Para el antiterrorista y Héroe de la República de Cuba, los 16 años que pasara encarcelado junto a sus cuatro hermanos de lucha, transcurrieron como un período donde la voluntad de vencer y el instinto básico de sobrevivir —a pesar de los odios y prejuicios— lo hicieron tan cercano a su Patria como las olas que besan nuestras playas.Hoy, en Remedios, Ramón se confesó feliz, tanto como cualquiera de los cientos de niños y jóvenes que fueron al Teatro Villena a aplaudir al gigante, al chino gordito que juega básket y cojea de una pierna, al hombre que reveló, sin aires de mártir, que pudo dormir tranquilo cada noche de su encierro, porque tenía fe en que su causa era la de los «buenos».
«Fueron 17 meses en el hueco, demasiado tiempo sin ver la luz del Sol, y uno se cuestiona cosas que no creí posibles antes. Preguntas como ¿qué hago preso?, ¿por qué me sucedió esto?, fueron frecuentes en aquellos días, y cuando el 11 de septiembre del 2001 escuchamos la noticia del ataque a las Torres Gemelas, lo único en que podía pensar era que pudo ser en cualquier ciudad cubana, pero con nuestro trabajo encubierto evitamos quién sabe cuántos crímenes. Les doy mi palabra de hombre: cuando las esperanzas eran remotas y nos visualizamos recluidos hasta el final, no me autocompadecí, pues estábamos listos para morir por Cuba».
Al finalizar el encuentro, las máximas autoridades en la Octava Villa le entregaron a Labañino la Distinción Aniversario 500 de la ciudad, lo cual agradeció emotivamente. Minutos más tarde, entre abrazos de ancianos y de gente que no podía ocultar su sorpresa al verlo recorrer el casco histórico de la Octava Villa, visitó algunas de las edificaciones recién rescatadas y que hoy ofrecen servicios exclusivos para el turismo y la población en general. Con su eterna amada del brazo, Elizabeth Palmeiro, Ramón visitó la UEB 12 Tabaquería «El Vaquerito», la carnicería La Popular, el Sport Bar El Golazo, la Tienda especializada en café, tabaco y ron Los Tres Reyes, el Restaurant Las Arcadas, la Taberna los Siete Juanes y la Iglesia Parroquial Mayor, símbolo de la urbe.
Julio Ramiro Lima Corzo, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Villa Clara entregó a Ramón Labañino y a Elizabeth Palmeiro un recuerdo de su visita al Conjunto Escultórico Memorial Ernesto Che Guevara .
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