Pegados a la ubre de dólares del contribuyente de Estados Unidos —vividores, podría decirse sin retórica—, andan por ahí algunos habitantes de Jatibonico, Sancti Spíritus, poblado a más de 400 kilómetros al oeste de la capital de Cuba.
La cabeza del grupo es Osmany Borroto Rodríguez, quien dirige el folleto “periodístico”, titulado El Espirituano, una de las publicaciones en la isla caribeña del autodenominado Instituto Cubano para la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), creado y financiado por la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), con sede en Washington DC, encargada de la parte legal de las operaciones ilegales de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, como lo sostiene más de un analista internacional.
No hacen faltan dotes detectivescas para “descubrir” que la cifra de billeticos verdes que recibe Borroto Rodríguez le alcanza para darse una vida holgada, donde la cerveza fría y la pachanga (fiestón) son platos prácticamente de cada día. Si la duda lo embargara, le sugiero revisar la URL youtu.be/zV6iSKkUnM8, un material audiovisual donde no faltan algunos eróticos caderazos al compás de la música, habituales en las cumbanchas protagonizadas por los denominados periodistas independientes de Jatibonico.
Incluso, entre esos ciudadanos se encuentra Beatriz Borroto Toledo, hermana de Osmany, designada por Normando Hernández —fundador y director general del ICLEP, radicado en Hialeah, Florida— para incorporarse a cursos de Periodismo promovidos por el susodicho instituto y financiados por la NED.
Evidentemente, Osmany Borroto se ha convertido en otro clásico parásito del contribuyente norteamericano y, por ende, en uno de los “profesionales” asalariados en el negocio de fomentar la subversión del orden interno en la Mayor de las Antillas.
Fuentes que prefirieren mantenerse en el anonimato aseguran que el representante del ICLEP en el municipio de Jatibonico y familiares llevan las riendas del control y el manejo de los recursos, incluidos los financieros, enviados desde Estados Unidos por Normando Hernández. Estafa de “salarios”, robo de teléfonos móviles y apropiación de otros medios engruesan el currículum de Borroto Rodríguez.
Conocedor de casos similares al de este “luchador por la libertad”, un comentarista —quizás más anticubano que el mismísimo terrorista Luis Posada Carriles— publicó recientemente en El Nuevo Herald el artículo “Disidencia y dólares” (http://www.elnuevoherald.com/…/alejand…/article30430086.html), en el que plantea en el mismo inicio:
“Washington debe interrumpir la entrega de fondos para la disidencia cubana. No como parte de un plan de mejor relaciones con La Habana ni mucho menos para congraciarse con el gobernante cubano Raúl Castro. Debe hacerlo por un hecho simple: está botando el dinero”.
A sabiendas de cómo muchos viven pegados a la ubre de la vaca, el columnista sugiere no “convertir la tarea opositora en un empleo”. Más claro, ni el agua.
La cabeza del grupo es Osmany Borroto Rodríguez, quien dirige el folleto “periodístico”, titulado El Espirituano, una de las publicaciones en la isla caribeña del autodenominado Instituto Cubano para la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), creado y financiado por la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), con sede en Washington DC, encargada de la parte legal de las operaciones ilegales de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, como lo sostiene más de un analista internacional.
No hacen faltan dotes detectivescas para “descubrir” que la cifra de billeticos verdes que recibe Borroto Rodríguez le alcanza para darse una vida holgada, donde la cerveza fría y la pachanga (fiestón) son platos prácticamente de cada día. Si la duda lo embargara, le sugiero revisar la URL youtu.be/zV6iSKkUnM8, un material audiovisual donde no faltan algunos eróticos caderazos al compás de la música, habituales en las cumbanchas protagonizadas por los denominados periodistas independientes de Jatibonico.
Incluso, entre esos ciudadanos se encuentra Beatriz Borroto Toledo, hermana de Osmany, designada por Normando Hernández —fundador y director general del ICLEP, radicado en Hialeah, Florida— para incorporarse a cursos de Periodismo promovidos por el susodicho instituto y financiados por la NED.
Evidentemente, Osmany Borroto se ha convertido en otro clásico parásito del contribuyente norteamericano y, por ende, en uno de los “profesionales” asalariados en el negocio de fomentar la subversión del orden interno en la Mayor de las Antillas.
Fuentes que prefirieren mantenerse en el anonimato aseguran que el representante del ICLEP en el municipio de Jatibonico y familiares llevan las riendas del control y el manejo de los recursos, incluidos los financieros, enviados desde Estados Unidos por Normando Hernández. Estafa de “salarios”, robo de teléfonos móviles y apropiación de otros medios engruesan el currículum de Borroto Rodríguez.
Conocedor de casos similares al de este “luchador por la libertad”, un comentarista —quizás más anticubano que el mismísimo terrorista Luis Posada Carriles— publicó recientemente en El Nuevo Herald el artículo “Disidencia y dólares” (http://www.elnuevoherald.com/…/alejand…/article30430086.html), en el que plantea en el mismo inicio:
“Washington debe interrumpir la entrega de fondos para la disidencia cubana. No como parte de un plan de mejor relaciones con La Habana ni mucho menos para congraciarse con el gobernante cubano Raúl Castro. Debe hacerlo por un hecho simple: está botando el dinero”.
A sabiendas de cómo muchos viven pegados a la ubre de la vaca, el columnista sugiere no “convertir la tarea opositora en un empleo”. Más claro, ni el agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario