Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

lunes, 12 de octubre de 2015

Disminuir los riesgos es posible

Según estimados de la Organización Mun­dial de la Salud, uno de cada diez adultos en el mundo está afectado en algún grado por la Enfermedad renal crónica (ERC), que por su in­cremento significativo cada año es considerado por los expertos como un padecimiento epidémico.
Asimismo, el número de personas que padecen enfermedades crónicas no transmisibles co­mo el cáncer, la hipertensión y la diabetes —siendo estas dos últimas las principales causas de la Insuficiencia Renal Crónica (IRC)— ha crecido notablemente en los últimos años, como consecuencia, entre otros fac­tores, de los malos hábitos de alimentación, las adicciones y el sedentarismo.
Cuba, con un elevado índice de envejecimiento de su po­bla­ción, no escapa a este con­texto sanitario, siendo justamente las en­fermedades crónicas no transmisibles quie­nes ocupan las primeras causas de muerte, de acuerdo con el Anuario Esta­dístico de Salud del 2014.
Recientemente, el asesor regional en En­ve­jecimiento y Salud de la Organización Pana­mericana/Mundial de la Salud (OPS/OMS), doctor Enrique Vega, señalaba que “la sobrevida de la población aumentó, incluso en casos con una o varias enfermedades crónicas y factores de riesgo. Esto hace que las repercusiones en órganos como el riñón hayan crecido entre los de mayor edad, dejando en evidencia la necesidad de prestar más atención al tema”.
De ahí la insistencia a los gobiernos y sistemas de salud a consolidarse y destinar recursos que permitan la realización de pruebas de detección de daño renal en pacientes con alto riesgo, y que la población asuma estilos de vida saludables.
Los especialistas advierten que pese al trabajo de prevención que se realiza, aún hay un grupo de pacientes que llegan a necesitar de métodos sustitutivos de la función renal, co­mo son la diálisis peritoneal, las hemodiálisis y los trasplantes. Por ejemplo, más de 3 000 pacientes en nuestro país se someten a tratamiento de hemodiálisis en las 50 unidades de Nefrología existentes en el territorio nacional.
El diagnóstico precoz es la principal herramienta para disminuir la progresión del daño re­nal, y en ese sentido existe un grupo de marcadores que permiten caracterizar a los pacientes de riesgo, como el diagnosticador Umelisa Microal­bú­mina. Este ensayo, para la cuantificación de albúmina humana en muestras de orina, es diseñado y producido por el Centro de Inmu­noen­sa­yo y hoy está disponible en el sistema de salud pú­blica cubano, aunque po­dría aprovecharse mejor.
Sobre este diagnosticador Granma conversó con la doctora Rebeca Sonia González Fer­nán­dez, coordinadora de Pro­gra­mas Nacionales del Centro de Inmunoensayo, quien señaló que “la mi­croal­bu­mi­nuria se define como la tasa de excreción de albúmina (proteína) en orina como consecuencia de las alteraciones producidas en el funcionamiento del riñón y es el primer indicador de daño renal”.
“Los valores de concentración que esta prueba detecta, aunque resultan superiores a los normales, aún se encuentran por debajo de los alcanzados en una proteinuria convencional, por lo que la microalbuminuria es utilizada como un mar­cador en el diagnóstico temprano de la nefropatía diabética incipiente, así como de alteraciones cardiovasculares en pacientes diabéticos tipo I y tipo II, aunque también se han comprobado asociaciones en­tre la presencia de una excreción anormal de albúmina urinaria y la aparición de eventos cardiovasculares, aún sin traducción clínica aparente”.
Es por tanto que la cuantificación de pe­que­ñas cantidades de albúmina en orina (mi­croal­buminuria), señaló la especialista, resulta de gran interés no solo en la detección temprana de la enfermedad renal, lo cual permite la aplicación de medidas terapéuticas antes que el daño sea irreversible; sino también en el seguimiento de la enfermedad luego del tratamiento.
La capacitación de los profesionales de la salud como los médicos de la familia y los médicos del “primer contacto”, atendiendo a que otros especialistas como los angiólogos, cardiólogos, endocrinos o geriatras pueden buscar la presencia de esta enfermedad en el paciente, es fundamental; y al respecto conocer las ventajas de este diagnosticador e incrementar su cobertura es necesario. Tanto los diabéticos, como los hipertensos, al menos una vez al año deberían realizarse este examen.
Realizar actividad física, no fumar, llevar una dieta saludable, comer con poca sal y poca azúcar y chequearse regularmente la presión arterial, pueden prevenir la hipertensión y la diabetes tipo 2, y por tanto disminuir los riesgos de daños renales. En caso de padecer estas dolencias, mantenerlas bajo control es la mejor manera de evitar que la enfermedad renal crónica se desencadene.

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