 36 años de vida artística, y hacerlo sin renunciar a mi identidad, desde este rincón del oriente cubano, ubicado a más de 700 kilómetros de la capital del país.
—¿Cómo se siente, santiaguero o granmense?
—Aunque llevo 32 años viviendo en Granma, nací el 20 de septiembre de 1959 en el municipio santiaguero de San Luis y a mucha honra. Soy santiaguero de nacimiento y granmense de corazón.
—¿Dónde el público podrá disfrutar con Fabré en los próximos días?
—El 4 de octubre próximo estaremos ofreciendo un concierto en el teatro Mella, de La Habana.
—¿Seguirá Fabré cumpliendo con esas máxima de: “A la hora que me llamen voy” que predica en uno de sus grandes éxitos?
—Seguro. A la hora que el pueblo quiera estaré en el escenario, así que seguiré adueñándome de las noches de muchos cubanos. Todavía hay Fabré pa´rato.
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